Realismo en la conferencia episcopal
Los teletipos de las agencias informativas han recogido entre las conclusiones del ¨²ltimo pleno de la conferencia episcopal, este reconocimiento expl¨ªcito de los obispos espa?oles: ?Por lo que se refiere a los tribunales eclesi¨¢sticos, no desconocemos que en algunos casos los procedimientos en s¨ª mismos o determinadas circunstancias de tiempo y lugar han producido graves deterioros en el testimonio de justicia que la Iglesia debe dar ante el mundo? (v¨¦ase EL PAIS, del 8 de julio de 1979).Este reconocimiento, con todas las reservas formales que le preceden (?sin que de ninguna manera admitamos como absolutamente verdaderas y objetivas muchas de las acusaciones que se lanzan contra la actuaci¨®n de algunos tribunales?), requiere alguna consideraci¨®n.
No basta con el reconocimiento del hecho. Hay que extraer del mismo sus consecuencias. Y si se admite por la asamblea plenaria de la jerarqu¨ªa espa?ola que ha habido deterioro en la administraci¨®n de justicia impartida por los tribunales eclesi¨¢sticos, parece de elemental justicia: primero, ponerlos medios para evitar que el hecho se repita; segundo, reparar en lo posible los da?os inferidos a otros por causa y con motivo de ese deterioro que se reconoce; tercero, rehabilitar a los injustamente acusados por tal causa.
De m¨ª s¨¦ decir que, en determinado expediente que al pleno de la conferencia no le ha sido desconocido, llegu¨¦ a exponer m¨¢s de cuarenta casos o especies de deterioro o corrupci¨®n, con un ofrecimiento de medios de prueba en n¨²mero superior al centenar. Si ahora, pues, se declara oficialmente la realidad del hecho por el ¨®rgano eclesial competente, no habr¨¢ m¨¢s remedio que reponer las cosas en el lugar en que estaban antes de que la afirmaci¨®n de las acusaciones fuese represaliada, es decir, si la conferencia episcopal espa?ola ha de ganar fiabilidad y no aparecer, por el contrario, como inconsecuente ante la comunidad eclesial.
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