El bingo del Canoe

En d¨ªas pasados, circulando sobre las 19.30 por el lateral impares de la avenida del General¨ªsimo, que va desde General Per¨®n hasta Raimundo Fern¨¢ndez Villaverde, lugar donde se encuentra uno de los bingos m¨¢s grandes de Madrid, concretamente el Canoe, la circulaci¨®n en este tramo era francamente dif¨ªcil, dado que numerosos guardacoches del mencionado bingo hac¨ªan infinidad de maniobras con el fin de aparcar los veh¨ªculos de los clientes de dicho establecimiento de juego, pueden imaginarse el panorama, veh¨ªculos en doble fila a ambos lados de la calzada, dos aparcados en bater¨ªa en el sitio de uno, marcha atr¨¢s para poder colocar un coche a diez o quince metros de distancia, en fin, todo esto el sufrido ciudadano lo aguanta, ya que hay veces que es uno mismo quien coloca su coche en doble fila o comete alguna que otra infracci¨®n de tr¨¢fico, pero cu¨¢l no ser¨ªa mi sorpresa, cuando al llegar a la altura del edificio de Celso Garc¨ªa, v¨ª con desagrado a dos o tres agentes municipales de Tr¨¢fico que estaban poniendo multas a veh¨ªculos aparcados en prohibido pero que no molestaban a nadie y tampoco a la circulaci¨®n rodada.Y ahora pregunto, ?qu¨¦ clase de privilegio disfrutan los clientes del citado bingo para no ser multados?.

Yo llegu¨¦ a una conclusi¨®n que tambi¨¦n corrobor¨® mi acompa?ante. ?Y ustedes?