Taranc¨®n: "La ley debe ser obligatoria para todos"
Una serie de cuestiones en torno a la libertad en la sociedad civil plantea el cardenal-arzobispo de Madrid-Alcal¨¢, Enrique y Taranc¨®n, en su carta cristiana correspondiente a esta semana. titulada: ??Existe aut¨¦ntica libertad?? ?La consigna de todas las fuerzas pol¨ªticas es conseguir una sociedad aut¨¦nticamente libre?, afirma el cardenal de Madrid, si bien ?todos admiten?, a?ade, ?a pesar de esa consigna que algunos presentan con car¨¢cter absoluto, que la vida social ha de limitar ineludiblemente las libertades individuales.? La carta se refiere especialmente a la libertad en la sociedad civil y pregunta: ?Qui¨¦n habr¨¢ de se?alar esos cauces de los que no puede salirse la libertad individual sin merecer un castigo proporcionado a su falta? ?Es la ley?, responde el cardenal Taranc¨®n, ?ciertamente, la que jur¨ªdicamente debe trazar esos cauces. Pero la ley debe ser obligatoria para todos, sin excepciones ni privilegios. La ley debe ser defendida por una autoridad independiente que no la aplique con criterios partidistas ni coaccionada por influencias de nadie.? M¨¢s adelante, el cardenal a?ade que ?en un r¨¦gimen democr¨¢tico es el pueblo. te¨®ricamente, el que debe inspirar las leyes; sus representantes leg¨ªtimos los que deben formularlas; la autoridad p¨²blica la que debe hacerlas cumplir; la autoridad judicial la que juzga su cumplimiento garantizando el derecho de todos?. El cardenal Taranc¨®n afirma que, ?te¨®ricamente, el planteamiento es perfecto?, pero pregunta si se cumple normalment¨² ese ideal. Seguidamente, se refiere a algunos hechos que ?hacen pensar? sobre la realizaci¨®n de ese ideal.
?Algunos confunden democracia o libertad con hacer lo que les da la gana?, dice. ?Otros, cuando tienen la mayor¨ªa, se creen sencillamente los amos. No faltan quienes instrumentalizan a la masa o a grupos determinados de personas para que hagan dif¨ªcil la convivencia social.? Es frecuente tambi¨¦n que ?cuando un grupo toma una decisi¨®n, quiera imponerla, aunque sea a la fuerza. Y no digamos nada?, a?ade la carta, ?de quienes se erigen en definidores de lo justo y de lo verdadero y recurren a la violencia, incluso al asesinato. para hacer justicia, seg¨²n dicen ellos?.
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