Marruecos perdi¨® en Lebuirat el 10% de sus blindados
El 24 de agosto, el Polisario atacaba, por tercera vez en menos de dos meses, la ciudad de Lebuirat, importante base militar del sur de Marruecos. Esta vez era la decisiva. La caballer¨ªa mecanizada marroqu¨ª perd¨ªa el 10% de su potencial. Desde entonces, los saharauis controlan el extremo suroriental del reino de Hassan II. En la madrugada del pasado domingo, un ataque saharaui acababa con un convoy que trataba de salir de la base meridional de Zak, cabeza militar de la regi¨®n. Enfrentado a un ej¨¦rcito desmoralizado el Frente Polisario parece ir ganando terreno al sur del pa¨ªs enemigo. Nuestro enviado especial, , ha llegado hasta Lebuirat, acompa?ando a una patrulla del Ej¨¦rcito saharaui, y ha seguido viaje hasta llegar a treinta kil¨®metros de Zak. A partir de hoy cuenta sus impresiones en varios reportajes.
En la explanada del destacamento militar de Lebuirat, s¨®lo se escucha el viento, que silba entre las alambradas, las latas que ruedan sobre las piedras, el golpear de las puertas, que se abren y cierran solas, y el siniestro chirriar de las bisagras. No debe de ser muy agradable dormir en un lugar tan lleno de muerte, pero los guerrilleros polisarios a quienes acompa?amos han escogido ya un oasis dentro del territorio marroqu¨ª para pasar la noche. All¨ª encontramos un silencio total y un cielo lleno de estrellas. Hasta el aullar de las hienas al amanecer parece tan buc¨®lico e inofensivo como el despertar de un gallinero.Hemos recorrido los 36 puestos que proteg¨ªan la base marroqu¨ª de Lebuirat, situados sobre las colinas que rodean el valle donde est¨¢ situada la fortaleza. Con nuestros Land Rover (que hasta poco antes pertenec¨ªan al Ej¨¦rcito marroqu¨ª) llegamos a una treintena de kil¨®metros de Zak, la base militar m¨¢s importante del sur de Marruecos. All¨ª estaban los restos del final de la batalla de Lebuirat. Sobre la arena quedan a¨²n los rastros de las cadenas de los tanques, que se entrecruzan formando una malla que cubre todo el suelo. Hasta all¨ª llegaron los saharauis persiguiendo a sus enemigos. Hay varios carros de combate destripados y un cami¨®n de transporte de municiones que ha estallado en mil pedazos, despu¨¦s de haber sido alcanzado por el fuego del Polisario. Los cad¨¢veres calcinados de sus tres ocupantes est¨¢n al lado del veh¨ªculo. Uno de ellos tiene el vientre abierto: las hienas ya han comenzado a actuar.
No lejos de all¨ª, al inicio de una colina, escondido entre los matorrales, est¨¢ el cad¨¢ver de un soldado herido que trat¨® de huir por su cuenta. Treinta kil¨®metros al noreste de Lebuirat seguimos encontrando cad¨¢veres: algunos de ellos han sido desenterrados con las ¨²ltimas lluvias. Son los restos de los 615 soldados marroqu¨ªes que encontraron la muerte el pasado 24 de agosto en la batalla de Lebuirat.
Contamos hasta 51 blindados destruidos: veintis¨¦is carros T-54, trece veh¨ªculos blindados de transporte de tropas y doce autoametralladoras. El total viene a suponer el 10% de la caballer¨ªa mecanizada marroqu¨ª. Pr¨¢cticamente todo el material es sovi¨¦tico. S¨®lo la artiller¨ªa montada sobre algunas de las autoametralladoras es de origen franc¨¦s. Todo parece indicar que procede de Egipto. La vejez de algunos carros hace suponer que ya vivieron la guerra del Sina¨ª para venir a morir a este desierto.
T¨¦, bet¨²n, colonia y discos
Al lado de los veh¨ªculos calcinados aparecen los objetos m¨¢s extra?os: desde paquetes de t¨¦, latas de bet¨²n y frascos de colonia, hasta dos viejos discos espa?oles, uno de pasodobles y otro de Frank Sinatra.
?Esto es ya algo m¨¢s que una guerra de guerrillas, es una guerra de posiciones?, dice con orgullo uno de los polisarios.
