El salario del miedo

En 1952, H. G. Clouzot, un realizador franc¨¦s que debuta diez a?os antes durante el per¨ªodo de ocupaci¨®n, posteriormente depurado y por ¨²ltimo situado en su lugar por la concesi¨®n del Le¨®n de Oro del Festival de Venecia a Manom (1948), hace El salario del miedo, su mejor y m¨¢s popular, obra junto a Las diab¨®licas (1954). La acci¨®n se sit¨²a en Las Piedras, ciudad de un indeterminado pa¨ªs latinoamericano, donde un grupo de europeos, por motivos nunca claros, ha ido a parar y lleva una vida m¨ªsera. Ante la perspectiva que se presenta a cuatro de ellos de poder salir de su situaci¨®n al conducir dos camiones de nitroglicerina a trav¨¦s de un tortuoso camino, aceptan ese viaje imposible hacia el final de la noche y la muerte. El claro tono existencialista del relato, su marcado pesimismo y trepidante acci¨®n, desarrollada con minuciosidad a lo largo de dos horas y media, la convierten en una de las pel¨ªculas m¨¢s determinantes de su momento.Veintis¨¦is a?os despu¨¦s, William Friedkin, tras los ¨¦xitos de The french connection (1971) y El exorcista (1974), ha hecho una nueva versi¨®n de la novela de Georges Amaud, ligeramente modernizada y dedicada a H. G. Clouzot. Los dos franceses, Yves Montand y Charles Vanel; el n¨®rdico, Peter van Eyck, y el italiano, Folco Lulli, de la primera versi¨®n cinematogr¨¢fica, se han convertido en un norteamericano, Roy Scheider; un franc¨¦s, Bruno Cremer; un sionista, Francisco Rabal, y un jud¨ªo, Amidou. Se ha a?adido un pr¨®logo, situado en Jerusal¨¦n, Par¨ªs y Nueva York, donde se cuentan las razones que han llevado a los protagonistas al mugriento pueblo suramericano imaginario, se explica c¨®mo los explosivos est¨¢n destinados a apagar un pozo de petr¨®leo incendiado por terroristas y se ha cambiado el final con un marcado tono existencialista, en que Montand se despe?aba con su cami¨®n tras haber escapado de la pesadilla, por otro m¨¢s realista. Carga maldita es un gran fracaso en Estados Unidos y Friedkin tiene que reducir las casi tres horas de la copia original, estrenada a una duraci¨®n normal, que es la que llega al resto del mundo. A pesar de notarse demasiado esta reducci¨®n de metraje, el relato minucioso de algunos momentos frente a elipsis excesivamente amplias, la pelicula tiene inter¨¦s y sobre todo un tono de otra ¨¦poca, seguramente, debido a los elementos existencialistas que hay en su interior, que han contribuido notablemente a su fracaso comercial, pero que suponen su m¨¢ximo atractivo.