"?Los vaqueros en el pozo? no es radicalmente distinta a mis otras novelas"

A Juan Garc¨ªa Hortelano le caracterizan, as¨ª, de entrada, dos cosas: una cordialidad verdaderamente clara y abierta, y esa manera curiosa y personal¨ªsima de contar historias. Quiero decir de contarlas en vivo, hablando, no s¨®lo escribiendo. Los relatos de cualquier an¨¦cdota -casi siempre de amigos comunes, o simplemente de conocidos suyos que los dem¨¢s conocemos por el nombre y la escritura- nacen estructurados como cuentos, conservan el suspense y el humor y el lenguaje tan cuidado, y terminan casi siempre con una boutade, con una broma para hacer re¨ªr.

Juan Garc¨ªa Hortelano acaba de publicar una novela: Los vaqueros en el pozo (Editorial Alfaguara), de la que dice, en la entrevista concedida a EL PAIS, que ?en realidad la he escrito porque quer¨ªa contar a dos mujeres hablando al lado de un pozo, y eso realmente me ha salido bien?, en la que recupera sus ambientes cerrados y m¨®rbidos, su fascinaci¨®n por el tema de la mujer, la locura y la juerga definitivamente solitaria, por el paso del tiempo, la vejez y la presencia innombrable del amor y de la muerte.?Los vaqueros en el pozo me ha dejado un buen recuerdo de su escritura?, declara Juan Garc¨ªa Hortelano, ?porque me ha divertido mucho hacerla, porque es una novela corta, porque he intentado cosas que a lo mejor no han salido, pero bueno. Ahora hay gente que dice que es un divertimento. No s¨¦ qu¨¦ quieren decir, porque realmente todo lo que escribo es para m¨ª un divertimento... Supongo que lo dir¨¢n porque es m¨¢s corta. De todas maneras, yo tengo un buen recuerdo de m¨ª escribi¨¦ndola. Y lo que sea la novela lo tienen que decir los cr¨ªticos. ?

Pregunta. Pero su propio juicio...

Respuesta. A m¨ª me parece, si es que un autor puede hablar de lo que ha escrito, que, en primer lugar, la contraportada es puro lenguaje editorial. Yo no creo que Los vaqueros... sea una novela distinta a lo dem¨¢s que he hecho. Yo creo que los novelistas hacemos siempre la misma novela, y que ¨¦sta no va a ser la excepci¨®n de esta creencia m¨ªa. A mi modo de ver, Los vaqueros en el pozo se parece mucho a la ¨²ltima parte de Mary Tribune, y, al mismo tiempo, tiene algo distinto: yo creo que es un humor, o mejor, un sarcasmo, que tiene su origen en la ret¨®rica. Quiero decir, en ese lenguaje falso y grandilocuente. Se parecen, por ejemplo, en esa idea m¨ªa, que aparece en todos mis libros, de que los hombres son todos tontos y las mujeres mucho m¨¢s listas. No s¨¦ de d¨®nde viene esa intuici¨®n, pero ah¨ª est¨¢, y tampoco me voy a psicoanalizar ahora. Efectivamente, los chicos son muy tontos: uno de ellos, Dar¨ªo, se va entonteciendo. El otro queda definido por una frase de la novela: ?Qu¨¦ talento desaprovechado por su falta de inteligencia.? Y el m¨¢s joven, Niso, se enamora de una manera tan falsa como in¨²til. El cuarto hombre que aparece, el jardinero, al principio parec¨ªa que iba a ser un monstruo, pero en realidad termina siendo justo lo contrario, o sea, un ser normal¨ªsimo.

P. ?Y las mujeres?

R. Bueno, las mujeres son lo que hay enfrente: un mundo femenino barroco, en el que pasa lo contrario de lo que ocurre habitualmente: hay una fascinaci¨®n -naturalmente corrupta- de los j¨®venes por los m¨¢s mayores. En realidad no hay m¨¢s que dos j¨®venes-j¨®venes. Teresa y Niso, a los que realmente fascina el mundo caduco de los mayores. Al contrario, se produce otra especie de fascinaci¨®n de los mayores hacia los j¨®venes, pero en este caso el objeto es los cuerpos, lo puramente er¨®tico. En el fondo, lo que m¨¢s me interesa es esa especie de sensualidad un poco perversa, los decorados, la pasi¨®n por los trajes... En realidad, la he escrito para ver a dos mujeres hablando al lado de un pozo. Y lo he conseguido, porque hablan much¨ªsimo... En serio, esa es la parte que me resiste mejor, ahora que ya est¨¢ terminado el libro.

P. Casi al mismo tiempo que esta nueva novela, ha publicado usted los Cuentos completos en la colecci¨®n de bolsillo de Alianza Editorial.

R. S¨ª. Es una recopilaci¨®n completa, que, como siempre, es una categor¨ªa triste esta de entrar ya, tan pronto, en la cosa de la obra completa. A m¨ª me gusta escribir cuentos y siempre los he escrito, aun siendo consciente de que no se me dan bien. Pero, entre otras cosas, el cuento es una especie de laboratorio, el sitio donde ensayo lo que despu¨¦s quiero hacer en novela, y que no son s¨®lo t¨¦cnicas, sino tambi¨¦n tonos, estructuras, maneras. En realidad, los cuentos son etapas transitorias entre novela y novela, y a veces, salidos del interior de una novela, laterales a ella. Por otra parte, son un descanso, porque no se siente tanta responsabilidad como ante una novela; es una escritura m¨¢s libre y quiz¨¢ m¨¢s espont¨¢nea. Por otra parte, me gusta esta compilaci¨®n porque se publica ¨ªntegro Gente de Madrid, que la censura hab¨ªa troceado bastante, y tambi¨¦n algunos cuentos que permanec¨ªan in¨¦ditos, y otros que hab¨ªan sido publicados fuera de Espa?a por la misma raz¨®n. Los Cuentos completos son, para m¨ª, una especie de reparaci¨®n del trabajito de la censura, por si se nos ha olvidado.

Y as¨ª es Juan Garc¨ªa Hortelano. Ahora trabaja en dos novelas (?no me gusta hablar de lo que estoy haciendo?, dice), y este estado, entre dos historias muy distintas, lo califica como ?un infierno literario. Y hubo momentos en que escrib¨ªa tres a un tiempo... Felizmente, Los vaqueros... me divert¨ªa m¨¢s y me pude librar de ella relativamente pronto?.