Por primera vez visita oficialmente Espa?a un jefe de Gobiemo sueco
El primer ministro sueco y presidente del Partido Liberal, Ola Ullsten, llega hoy a Madrid en visita oficial que culmina una primera fase de acercamiento entre los dos pa¨ªses, iniciada hace un a?o con el viaje a Espa?a de la ministra de Asuntos Exteriores de Suecia. Es la primera visita oficial a nuestro pa¨ªs de un jefe de Gobierno sueco. Und¨¦cimo pa¨ªs del mundo proveedor de Espa?a, el balance comercial es claramente deficitario para nuestro pa¨ªs. Suecia nos vende anualmente por valor de 140.000 millones de pesetas y compra productos espa?oles por menos de 10.000 millones. Nuestro colaborador Gabriel Guevara informa desde Estocolmo sobre el actual momento pol¨ªtico en Suecia, con los socialdem¨®cratas desplazados del poder por primera vez desde hace 44 a?os, ante las elecciones legislativas del pr¨®ximo septiembre.
Los socialdem¨®cratas suecos, con 44 a?os ininterrumpidos en el Gobierno, fueron desplazados en 1976 por una coalici¨®n de centro-derecha (centristas, conservadores y liberales) que parec¨ªa asombrada de su triunfo, pero Olof Palme, el jefe de la socialdemocracia, prometi¨® a su partido que retornar¨ªa al poder, para quedarse, en los comicios de 1979.A cinco meses de esas elecciones generales, el pron¨®stico de Palme parece cada vez m¨¢s vidrioso. En las encuestas mensuales de opini¨®n p¨²blica los socialdem¨®cratas han bajado de un 47% en diciembre ¨²ltimo, aun 42% en marzo de este a?o. El b.loque socialista (que forman junto al peque?o partido comunista) ha pasado en esas consultas de un 51,5% en octubre de 1978, a un actual 47%.
En los casi tres a?os transcurridos desde la victoria de la coalici¨®n, las desventuras de la centro-derecha parec¨ªan trabajar sin pausa a favor del bloque socialista y, en especial, de la socialdemocracia (que nunca dej¨® de ser el partido sueco mayoritario), pero las perspectivas de que Palme sea otra vez primer ministro son m¨¢s bien sombr¨ªas.
La situaci¨®n se debe, en parte, importante a los errores de la direcci¨®n socialdem¨®crata y a contradicciones internas que devoran al partido (desgarrado entre bases obreras que exigen ¨¦l avance socializador y la tendencia a estimular el crecimiento de tina econom¨ªa de mercado que financie la superestructura del Welfare State). Pero los socialdem¨®cratas tambi¨¦n miran con creciente temor hacia Ola Ullsten, un pol¨ªtico de 48 a?os, relativamente oscuro, ministro desde 1976, jefe de su Partido Liberal desde 1978 y primer ministro desde octubre ¨²ltimo.
Pol¨¦mica nuclear
El Partido Liberal sufri¨® en febrero de 1978 el alejamiento de su brillante l¨ªder Per Ahlmark, viceprimer ministro y ministro de Trabajo, quien renunci¨® a todos sus cargos pol¨ªticos y se retir¨® a la vida privada, debido, seg¨²n se dice, a un drama sentimental (aunque otros sostienen que su posterior matrimonio con la famosa actriz Bibi Andersson ha resta?ado esas heridas). La propia coalici¨®n tripartita se disolvi¨® espectacularmente en octubre del mismo a?o, por inconciliables diferencias sobre el programa de construcci¨®n de trece reactores nucleares, dejado.como herencia por Palme.Faelldin dimiti¨® en octubre, y Suecia, por primera vez en este siglo, qued¨® m¨¢s de una semana sin Gobierno. Las arandes estrellas de la pol¨ªtica hab¨ªan ido borr¨¢ndose del paisaje o margin¨¢ndose ante la crisis. AhImark estaba fuera de la liza; Palme observaba distante, en actitud friamente especulativa, y Faelldin estaba en su casa, al borde de un colapso nervioso.
En febrero de 1978 el modesto Ullsten hab¨ªa sido llamado a sustituir a AhImark en la jefatura liberal. En octubre dio nuevamente un paso adelante y anunci¨® que estaba dispuesto a formar Gobierno sin recurrir al apoyo de ning¨²n otro, partido.
Ullsten dispon¨ªa s¨®lo de sus 39 votos parlamentarios, ya que centristas y conservadores votaron en su contra, pero pudo constituir Gobierno gracias a las 215 abstenciones dispuestas por Palme, los comunistas y algunos otros. La idea era que el inexperimentado Ullsten asumiera responsabilidad por el per¨ªodo a transcurrir hasta las elecciones de septiembre de 1979, con una econom¨ªa en crisis y un Gobierno desarticulado. Nadie, y menos la socialdemocracia, quer¨ªa desgastarse en esos pocos meses de un a?o electoral.
Este mes algunos hechos inesperados han destruido esa hip¨®tesis algo oportunista. El Partido Liberal, que en octubre pasado era el menor del bloque burgu¨¦s con respaldo p¨²blico (14 % en las encuestas contra, 17% del centro y 16% del conservador) ha pasado a ser mayoritario en ese aspecto: 18,5%, contra 17 y 15% del conservador. Y aunque estos dos mismos grupos no coordinan a¨²n acciones parlamentarias con Ullsten, el bloque burgu¨¦s dispone ahora de un 52% de apoyo en la opini¨®n, ante s¨®lo el 47% del bloque socialista.
?Ser¨¢ Ulisten el reconstructor de una coalici¨®n burguesa que podr¨ªa ganar, contra todos los pron¨®sticos de hace seis meses, otra elecci¨®n a los socialdem¨®cratas?
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