Agosto, mes del f¨²tbol festivalero
El f¨²tbol vuelve. De la mano de una f¨®rmula breve y espectacular, los ?torneos de verano? -a¨²n menos deporte y m¨¢s espect¨¢culo que el f¨²tbol de las competiciones oficiales-, el aficionado puede otra vez rascarse el bolsillo y disfrutar de su espect¨¢culo favorito. Por el f¨²tbol no pasa la crisis, y 36 equipos de diversas procedencias han sido invitados a estos torneos para dar m¨¢s brillantez al espect¨¢culo. Escribe
Los torneos veraniegos fueron un descubrimiento feliz de los ?hombres de negocios f¨²tbol¨ªsticos?; un descubrimiento que data ya de hace bastantes a?os, pues los torneos con m¨¢s tradici¨®n han pasado ya de las veinte ediciones. La idea es simple: tras un mes -julio- sin f¨²tbol, el adicto al f¨²tbol se siente desasosegado. Como la Liga no comienza hasta septiembre, queda un mes, agosto, en el que los jugadores ya han regresado de sus vacaciones y se afanan por ponerse en forma. ?Por qu¨¦ no obtener buenas taquillas de esos entrenamientos? ?Por qu¨¦ no elevarlos a la categor¨ªa de partidos, y obligar a pasar por taquilla al que quiera verlos? Se trae a un par de equipos extranjeros de m¨¢s o menos prestigio y se les enfrenta con otros dos equipos espa?oles por la r¨¢pida f¨®rmula de eliminatoria y final. Al equipo extranjero que llega hay que pagarle bien, y en d¨®lares, y adem¨¢s facilitarle los billetes y la estancia, pero se puede aprovechar su viaje para concertar varios partidos y, adem¨¢s, el aficionado, tras un mes sin f¨²tbol, est¨¢ dispuesto a pagar lo que le pidan.As¨ª, el n¨²mero de torneos de verano fue aumentando paulatinamente. Para este mes nos encontramos con veintid¨®s programados -hablamos s¨®lo de los de car¨¢cter internacional, de aquellos en los que concurren equipos extranjeros a medir sus fuerzas con los nacionales-; del extranjero vendr¨¢n 36 equipos, varios de los cuales repetir¨¢n actuaci¨®n. Contra ellos, y a su vez entre s¨ª, competir¨¢n todos nuestros mejores equipos nacionales, ante los ojos ¨¢vidos del aficionado, dispuesto a elevar a los altares o a condenar al infierno al nuevo crack adquirido por su club favorito.
Para los entrenadores, lo que empez¨® por ser una buena ayuda para poner al equipo en forma -los jugadores pon¨ªan m¨¢s inter¨¦s en estos partidos amistosos que en los entrenamientos- ha terminado por ser un dif¨ªcil engorro, porque la afici¨®n no soporta la idea de que sus colores no ganen. Ya no se trata de poner al equipo en forma a trav¨¦s de unos cuantos partidos amistosos durante cuatro semanas. Ahora hay que ponerlo en forma en una semana para ganar esos amistosos, y si no se consigue ya empieza a peligrar el puesto, de siempre inseguro, del entrenador infortunado.
Claro que la afici¨®n exige, pero es que su dinero le cuesta. Un buen equipo extranjero, un equipo de verdadero prestigio, puede cobrar hasta cinco millones por partido, y es dif¨ªcil traer a un equipo de fuera por menos de un mill¨®n, por poco nombre que tenga. El gran festival futbol¨ªstico del mes de agosto le costar¨¢ a Espa?a, por este concepto, un mill¨®n muy largo de d¨®lares, cantidad que sale, por supuesto, del bolsillo del aficionado; una cantidad algo menor ir¨¢ a parar a las propias tesorer¨ªas de los clubs espa?oles, y los organizadores, ?los hombres de negocios futbol¨ªsticos?, se quedan su pellizco. En algunas ciudades, los propios ayuntamientos organizan y recogen beneficios. Al espa?ol le va faltando dinero para casi todo, pero, por lo que se ve, a¨²n quedan ahorros para ir al f¨²tbol.
El Ciudad de La L¨ªnea, que comenz¨® a disputarse anoche, ha abierto el fuego de la larga serie de partidos, que este a?o ofrecen muy poco inter¨¦s en lo puramente deportivo. La presentaci¨®n del rubio Simonsen, en el Barcelona, y del moren¨ªsimo Cunningham, en el Madrid, son lo ¨²nico destacable, a priori, en medio de un mon¨®tono calendario de partidos. Y, como nota curiosa, la ausencia esta vez de equipos argentinos y uruguayos, generalmente demasiado aficionados a la ri?a como para ser adecuados protagonistas de torneos amistosos.
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