Un pa¨ªs socialista en v¨ªas de desarrollo
Las calles de Bucarest recuerdan a¨²n el terremoto de 1977. Las obras de restauraci¨®n y conservaci¨®n de edificios se encargan de mantener viva la memoria de los rumanos de lo que en principio ?nos pareci¨® un ataque at¨®mico?, lo que explica bastante bien los dos principios fundamentales de la vida pol¨ªtica y social de Rumania y en gran medida su contradicci¨®n: la pol¨ªtica exterior independiente, a favor del desarme, y la absoluta y lenta planificaci¨®n del Estado, omnipresente en todas las actividades sociales. visit¨® esa ?isla latina en el mar eslavo?, t¨¦rmino occidental apetecido por los mismos rumanos, que intentan salir de un subdesarrollo hist¨®rico, pero manteniendo r¨ªgidas estructuras internas.
?Confiaba Stalin que poco m¨¢s de ochocientos comunistas pudieran hacerse con el aparato del Estado rumano al finalizar la segunda guerra mundial? ?Esperaba que sus fieles del futuro PCR terminar¨ªan por enfrentarse a Mosc¨² contra la pol¨ªtica de bloques? Con toda seguridad apost¨® por lo primero; sus carros de combate y sus soldados estaban all¨ª para asegurarlo. En relaci¨®n con lo segundo, s¨®lo podr¨ªa sospecharlo en base a los sentimientos nacionalistas de Gheorghe Gheorghiu-Dej, entonces hombre fuerte de los comunistas rumanos.La idea de que Rumania fuera a partir de 1946 la decimosexta rep¨²blica de la URSS estaba fundamentada en la clara toma de postura prosovi¨¦tica rumana en relaci¨®n con la expulsi¨®n de Tito del movimiento comunista kominformista.
El camino de los dirigentes nacionalistas rumanos hasta la solemne proclamaci¨®n de ?la v¨ªa propia e independiente?, del 27 de marzo de 1964, estar¨¢ jalonada de contradicciones. Siempre un amago de alejamiento de Mosc¨² iba acompa?ado de un endurecimiento del r¨¦gimen y sucesivas depuraciones. Primero, el ala moscovita del partido, encabezada por Ana Pauker; luego, los kruschevistas Constantinescu y Chishinevski.
Pero todos estos avatares s¨®lo sirvieron para consolidar en el poder a Gheorghiu-Dej, que se llev¨® consigo al Bur¨® Pol¨ªtico a dos eficientes colaboradores, con criterios algo distintos: Nicolae Ceaucescu e Ion Maurer, un hombre del aparato del partido y un t¨¦cnico comunista con ciertos criterios liberales.
La muerte repentina de Gheorghiu-Dej, en 1965, llev¨® a la jefatura del partido, con 47 a?os, a Ceaucescu, su hombre de confianza como activista. Fiel a la pol¨ªtica de alejamiento progresivo de la URSS, la invasi¨®n de Checoslovaquia le ofreci¨® la gran ocasi¨®n de hacer un llamamiento a la ?unidad nacional?, si bien siguiendo los criterios del viejo experto en no alineaci¨®n, Josip Broz Tito.
Hasta hoy, la preeminencia del aparachitki por encima del t¨¦cnico a la cabeza de los asuntos del Estado y Gobierno, han colocado a Rumania en una posici¨®n de desventaja econ¨®mica respecto a otros pa¨ªses de la Europa oriental.
La planificaci¨®n, madre de todas las cosas
?El partido lo dirige todo, y naturalmente, la ense?anza?, afirma el decano de la facultad de Derecho de Bucarest, mientras explica las ventajas de la planificaci¨®n estatal, a pesar de los numerus clausus y la selectividad. ?En Rumania no puede haber paro?, los obreros y los intelectuales tienen el problema del trabajo resuelto.
Los logros de la sociedad rumana, que al finalizar la guerra se encontraba en un estado de miseria, con un analfabetismo del 40 % y hoy se encuentra sin paro, con educaci¨®n y medicina gratuitas, se enfrenta, sin embargo, con la pesada losa de una presencia activa y absoluta del Estado en la sociedad. El cient¨ªfico es obligado a estudiar el marxismo como dogma en las facultades, y la representaci¨®n del partido en los consejos de asalariados de las empresas no corresponde con el n¨²mero de miembros (oficialmente el 10% de la poblaci¨®n es del PCR, de los veintid¨®s millones de habitantes del pa¨ªs).
La factor¨ªa textil Confex, a las afueras de la capital, con un total de 17.000 empleados, es un ejemplo del control del partido sobre las actividades obreras, que tan s¨®lo se compensa con los derechos de las mujeres trabajadoras, que pueden estar hasta seis a?os al cuidado de los hijos sin perder el derecho al puesto de trabajo (el ni?o es en Rumania lo m¨¢s respetado).
Cada secci¨®n de la f¨¢brica elige a su candidato, que engrosar¨¢ el consejo de asalariados, que representa un tercio en el total del consejo general. La elecci¨®n no es secreta, sino a mano alzada, y para otorgar la confianza a un candidato ya fijado de antemano, acreedor al puesto por su disciplina y eficiencia.
El abanico salarial va de uno a seis, llegando la cifra promedio a alcanzar los 1.500 lei mensuales (un lei vale siete pesetas, aproximadamente).