Casi todos los blindados que nos encontramos han sido abandonados y est¨¢n destruidos s¨®lo por las llamas y no por la artiller¨ªa. Los soldados saharauis los han destruido para evitar que los marroqu¨ªes puedan volver a recuperarlos. ?Por qu¨¦ no se los han llevado los saharauis? ?Los tanques no sirven para la guerra del desierto. Preferimos los Land Rover?, dice Salama Ahmed, un Polisario que trabajaba en la Telef¨®nica de El Aai¨²n hasta el d¨ªa en que Espa?a decidi¨® abandonar a su antigua colonia.
Las posiciones que rodean la fortaleza de Lebuirat tienen todo el aspecto de haber sido abandonadas apresuradamente. El suelo est¨¢ regado de cascos y correajes. El ataque sorprendi¨® a los soldados en pleno sue?o. Eran las cinco y med¨ªa de la ma?ana del d¨ªa 24 de agosto cuando se escucharon los primeros disparos. Anteriormente (el 6 de julio y el 10 de agosto), el Polisario hab¨ªa atacado la base causando abundantes da?os y destruyendo parte del arsenal marroqu¨ª.
Los destacamentos que ocupaban estas posiciones defensivas se turnaban cada seis meses. Todo este tiempo permanec¨ªan all¨ª, sin poder bajar de la colina. Cada una de las posiciones contaba con un carro de combate y un veh¨ªculo blindado de transporte de tropas, as¨ª como con una serie de primitivas construcciones de piedra, en las que se desenvolv¨ªa toda la vida cotidiana de la tropa durante medio a?o. Las condiciones de vida no ayudaban precisamente a elevar la moral de las fuerzas. Inmovilizados en lo alto de las colinas, los marroqu¨ªes esperaban noche y d¨ªa la llegada del enemigo. La inseguridad de la zona les imped¨ªa salir fuera de la fortaleza en los momentos de descanso. Los centinelas no pod¨ªan dejar su puesto en las noches de tensa espera. Estaban obligados incluso a defecar en las mismas defensas.
Nadie sabe cu¨¢ntos eran
?Cu¨¢ntos hombres defend¨ªan Lebuirat? Es dif¨ªcil saberlo. En principio eran 1.200 los encargados de defender la base. Pero, seg¨²n nos dijeron los oficiales que ahora se encuentran prisioneros del Polisario, el 24 de agosto s¨®lo hab¨ªa medio millar de hombres ¨²tiles para la lucha.
Tan dif¨ªcil es conocer el n¨²mero de defensores como el de los asaltantes. Seg¨²n los polisarios, la columna guerrillera que tom¨® Lebuirat estaba compuesta, tan s¨®lo, por 150 hombres. ?Aunque parezca mentira, es cierto?, afirma uno de ellos. Los oficiales marroqu¨ªes prisioneros que tuvimos la ocasi¨®n de entrevistar no se sienten capaces de dar una cifra concreta. Les parece muy dif¨ªcil precisar detalles. La defensa tuvo que ser bastante ca¨®tica. ?Eran muchos y atacaron todos a la vez?, nos dijo uno de ellos. ?Para hacer lo que hicieron ten¨ªan que contar por lo menos con quinientos Land Rover (unos 3.500 hombres)?, aventuraba un suboficial marroqu¨ª.
El p¨¢nico tuvo que apoderarse de los marroqu¨ªes. S¨®lo as¨ª se explica sus contradictorias versiones y el estado en que se encontraba el campo de batalla. Los refuerzos mandados por la base de Zak (cabeza militar de la regi¨®n, situada a unos setenta kil¨®metros de Lebuirat) no llegaron a tiempo. La primera columna se cruz¨® pr¨¢cticamente con sus compa?eros que hu¨ªan. Aun a treinta kil¨®metros de Zak, el Polisario tuvo oportunidad de realizar una emboscada. S¨®lo la segunda columna marroqu¨ª cumpli¨® parte de su misi¨®n: recoger los cad¨¢veres.
La aviaci¨®n no pudo hacer nada. Cuatro cazabombarderos F-5 y tres helic¨®pteros aparecieron en el cielo a primeras horas de la ma?ana. No llegaron a actuar: la confusi¨®n era total, no distingu¨ªan sus propias fuerzas de las de los saharauis, y el humo de los veh¨ªculos incendiados les imped¨ªa ver con claridad.
Pr¨®ximo cap¨ªtulo:
Un soldado antes de morir: ?Me estoy volviendo loco ?.
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