Cortar la inflacion

Los dirigentes del f¨²tbol espa?ol son, en general, vanidosos. Todos quieren dirigir clubs de categor¨ªa nacional. La categor¨ªa regional est¨¢ considerada como un pozo. Es decir, no da relieve. Pablo Porta, que conoce bien a sus cl¨¢sicos, no s¨®lo ha puesto la Tercera en ocho grupos, sino que ahora promete cuatro m¨¢s. Estamos en ¨¦poca de inflaci¨®n.Esa tendencia a soplar en caldo fr¨ªo no es nueva. Ya hubo tiempos de dos grupos de Segunda Divisi¨®n y otro de Tercera. Jos¨¦ Luis Costa, en su ¨¦poca de presidente de la Federaci¨®n, luch¨® por la reducci¨®n de las categor¨ªas. Su plan lleg¨® a cumplirse en parte. Pero, a costa de una reducci¨®n de la Tercera a cuatro grupos, le metieron, de penalty, el gol del Sabadell, al aumentar la primera a dieciocho. Al subir el n¨²mero de clubs baj¨® la media de calidad, y en ello seguimos.

La inflaci¨®n ha tra¨ªdo m¨¢s gastos. Complacer a los descontentos de Tercera cuesta m¨¢s que subvencionar a los que resultar¨ªan te¨®ricamente m¨¢s perjudicados con s¨®lo cuatro grupos. Es falsa la teor¨ªa de que la Segunda B convierte a la Tercera en regional. La simple denominaci¨®n de categor¨ªa nacional incluye una serie de problemas, como el profesionalismo y el l¨ªmite de edad, que en regional, por ser categor¨ªa amateur, no se producir¨ªan.

La regionalizaci¨®n s¨®lo es posible en un nivel. A escala de categor¨ªa nacional ser¨¢ siempre inviable, por las diferencias naturales entre unas y otras federaciones. Diecis¨¦is en Primera, veinte en Segunda y ochenta en Tercera ser¨ªan suficientes. M¨¢s, es una pasada.