No se vislumbra ninguna soluci¨®n para el conflicto del Ulster
En 1886 el entonces primer ministro John Gladstone presentaba a la C¨¢mara de los Comunes un proyecto de ley en el que se contemplaba la concesi¨®n de un estatuto de autonom¨ªa para Irlanda. El proyecto de ley fue derrotado al unirse en la votaci¨®n adversa la mayor¨ªa de diputados liberales del propio partido de Gladstone a los conservadores, enemigos ac¨¦rrimos de la autonom¨ªa irlandesa. ?El Gobierno cay¨® y con ¨¦l desapareci¨® la ¨²ltima posibilidad de encontrar un arreglo pac¨ªfico a la cuesti¨®n irlandesa.?
La cita pertenece a sir Winston Churchill, en su magn¨ªfica historia de los pueblos de habla inglesa, y demuestra que, una vez m¨¢s, el estadista brit¨¢nico acert¨® en su pron¨®stico. Porque la soluci¨®n de la llamada ?cuesti¨®n irlandesa?, m¨¢s de medio siglo despu¨¦s de la partici¨®n de la isla, est¨¢ m¨¢s lejos de alcanzarse que nunca.El pr¨®ximo martes, d¨ªa 14, se cumple el d¨¦cimo aniversario de la llegada a Irlanda del Norte de los primeros contingentes del Ej¨¦rcito brit¨¢nico, enviados por el actual l¨ªder de la oposici¨®n, James Callaghan, que ocupaba entonces la cartera del Interior en el Gobierno laborista de Harold Wilson.
La misi¨®n de las tropas, todas ellas voluntarias, era conseguir la pacificaci¨®n de la provincia, tras la decisi¨®n del Gobierno central de suspender las actividades del stormont o Parlamento local, y colocar el Ulster bajo el gobierno directo de Londres.
La ?pacificaci¨®n? ha tra¨ªdo en diez a?os un reguero estremecedor de v¨ªctimas. Hasta el momento presente, el total de muertos en Irlanda del Norte asciende a 1.936; de ellos, 301 son soldados brit¨¢nicos; 93, miembros del regimiento de defensa del Ulster; 129, polic¨ªas pertecientes al Royal Ulster Constabulary, la fuerza de polic¨ªa profesional que reemplaz¨® a los partidistas specials protestantes, y 1.413, civiles.
El coste de la guerra
El n¨²mero de heridos asciende a 20.776, de los que 14.411 son civiles, mientras que los atentados terroristas, se elevan a 6.479, que han afectado a no menos de 90.000 edificios.El coste de esta guerra -cualquier otro t¨¦rmino constituir¨ªa un eufemismo- le cuesta al Gobierno brit¨¢nico m¨¢s de 850 millones de libras anuales, lo que supone una media de quince libras anuales, por habitante, hombre, mujer y ni?o, del Reino Unido. Y esto sin contar los subsidios a la agricultura, 505 millones; la seguridad social, 2.255 millones, y las ayudas a la industria, estimadas en cerca de ochocientos millones.
En cifras comparativas con el resto del Reino Unido, el desempleo en el Ulster es dos veces superior a la media brit¨¢nica, 12,7% en el pasado julio el nivel de las viviendas en Belfast y en el conjunto del Ulster est¨¢ un tercio por debajo de los niveles normales, y un cuarto de las familias de la provincia vive en niveles considerados oficialmente como ?de pobreza?.
?Existe una soluci¨®n a corto plazo para el Ulster? Ninguna de las partes interesadas en el conflicto la prev¨¦. Los extremistas protestantes, encabezados por el reverendo lan Paisley, por cierto el pol¨ªtico que consigui¨® mayor n¨²mero de votos en las recientes elecciones al Parlamento europeo, no quieren o¨ªr hablar de cualquier soluci¨®n que ponga en peligro su dependencia del Reino Unido y su privilegiada posici¨®n, que, con relaci¨®n a los cat¨®licos, mantienen desde hace tres siglos. Los cat¨®licos republicanos, identificados con el IRA, no piensan apartarse ni un ¨¢pice de sus aspiraciones nacionalistas, que se centran en la reunificaci¨®n de Irlanda
Las cosas as¨ª, el Gobierno de Londres aparece cogido en sus propias redes. Si sigue aplicando en la provincia el principio democr¨¢tico de un hombre, un voto, los protestantes ganar¨¢n siempre la partida, a que est¨¢n en una proporci¨®n de dos a uno con los cat¨®licos. Un mill¨®n de protestantes para 500.000 cat¨®licos. Si decide restablecer el Gobierno aut¨®nomo para el Ulster y retirar las tropas -aclaremos que el servicio militar en Gran Breta?a es voluntario-, Irlanda del Norte se convertir¨¢ en un ba?o de sangre.
Cualquier intento de acercar las posiciones con un m¨ªnimo de proyecci¨®n hist¨®rica ha terminado hasta ahora en un completo fracaso. El m¨¢s reciente fue el acuerdo de Sunningdale, alcanzado en diciembre de 1973, que contemplaba el establecimiento de un consejo de toda Irlanda, integrado por siete ministros de la Rep¨²blica del Eire y siete miembros del ejecutivo de Irlanda del Norte. El acuerdo constitu¨ªa un intento serio de resolver a largo plazo el problema por medio de una vinculaci¨®n de las asambleas de los Gobiernos de las dos Irlandas. Poco dur¨® el acuerdo. A principios de enero, el comit¨¦ ejecutivo del Partido Unionista rechaz¨® los acuerdos de Sunningdale y el Gobierno de Londres se vio obligado a volver a colocar la provincia bajo su administraci¨®n directa en mayo de 1974.
Entre tanto, un nuevo hecho ha venido a complicar a¨²n m¨¢s las cosas. Estados Unidos, donde el lobby irland¨¦s tiene una influencia considerable, parece inclinado a cambiar su pol¨ªtica y a considerar, el Ulster como un problema internacional y no exclusivamente brit¨¢nico. La escalada comenz¨® hace unos meses con una visita a Dublin por parte del speaker de la C¨¢mara de representantes de Washington, Tip O'Neill, d¨®nde mantuvo conversaciones con todo el espectro pol¨ªtico irland¨¦s.
La opini¨®n de los observadores imparciales, es que la escalada en el norte de Irlanda no ha hecho m¨¢s que empezar, y que el tema del Ulster puede enconarse todav¨ªa m¨¢s, hasta l¨ªmites insospechados, si los americanos lo convierten en un tema de su pr¨®xima campa?a electoral para las pr¨®ximas elecciones presidenciales.
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