Esperanzas de Andaluc¨ªa
El cambio de r¨¦gimen se ha traducido en Andaluc¨ªa por un aluvi¨®n de iniciativas culturales, frenado por una escasez de medios impresionante. Al mismo tiempo, el florecimiento del regionalismo ha provocado, a nivel de producci¨®n cultural, numerosos y dispersos movimientos de b¨²squeda de la identidad andaluza, a¨²n no muy clarificada. Y los andaluces, tanto los trabajadores manuales como los culturales, se ven obligados muchas veces a la emigraci¨®n: Antonio Gala, que ha mostrado grandes preocupaciones por definir qu¨¦ es la cultura andaluza, es, entre otros escritores andaluces de la emigraci¨®n, un buen ejemplo de lo segundo... El momento es, en cualquier caso, de esperanza. As¨ª lo ve, desde Sevilla, .
El desarrollo cultural de Andaluc¨ªa aparece trabado, en principio, por una falta de formaci¨®n tan grave o m¨¢s que la que afecta a otras comunidades espa?olas. La pervivencia de bolsas de analfabetismo -en su acepci¨®n simple de no saber leer ni escribir y mucho m¨¢s, en la versi¨®n definida por la Unesco-, las deficientes comunicaciones, la deserci¨®n de gran parte de la ¨¦lite intelectual y la debilidad e ignorancia de la burgues¨ªa aut¨®ctona son algunos de los factores que impiden un desenvolvimiento cultural aceptable.Es evidente que una poblaci¨®n estrujada por carencias materiales de primer grado y en la que s¨®lo un 13% de los ciudadanos -seg¨²n datos oficiales- lee un peri¨®dico una vez a la semana, no constituye el mejor caldo de cultivo para la creaci¨®n de cultura. Si a todo ello se une la falta de apoyo oficial a las iniciativas m¨¢s prometedoras que han surgido en los ¨²ltimos a?os, el resultado podr¨ªa parecer desalen tador, si no fuese porque enla base hay una demanda cultural creciente que da pie a la esperanza.
Sin necesidad de remontarse al pasado, lo cierto es que hoy mismo hay una n¨®mina importante de productores de cultura andaluces... que ejercen fuera de Andaluc¨ªa. Para Jos¨¦ Luis L¨®pez, viceconsejero de Cultura de la Junta de Andaluc¨ªa, la falta de infraestructura y de medios de desarrollo es lo que explica la penuria cultural de esta regi¨®n y expulsa a los productores intelectuales, al igual que a los manuales, hacia otras zonas de mayores posibilidades.
Hay potencialidades
Si pasamos de la literatura o la comunicaci¨®n a otros, sectores, no hay mayores motivos de optimismo, no puede hablarse de que haya un teatro o un cine andaluz ni una m¨²sica andaluza. ?Los intentos que existen a¨²n no han logrado descender al origen de los nuestros, a identificamos como pueblo, que es lo que de verdad ayudar¨ªa a forjar una cultura andaluza?, comenta Manuel Rodr¨ªguez- Buz¨®n, responsable de la obra cultural de la Caja de Ahorros San Femando, de Sevilla, y ex delegado de Cultura en esta provincia, y concluye: ?Tenemos que empezar por la a-e-i-o-u, porque todo est¨¢ por hacer. ?
Lo que s¨ª hay son mimbres para hacer el cest¨®n, es decir, potencialidades, iniciativas, instrumentos humanos. No se puede olvidar, por ejemplo, la genuina aportaci¨®n a la m¨²sica espa?ola que hoy representan grupos como Triana, Alameda, Guadalquivir y otros, o la labor teatral de Mediod¨ªa, La Cuadra y Esperpento, o la obra de algunos narradores andaluces. Pero su problema es el mismo: todo tiene que hacerse fuera de Andaluc¨ªa, no se les ayuda y las entidades que podr¨ªan financiar parte de la vida cultural andaluza, como las cajas de ahorro, s¨®lo ahora empiezan a volver de anteriores deserciones.
Pero no es s¨®lo en la cultura convencional donde se hallan m¨²ltiples posibilidades. En la acepci¨®n de cultura como expresi¨®n de una forma de vida espec¨ªfica, Andaluc¨ªa tiene una riqueza incre¨ªble, aunque en peligro de extinci¨®n, por el crecimiento econ¨®mico de los ¨²ltimos a?os: artesan¨ªa, cer¨¢mica, folklore, romer¨ªas...
La b¨²squeda de la identidad
Existe tambi¨¦n inquietud a todos los niveles, lo que permite igualmente hablar de perspectivas esperanzadoras. El proceso auton¨®mico y el resurgir de una conciencia regionalista o nacionalista -que hasta eso necesita ser debatido en Andaluc¨ªa- ha generado un movimiento cultural, especialmente entre los j¨®venes, que responde a dos preocupaciones b¨¢sicas: la intenci¨®n de hacer cultura para la mayor¨ªa y la obsesi¨®n por bucear en los signos de identificaci¨®n hist¨®rica, social, art¨ªstica, etc¨¦tera, de nuestra comunidad. Resulta que los andaluces queremos saber qui¨¦nes somos.
En los ¨²ltimos tiempos han aparecido as¨ª cientos de entidades culturales, se han organizado semanas en los m¨¢s apartados rincones -a veces sin mucha idea de por d¨®nde empezar-, las asociaciones de vecinos y numerosos concejales de cultura de los ayuntamientos han propiciado actividades de la m¨¢s diversa ¨ªndole. Son varios miles los centros de cultura que funcionan actualmente en la regi¨®n con una vida irregular. Todos estos esfuerzos son los que hay que unir en un trabajo com¨²n, que requiere obviamente la ayuda material de los organismos p¨²blicos y privados correspondientes, la colaboraci¨®n de partidos y sindicatos, que hasta ahora no tienen pol¨ªtica cultural digna de ese nombre (m¨¢s bien tratan de hacer pol¨ªtica con la cultura) y que los creadores dejen de preocuparse tanto por preservar su propia imagen y se fundan en esa obra por Andaluc¨ªa.
Obra que, en cierto modo, es la que intent¨® el Congreso de Cultura Andaluza, que hoy languidece a la espera de que se cree un patronato representativo de todos estos sectores que hay que unir en un solo proyecto, o que, como quiere el presidente Escuredo, la Junta de Andaluc¨ªa se haga cargo directamente de su direcci¨®n. Quiz¨¢ el congreso se hizo un planteamiento demasiado ambicioso, quiz¨¢ no aglutin¨® todas las voluntades precisas (apareci¨® muy vinculado, en principio, al PSA), o las dos cosas a la vez. El caso es que hoy sus trabajos est¨¢n, la mayor¨ªa, paralizados y no es posible reanimarlos mientras el problema financiero no entre en v¨ªas de soluci¨®n. Como dice su coordinador, Emilio P¨¦rez Ruiz, ?quer¨ªamos que el congreso durase dos a?os y va a empezar de verdad despu¨¦s de esos dos a?os?.
Un esfuerzo tambi¨¦n ambicioso y digno de elogio es el representado por la gran enciclopedia de Andaluc¨ªa, dirigida por Jos¨¦ Mar¨ªa Javierre, que ahora va por su fasc¨ªculo 23, con cierto ¨¦xito de p¨²blico y resultados desiguales. Y ser¨¢ muy positivo, si cuaja, el proyecto de organizar un seminario permanente de historia de Andaluc¨ªa, bajo el patrocinio de la Junta y la direcci¨®n del eminente historiador Antonio Dom¨ªnguez Ortiz.
Pr¨®ximo cap¨ªtulo: Cultura vasca y euskal kultur.
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