Las minor¨ªas, divididas ante la soluci¨®n de los desequilibrios regionales
Los grupos parlamentarios minoritarios se dividieron en el debate sobre desequilibrios territoriales que se desarroll¨® ayer en el Congreso en un sector m¨¢s numeroso, que vincul¨® este problema al modelo econ¨®mico de sociedad imperante, y en otro, m¨¢s reducido, que culp¨® a las diferencias entre las regiones de la intensidad del problema. En general, los grupos nacionalistas o situados a la izquierda aseguraron que la autonom¨ªa no produce desequilibrios econ¨®micos, mientras que los sectores de la derecha y de concepciones m¨¢s centralistas advirtieron de los peligros que puede desencadenar el desarrollo auton¨®mico en orden a la desigualdad entre las nacionalidades y regiones del Estado.Gran parte de la primera ronda de intervenciones se produjo ante la ausencia casi total en el banco azul. S¨®lo el ministro de Administraci¨®n Territorial, Antonio Font¨¢n, acompa?ado m¨¢s tarde por el vicepresidente segundo, Fernando Abril, y en ocasiones por el ministro para las Relaciones con las Cortes, Rafael Arias Salgado, asistieron a buena parte de este debate, lo que ocasion¨® cr¨ªticas desde los portavoces de la oposici¨®n. Asimismo, la sesi¨®n plenaria de ayer se distingui¨® de otros debates sobre temas generales por la ausencia de una previa comunicaci¨®n del Gobierno o de la intervenci¨®n de alg¨²n miembro del Gabinete al comienzo de la sesi¨®n.
Abri¨® el turno de oradores Emilio P¨¦rez Ruiz (Grupo Andalucista), quien tuvo palabras duras en defensa de Andaluc¨ªa. ?No nos enga?emos?, dijo; ?hoy por hoy, Espa?a est¨¢ marcada por los afanes de independencia del Norte y los afanes de justicia del Sur por la torpeza e impotencia del centro. Hay que atender al Norte, pero hay que atender al Sur. Ese es el doble desaf¨ªo.?
Detall¨® la situaci¨®n de dependencia econ¨®mica que padece el pueblo andaluz y, concretamente, se?al¨® que para acabar con el paro son necesarias inversiones de 500.000 millones de pesetas anuales durante cinco a?os. Propuso la autonom¨ªa plena y urgente para Andaluc¨ªa y la realizaci¨®n de un plan econ¨®mico de promoci¨®n y ordenaci¨®n sectorial, equipamientos colectivos e integraci¨®n territorial.
R¨¦plica vasco-catalana
El contrapunto de esta intervenci¨®n lo ofrecieron los grupos nacionalistas vasco y catal¨¢n, que, sin duda, se dieron por aludidos. Antonio Monforte (PNV) se refiri¨® a la conveniencia de evitar t¨®picos y lugares comunes. Record¨® que en determinadas nacionalidades y regiones lo que ocurre es que el capital no invierte y aprovecha la mano de obra barata. Asimismo, se?al¨® que no debe confundirse a los sectores olig¨¢rquicos de algunas nacionalidades y regiones pr¨®speras con los peque?os y medianos empresarios.
En cualquier caso, el se?or Monforte resalt¨® que la inversi¨®n del Estado en el Pa¨ªs Vasco es del orden de un 60% sobre la media en el resto del Estado y destac¨® tambi¨¦n la falta de equipamientos y servicios sociales, mientras que la mayor parte de las inversiones p¨²blicas afectan a grandes empresas vinculadas a la Administraci¨®n central.
El se?or Monforte, sin dejar de aludir al alto ¨ªndice de paro, en el Pa¨ªs Vasco, superior a la media del resto del Estado, expres¨®, en todo caso, la voluntad de solidaridad de los vascos ?que aparece claramente expresada?, dijo, ?en el Estatuto de Guernica?. Expres¨® su esperanza en las facultades de autogobierno de las comunidades aut¨®nomas y record¨® que la pol¨ªtica centralizadora no ha conseguido eliminar los desequilibrios regionales.
En nombre de la Minor¨ªa Catalana, Jordi Pujol record¨® que su grupo hab¨ªa sido el proponente del debate y se lament¨® de que el Gobierno asistiese a ¨¦l m¨¢s como espectador que como elemento activo.
El se?or Pujol conden¨® de antemano la posibilidad de que el debate se convirtiera en un intercambio de acusaciones, ya que este hecho ?podr¨ªa tener?, dijo, ?una extraordinaria gravedad?. Rechaz¨® tanto los argumentos de algunos sectores catalanes que explican todos los males de Catalu?a por la emigraci¨®n y otras importaciones de problemas, como los razonamientos de quienes acusan a Catalu?a de los problemas de otras regiones.
