Bohemia en Malasa?a

Escenas de la vida bohemia, de Murger -primero novela, despu¨¦s obra de teatro- es la cabeza de un g¨¦nero que se ha repetido numerosas veces durante casi siglo y medio. El pisito modesto, la portera maternal y rega?ona al mismo tiempo, la puerta por donde puede entrar la gloria para el m¨²sico, para el actor, y tambi¨¦n la decepci¨®n. Y las alegres grisetas -con el lenguaje de entonces-, desenfadadas y buenas compa?eras; el empresario equ¨ªvoco, que ofrece pero algo pide; el alcohol, los harapos, el trabajo serio... Los peque?os amores...Esta obra es una variante. Debe pasar por el barrio de Malasa?a, por el Dos de Mayo. Hay mezcla de sainete antiguo -la portera, los vecinos que se pelean- y acumulaci¨®n de costumbres y lenguaje moderno: el ?porro?, las ?t¨ªas?, el ambiente de promiscuidad o de comuna, un fugaz desnudo, una sombra de homosexualidad.

Es un tema muy posible. Pero no est¨¢ logrado. Se ve demasiado el artificio, la imitaci¨®n, por una parte. Se sobrecarga el lenguaje. Las situaciones no prenden. Se queda en lugar com¨²n y no funciona el ambiente de simpat¨ªa, de desorden, de alegre y disparatada juventud. No saltan del escenario la risa y la emoci¨®n.

Los actores defienden la obra como pueden: con m¨¢s tablas y m¨¢s presencia, Pilar Bardem; en alg¨²n ?solo? -como un aria de la falsa zarzuela-, Francisco Vidal; con br¨ªo y buena voluntad, Ver¨®nica Luj¨¢n. ?Los dem¨¢s?, como dice el programa, con su presencia. Pero la obra no prende en el p¨²blico.