La amnist¨ªa, primer paso para la desmilitarizaci¨®n pol¨ªtica brasile?a
El regreso a Brasil de dirigentes pol¨ªticos exiliados desde el golpe militar de abril de 1964, en virtud de la amnist¨ªa concedida por el Gobierno que preside el general Joao Baptista Figueiredo, significa la primera materializaci¨®n concreta de las promesas de los militares de devolver al pa¨ªs la perdida democracia y el fin inmediato del sistema bipartidista que imperaba en el pa¨ªs.
La mayor¨ªa de los brasile?os, en efecto, est¨¢n esperanzados y convencidos de que el regreso de personajes como Leonel Brizzola, Miguel Arraes, Luis Carlo Prestes y otros muchos impulsar¨¢ la vida pl¨ªtica de la naci¨®n, circunscrita, hasta ahora en t¨¦rminos legales, a lo que marcaba el gubernamental partido Arena (Alianza Renovadora Nacional) y el MDB (Movimiento Democr¨¢tico Brasile?o), el ¨²nico de oposici¨®n.La libre actividad de estos pol¨ªticos forzar¨¢, en opini¨®n de la mayor¨ªa de los observadores, la segunda importante medida en el proceso democratizador del pa¨ªs, que no es otra que la promulgaci¨®n del estatuto de los partidos pol¨ªticos. Dicho estatuto prohibir¨¢ expresamente (al menos ¨¦sas son las declaradas intenciones del presidente Figueiredo) los partidos marxistas, aunque sus l¨ªderes podr¨¢n regresar al pa¨ªs con todos sus derechos c¨ªvicos restituidos. Este es el caso del octogenario secretario general del Partido Comunista de Brasil, Luis Carlos Prestes.
El significado de la amnist¨ªa decretada por el Gobierno y aproba da por el Parlamento, con ser muy importante, no ha alcanzado a satisfacer por completo a los sectores pol¨ªticos brasile?os. La medida de gracia, sancionada por Figueiredo el pasado martes, no afecta a los acusados de delitos de terrorismo, que suman cerca de dos centena res. Este hecho produjo un serio enfrentamiento entre el poder legislativo y el ejecutivo, que hab¨ªa amenazado con vetar la ley si ¨¦sta sal¨ªa del Congreso brasile?o con modificaciones que ampliaran la amnist¨ªa a aquellos implicados en delitos de sangre. Al final, y por un estrecho margen (206 contra 201), prevaleci¨® el proyecto del Gobierno.
Las autoridades han anunciado, sin embargo, que se estudiar¨¢ caso por caso la situaci¨®n de las personas a las que no alcanza la amnist¨ªa y que, posiblemente, se decretar¨¢n indultos especiales para ellos. De momento, alrededor de 5.000 personas, entre detenidos, exiliados y depurados, recobrar¨¢n con plenitud todos sus derechos.
Todas las miradas est¨¢n puestas, mientras tanto, en el regreso de Leonel Brizzola, sin duda el dirigente pol¨ªtico en el exilio que conserva de manera m¨¢s ¨ªntegra su prestigio pol¨ªtico entre los brasile?os. Brizzola, cu?ado del presidente Joao Goulart, a quien derrocaron los militares, y gobernador del estado de R¨ªo Grande do Sul cuando se produjo el golpe de Estado, es el l¨ªder indiscutible del Partido Travalhista, que cuenta con el apoyo decidido de la Internacional Socialista. Brizzola vivi¨® desde su exilio hasta 1977 en Montevideo. Despu¨¦s de su expulsi¨®n por las autoridades uruguayas se estableci¨® durante unos meses en Estados Unidos, hasta que decidi¨® viajar a Lisboa, acogido por su amigo y correligionario Mario Soares. Desde la capital portuguesa ha iniciado el camino de retorno, cuyo final promete ser apote¨®sico: sus amigos le preparan un masivo recibimiento en el estado en el que fue gobernador.
Id¨¦nticas manifestaciones de apoyo popular se organizan en el estado de Pernambuco, del que, en el momento del golpe, era gobernador Miguel Arraes, dirigente socialista. Francisco Chico Juliao, el m¨¢s carism¨¢tico dirigente campesino, volver¨¢ tambi¨¦n a Brasil gracias a la amnist¨ªa.
Pero no todo ser¨¢ un camino de rosas. Organizaciones de derechas, como la Alianza Anticomunista, han hecho llegar amenazas de muerte a los pol¨ªticos que regresan, advirtiendo que no permitir¨¢n ninguna veleidad izquierdista en el pa¨ªs y poni¨¦ndose claramente enfrente del Gobierno de Figueiredo, al que acusan de ?d¨¦bil y permisivo?.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.