Antonio Chac¨®n, herido grave en Las Ventas
Con el toro hay espect¨¢culo. Salta el toro a la arena -ese toro de trap¨ªo, seriedad y bien armada cabeza- y ya est¨¢ en danza la emoci¨®n, el argumento de la lidia, la torer¨ªa s¨ª la hay. El toro puede ser bueno -como el quinto- o puede tener gatos en la barriga -como casi todos los restantes del domingo-, pero como trata de imponer su ley y los toreros la suya, el inter¨¦s no decae.Un toro bueno -dec¨ªamos-, que fue el quinto y, las cosas de la fiesta, ¨¦se tuvo que ser el que pegara la cornada. Sobrero de Jos¨¦ Ortega, buen mozo, tremendo de estampa, recogido de astas, cinque?o, en una gran vara se creci¨® y acab¨® derribando, se encel¨® con el caballo hasta herirle y hubo que sacarlo por el procedimiento del coleo. A¨²n recibi¨® m¨¢s castigo y qued¨® quebrantado. A la muleta iba con mucha nobleza y el problema era que, precisamente por su agotamiento, se pod¨ªa quedar -y se quedaba- en el centro de la suerte. Antonio Chac¨®n, que llevaba una tarde torer¨ªsima, le embarc¨®, bien por naturales y redondos y quiz¨¢ su error fue prolongar demasiado las tandas. Estaba claro que a ese toro bueno y con poca fuerza deb¨ªa instrumentarle series muy art¨ªsticas y muy cortas, para aliviarle, y variar el repertorio por a?adidura, pues la edad le har¨ªa desarrollar sentido.
Plaza de Las Ventas
Cinco toros de La Herguijuela de trap¨ªo, fuertes, tuvieron problemas. Devuelto el quinto por cojo, le sustituy¨® uno de Jos¨¦ Ortega, cinque?o, con cuajo poderoso y boyante. Antonio Vargas: Metisaca, estocada corta contraria atravesada y trasera, aviso con retraso, dos pinchazos y dos descabellos (protestas). Media atravesad¨ªsima, otra media atravesada y cuatro descabellos (silencio). Dos estocadas cortas delanteras atravesadas, descabello, estocada atravesada y seis descabellos (silencio). Antonio Chac¨®n: Bajonazo que asoma y dos descabellos (vuelta con protestas). Cogido en la faena del quinto, la cuadrilla dio la vuelta al ruedo. Tom¨¢s Campuzano, que confirm¨® la alternativa: Bajonazo descarado y descabello (ovaci¨®n y salida al tercio). Media perpendicular contraria, rueda de peones, dos descabellos, pinchazo hondo ca¨ªdo, cinco descabellos, aviso con retraso y cinco descabellos m¨¢s (palmas y pitos). Parte facultativo: Chac¨®n sufre cornada en axila izquierda de quince cent¨ªmetros, que arranca la vena humeral y contusiona paquete v¨¢sculo-nervioso; shock hemorr¨¢gico, que precisa la transfusi¨®n de mil cent¨ªmetros c¨²bicos de sangre.
El sentido de la edad, ese es el gran peligro del toro bravo, aunque luzca una nobleza como la del sobrero, hondo y boyante. Y sali¨® a relucir. Muy avanzada la faena, en un pase de pecho, peg¨® la cornada seca; un derrote limpio y certero, suficiente para calar. Algo as¨ª como el sa?udo oficio de los navajeros esos, t¨ªos canallas, que tiran de faca y dicen que dicen ?te rajo? o ?te pincho? (antes dicen que dec¨ªan ?te endi?o?), y ??aca!, centellea la hoja, vista o vista, y el tajo va al cuarto espacio intercostal. El toro hondo bueno cinque?o, de otros aires, lo tir¨® no al cuarto espacio intercostal, afortunadamente, sino a la axila, con tanta precisi¨®n que ni siquiera derrib¨® al torero; fue meter y sacar, y Chac¨®n se dio cuenta en el acto de que estaba herido, muy herido, por lo que corri¨® a escape hacia tablas, y de all¨ª a la enfermer¨ªa. Cornada grave, consternaci¨®n por un percance que se hab¨ªa producido sin ninguna espectacularidad, aunque qued¨® la evidencia del pit¨®n ensangrentado. Como pudo, acab¨® con el toro boyante, grand¨®n y certero el llamado director de lidia, mentira podrida, que era Antonio Vargas.
Los de La Herguijuela, muy serios, muy bien armados, estampa de toro que infunde respeto nada m¨¢s aparecer por el chiquero, salieron correosos y tambi¨¦n desarrollaban sentido en el ¨²ltimo tercio. Se tragaban dos pases, pero el tercero no, y ya, a la salida del muletazo, los pitones iban a la busca y captura de un muslo o de un coletudo entero para ech¨¢rselo a los lomos. Con estas reses, Jos¨¦ Antonio Campuzano y Antonio Chac¨®n estuvieron valientes y torer¨ªsimos. Las faenas de Campuzano (en solemne trance de confirmaci¨®n de alternativa) y la primera de Chac¨®n nos quedan en el recuerdo como merit¨ªsimas, por la entrega que derrocharon, la inteligencia con que eligieron terrenos y construyeron la sucesi¨®n de suertes, la t¨¦cnica que emplearon para parar, templar y mandar. Tiraban del toro, le obligaban a seguir los vuelos de la muleta, y si hab¨ªa tarascada -que la hab¨ªa-, sab¨ªan librarla con vista y pinturer¨ªa.
En otra l¨ªnea, Antonio Vargas, llamado director de lidia, pero mentira podrida, pues se inhib¨ªa de la misma, mulete¨® despegado con muchas precauciones y prolong¨® excesivamente sus vulgarcitas faenas, lo cual suscit¨® en el tendido sonoros abucheos, acrecentados en el cuarto con ocasi¨®n de ciertos alardes para la galer¨ªa, como tocar pitones, doblar rodillas, arrimar el cuerpo a toro parado, cuando todos hab¨ªamos visto que a toro en movimiento lo distanciaba.
La dureza de los herguijuelos habr¨ªa disculpado a Vargas, de no ser por el oficio y el pundonor que mostraron sus companeros, lo cual forzaba a las comparaciones. Ah¨ª est¨¢, por ejemplo, el quite magn¨ªfico que hizo Chac¨®n al herguijuelo que abri¨® plaza; filigrana de tres chicuelinas por sevillanas y media trazada con garbo y aroma de torero caro. En cuanto se cure, ojal¨¢ sea pronto, esperamos que volver¨¢ a Las Ventas, y con ¨¦l Tom¨¢s Campuzano. Que son toreros, nada menos, como tienen demostrado.
Babelia
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