La presidencia del consejo general de la factor¨ªa est¨¢ a cargo del presidente de la misma (nombrado por el partido), con tres vicepresidentes: los representantes del partido, el sindicato y la organizaci¨®n de la juventud.
El balance del comercio de Confex nos pone al descubierto uno de los temas predominantes de la vida rumana: el consumo, que alcanza niveles realmente bajos ante la carest¨ªa de productos. El 80 % de su producci¨®n se exporta, lo que entra dentro de la l¨®gica del r¨¦gimen de buscar ?el consumo como bien material del hombre sin caer en el derroche?.
Sin llegar ni de lejos a problemas de tr¨¢fico de una ciudad mediana occidental, los autom¨®viles ya tienen su espacio en Bucarest. Surcan sus calles los Dacia 1.300, versi¨®n rumana del Renault 12, fabricado en Colibasi y que cuesta 70.000 lei al contado, y poco m¨¢s a plazos, con unos intereses bajos.
Sin embargo, al contrario de otras sociedades de Europa oriental, que sue?an con el autom¨®vil propio, caso de la sovi¨¦tica, el rumano parece estar m¨¢s preocupado por encontrar la dif¨ªcil variedad en los productos de consumo diario. Las colas son frecuentes, tanto en los mercados como en los peque?os quioscos de frutas, pr¨®ximos al bulevar Magharu, donde apenas est¨¢n expuestos a la venta una decena de productos.
Un r¨¢pido crecimiento
?La huelga es impensable?, declara, extra?ado ante la pregunta un ingeniero de la Empresa Mec¨¢nica Fina, que exporta sus productos a Holanda, Francia y Gran Breta?a, entre las potencias industrializadas y que, al contrario que en la factor¨ªa textil, exporta s¨®lo el 20% de su producci¨®n ?por necesidades de la demanda interna?.
Con una situaci¨®n laboral estable, de alta productividad en las empresas de producciones industriales, Rumania se coloca entre los pa¨ªses que en los ¨²ltimos a?os han alcanzado un mayor ritmo de crecimiento y establece la fecha de 1985 como meta para el gran salto a la sociedad desarrollada.
El incentivo material a los trabajadores est¨¢ a la orden del d¨ªa: dinero, vacaciones pagadas. Tambi¨¦n un halago de su vanidad, exponiendo sus fotograf¨ªas a la entrada de las empresas. Es un culto a la personalidad innato al sistema.
Y todo lo anterior, aderezado con una burocracia monstruosa, ?est¨¢ llegando a ahogamos?, dice, sin ambages, el director de la Academia de Ciencias Pol¨ªticas, dependiente del Comit¨¦ Central del Partido Comunista, Minhea Gheorghiu.
La insatisfacci¨®n est¨¢ presente. Es cierto que no alcanza los niveles reivindicativos de Polonia, pongamos por caso, pero una corriente de descontento se estableci¨® desde hace tiempo, contra las imposiciones de austeridad. El estallido de los disturbios mineros en Giu es una prueba de ello. Y a media voz se comenta en Bucarest el reciente incendio de unos grandes almacenes. ??Provocado? Es probable.? Pero esa informaci¨®n nunca se filtrar¨¢ del servicio de seguridad.
Naturalmente, se trata de casos extremos. En la vida cotidiana los ejemplos de disconformidad no tienen caracteres de violencia o manifestaci¨®n generalizada. En los servicios se da un alto ¨ªndice de desidia, que para el mencionado se?or Gheorghiu se trata ?de falta de esp¨ªritu c¨ªvico, propio de una sociedad de tipo agrario subdesarrollada que pasa r¨¢pidamente a desempe?ar funciones p¨²blicas?.
De todas maneras, ya se est¨¢n estudiando ciertas medidas liberalizadoras donde la iniciativa privada pueda desempe?ar un papel, principalmente en el turismo. E incluso un decreto presidencial del pasado d¨ªa 13 liberalizaba los precios de varios productos alimenticios, con el prop¨®sito de incitar al consumo, bas¨¢ndolo en una mejor calidad.
A pesar de las declaraciones del presidente Ceaucescu a favor de proporcionar una mejora cuantitativa en los productos b¨¢sicos, el aumento de los mismos es lento, casi imperceptible, a pesar de la capacidad rumana de ahorro ante las escasas posibilidades de compra.
"S¨®lo Dios conoce el futuro"
?Como dir¨ªa el marxista, el futuro s¨®lo Dios lo conoce?, comenta ir¨®nicamente el director para Europa occidental del Ministerio de Comercio Exterior, Stefan Nita. Pero lo cierto es que el Estado se esfuerza en planificar ese futuro y trata de hacerlo m¨¢s llevadero para una poblaci¨®n a la que se exige continuos sacrificios.
Las autoridades rumanas se muestran euf¨®ricas cuando dicen que a partir del pr¨®ximo a?o los obreros podr¨¢n tener todos los s¨¢bados libres (en la actualidad s¨®lo disfrutan del primer s¨¢bado de cada mes).
Y siempre haciendo uso de la independencia nacional. ?Hemos sido el primer pa¨ªs socialista en reconocernos como un pa¨ªs en v¨ªa de desarrollo?, dice el presidente y acad¨¦mico Gheorghiu, con cierto talante liberal, que le diferencia de muchos miembros del aparato. ?No hacemos sino reconocer que el sistema socialista no puede resolver muchos de los problemas de la sociedad contempor¨¢nea.?
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