Asistentes sociales
Leyendo EL PA?S del domingo he comprendido, por fin, por qu¨¦ las escuetas notas informativas, de reclamaci¨®n, etc¨¦tera (porque han sido varias), enviadas por la Asociaci¨®n de Asistentes Sociales de Madrid no han merecido el honor de ser publicadas en ese peri¨®dico con tal celeridad y longitud como la de la se?orita Carmen Cobo.Parece que tenemos que cambiar de estilo; seg¨²n se ve, no tenemos que ser simplemente asistentes sociales. Tendr¨ªamos que ser asistentes sociales, ?especialistas en sociolog¨ªa, sobre todo en estratificaci¨®n social?, como la se?orita Carmen Cobo, de Santander, que con una simple mirada (sin encuestas, ni sondeos) al grupo de personas all¨ª reunido, lo clasific¨® como la flor y nata de las asistentes sociales de Madrid, lo cual revela un profund¨ªsimo conocimiento de las calificaciones personales.
No tenemos su experta pluma de cronista de sociedad: salones, selecto ambiente, terciopelos, etc¨¦tera.
No tenemos su generosidad, que le hace disculpar el aburrimiento que debi¨® padecer mientras discut¨ªamos asuntos tan prosaicos como presupuestos, balance, memoria...
No tenemos su delicadeza ni su exquisito tacto al recordarnos mediante su menci¨®n a la Iglesia (que en la asamblea nadie nombr¨®) el dar las gracias p¨²blicamente a la direcci¨®n del local (que, por cierto, es Colegio Mayor San Pablo, y no Fundaci¨®n Pablo VI), quienes gentilmente nos cedieron el sal¨®n para la celebraci¨®n de la asamblea.
No tenemos ni su objetividad, ni su imparcialidad, ni su falta de prejuicios, y para qu¨¦ seguir..., s¨®lo es de lamentar que su pertinaz silencio y anonimato, que conserv¨® a lo largo de la asamblea, nos privara de sus decisiones sobre su tarea del control de calidad de la misma, que ha reservado exclusivamente a los innumerables lectores de ese diario, contando seguramente que iba a inerecer el honor de ser publicado su escrito con toda rapidez, como efectivamente as¨ª ha sido.
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