"El pobre Valbuena" y "La Dolorosa"

Compa?¨ªa L¨ªrica Titular. Director: Joaqu¨ªn Deus.El pobre Valbuena, de Arniches, Garcia Alvarez, Torregrosa y Valverde.

La Dolorosa, de Lorente y Serrano. Direcci¨®n escena: Luis Balaguer.

Direcci¨®n musical: M. Moreno Buend¨ªa.

Coro: Jos¨¦ Perera.

Ballet: Alberto Lorca.

Representaci¨®n de referencia: 26 de julio. Teatro Nacional de la Zarzuela

Hace tres cuartos de siglo que apareci¨® en la escena de Apolo El pobre Valbuena, de Arniches y Garc¨ªa Alvarez, m¨²sica de Torregrosa y Quinito Valverde. Es una de las piezas breves de la serie imaginada por Arniches bajo el t¨ªtulo general de Los frescos, y encierra, en su libro y en su m¨²sica sencilla, enorme atractivo y un fondo aut¨¦ntico de teatralidad popular.

En el caso de Arniches-Garc¨ªa Alvarez, antes que ?pintar? ambientes, puso en pie ?tipos?. El pobre, fresco y bueno Valbuena, es uno de ellos, como el amenazador Pepe el Tranquilo, convencional y de extrema chuler¨ªa, es otro. Pocos n¨²meros bastan para animar un libro de suyo regocijante, pero en todos acertaron los compositores, de modo particular en la Habanera del pom-pom, cuya melod¨ªa es original del libretista Garc¨ªa Alvarez, que la improvis¨® al tiempo que la ?letra?. Ver ahora El obre Valbuena -del que lleg¨® a hacerse traducci¨®n y edici¨®n francesa- supone una mirada al pasado a trav¨¦s de un doble ejercicio: distanciamiento y aproximaci¨®n. Todo -palabras y m¨²sica- se ha convertido ya en un ?casi-folklore? ciudadano que, en cierto modo, avanza la tonadilla del XVIII hasta finales del XIX y principio del XX, si es que nuestro siglo empez¨® antes de la guerra europea del 14.

Luis Balaguer ha imaginado un montaje simple y, en algo, distinto, al llevar todo el primer cuadro a un estudio cinematogr¨¢fico, lo que justifica una estilizaci¨®n y movilidad de decorados francamente acertada. Rafael Castej¨®n hizo un excelente Valbuena y Mario Ferrer acert¨® en el segundo personaje, Pepe el Tranquilo. Marta Lombardi, Esther Gim¨¦nez, Amelia Font y el resto del largo reparto actuaron conjuntados y con garbo. Ballet, (Lorca), coro (Perera) y orquesta titulares jcolaboraron al buen ¨¦xito de la representaci¨®n, cuya direcci¨®n musical llev¨®, con soltura y conocimiento, Moreno Buend¨ªa.

Mucho m¨¢s cercana (1930) y muy frecuentemente revisada, La Dolorosa, de Lorente_y Serrano, no cabe dentro del concepto de ?g¨¦nero chico? sino por su duraci¨®n. El esp¨ªritu operizante y de convencional sentimentalismo (el que, por otra parte, triunfaba en tantas comedias de teatro burgu¨¦s) supone ?otra cosa?. Lo que no quita para que, una vez m¨¢s, se reconozca la facilidad de invenci¨®n mel¨®dica de Serrano y su bien hacer dentro de los l¨ªmites trazados de antemano. Zarzuela ?de cantantes? (recuerdo hab¨¦rsela escuchado, todav¨ªa ni?o, a Fleta y la Revenga), oblig¨® al tenor Hormaeche y a la triple Josefina Menese, a dar cuanto de bueno tienen. La Font y Castej¨®n, hijo, defendieron la muy relativa gracia de sus personajes regionales, propios de falso chascarrillo baturro. Grijalba, en el grave prior, y todos los dem¨¢s arrancaron grandes aplausos a un p¨²blico que carrsi llenaba la sala.