?Hasta ahora se han repartido libertades, que no tienen l¨ªmites; ahora hay que distribuir dinero, que es limitado.? Apel¨® a la necesidad de progreso y solidaridad, sin claves anticatalanas ni antivascas, ya que ?la insolidaridad?, dijo, ?no es patrimonio de nadie?. Aludi¨® al momento previo a la discusi¨®n de los estatutos de autonom¨ªa como propicio para que renazcan viejos reflejos y pidi¨® a la clase pol¨ªtica que est¨¦ atenta para que la maniobra no prospere. Neg¨® que se pidiera autonom¨ªa por razones econ¨®micas. ?La pedimos porque queremos que se nos respete nuestra identidad de catalanes.?
Los grupos socialistas m¨¢s reducidos (el vasco y el catal¨¢n) pusieron el acento en la necesidad de solidaridad, compatible con la autonom¨ªa. Por el primero, Jos¨¦ Antonio Maturana aludi¨® a los problemas provocados por la emigraci¨®n y la inmigraci¨®n, entre ellos el desarraigo de gran parte de la poblaci¨®n. Por los socialistas catalanes, Eduardo Mart¨ªn Toval record¨® los preceptos constitucionales encaminados a la soluci¨®n de los desequilibrios territoriales, y en aplicaci¨®n de los mismos propuso un plan de equilibrio regional y una comisi¨®n de seguimiento del cumplimiento del plan. Rechaz¨® las consideraciones aisladas o demag¨®gicas de los desequilibrios territoriales existentes y reivindic¨® para las autonom¨ªas un papel importante para su soluci¨®n, en la que el Gobierno tambi¨¦n debe participar activamente, tanto desde la tribuna de oradores del Parlamento como a trav¨¦s del Bolet¨ªn Oficial del Estado.
Frontera en el debate
Los dos diputados que intervinieron en nombre del Grupo Mixto marcaron la frontera entre los dos modos de afrontar el tema a debate. Fernando Sagaseta, por Uni¨®n del Pueblo Canario, atribuy¨® todos los males de los desequilibrios territoriales existentes a la dictadura econ¨®mica que todav¨ªa subsiste y que se ha constitucionalizado en la f¨®rmula de la econom¨ªa de mercado. Asegur¨® que s¨®lo una planificaci¨®n vinculante evitar¨ªa los desequilibrios. Dijo que en los dem¨¢s pueblos no hay enemigos, y que el problema es de clase dominante y dominada y de pueblos colonizados por una clase como la que UCD representa.
Hip¨®lito G¨®mez de las Roces, en nombre del Partido Regionalista Aragon¨¦s, expres¨®, en cambio, el peligro de que los desequilibrios interregionales se perpet¨²en con las autonom¨ªas. Se?al¨® que existen regiones enriquecidas m¨¢s que ricas. Resalt¨® que alguna provincia tiene una renta equivalente a la conjunta de otras veintitr¨¦s provincias espa?olas. Termin¨® afirmando que nadie puede creer que algunas regiones ?hayan hecho voto de pobreza?.
Por Coalici¨®n Democr¨¢tica, Antonio Carro se manifest¨® en una posici¨®n netamente constitucionalista sobre el tema de los desequilibrios. Analiz¨® el problema a nivel mundial y europeo y se?al¨® despu¨¦s que en Espa?a, durante la bonanza econ¨®mica de los a?os sesenta, quiz¨¢ pudo apreciarse cierta ligera tendencia niveladora entre las diversas regiones. A?adi¨® que, a ra¨ªz de la crisis de 1973, los desequilibrios regionales van en aumento. El se?or Carro no pudo sustraerse al recuerdo de su regi¨®n, Galicia, de la que dijo que ?est¨¢ a la cola de todos los indicadores del bienestar?.
El diputado de CD reconoci¨® la dificultad del problema y refut¨® que la soluci¨®n fuera, como hab¨ªan indicado algunos grupos parlamentarios, un acelerado proceso de autogobierno de las diversas comunidades aut¨®nomas, al que en principio se mostr¨® favorable. ?Pero se equivocan?, dijo, ?quienes cifran en dicho proceso toda esperanza de soluci¨®n y adecuado encauzamiento de los desequil¨ªbrios territoriales?. A?adi¨® que la libertad y espontaneidad derivadas de la autonom¨ªa ?no favorece precisamente el deseado equilibrio de igualdad interregional?. ?M¨¢s bien al contrario, el proceso auton¨®mico, si se le deja jugar con espontaneidad, acelerar¨¢ la agravaci¨®n de los desequilibrios regionales?. En todo caso el se?or Carro se mostr¨® partidario del proceso auton¨®mico dentro del marco establecido por la Constituci¨®n, en la que residen remedios distintos a la autonom¨ªa para lograr la solidaridad interregional. Analiz¨® tales soluciones, a saber: la funci¨®n redistribuidora de la Hacienda estatal y los Presupuestos Generales del Estado; la solidaridad entre todas las nacionalidades y regiones, instrumentada a trav¨¦s del fondo de compensaci¨®n, y la planificaci¨®n equilibradora del desarrollo regional.
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