"El gran teatro", ¨²tima novela de Manuel M¨²jica La¨ªnez
El escritor argentino ser¨¢ recibido hoy por el Rey
?Ahora pienso que de joven yo era tremendamente serio, tr¨¢gico. Uno de mis primeros libros, Misteriosa Buenos Aires, es un conjunto de relatos de los que la mayor¨ªa terminan mal, muy mal. Ahora me divierto mucho m¨¢s.? El novelista argentino Manuel M¨²jica Lainez, se halla de paso por Madrid, donde ha venido a la presentaci¨®n de su ¨²ltima obra, El gran teatro, que se ha publicado simult¨¢neamente en Espa?a y Argentina, aunque la primera edici¨®n argentina ya est¨¢ agotada. Esta misma ma?ana, el rey don Juan Carlos le recibe en el palacio de La Zarzuela.
CONTE?Esta visita naci¨® por iniciativa del Rey, a quien aprecio y estimo mucho. A ra¨ªz de una intervenci¨®n m¨ªa en el programa 300 millones, el Rey me escribi¨® una carta muy simp¨¢tica, en la que me dec¨ªa que fuera a verle cuando viniese a Espa?a.? A sus 69 a?os, M¨²jica Lainez hasta ha prescindido del bast¨®n de ¨¦bano, que s¨®lo era un adorno, camina erguido y vivaz, sustituye la corbata por el pa?uelo de seda, y el brillo de su mirada compite con el de los gruesos anillos que esmaltan los dedos de sus manos: manos poderosas, de trabajador, a pesar de todo.
Periodista durante 35 a?os
?Yo he sido periodista durante 35 a?os, en La Naci¨®n, de Buenos Aires. Empec¨¦ mi trabajo muy joven, haciendo los ecos mundanos, la cr¨®nica de sociedad. Tal vez porque, al ser de buena familia, no me equivocaba en los nombres, ni en los cargos o t¨ªtulos, ni en los parentescos.? Manuel M¨²jica Lainez le est¨¢ muy agradecido al periodismo, aunque confiesa que cuando le nombraron cr¨ªtico de arte fue una especie de liberaci¨®n. ?Pero el periodismo me ense?¨® dos cosas importantes: escribir todos los d¨ªas y a escribir medido. Los que dicen que el periodismo estorba al escritor es porque son malos periodistas y malos escritores.?La obra de M¨²jica Lainez supera ya la veintena de t¨ªtulos. Su primera inspiraci¨®n tem¨¢tica le vino de su propia circunstancia. Hijo de una familia de la aristocracia porte?a, descendiente de Juan de Garay, segundo fundador de Buenos Aires, educado en Francia e Inglaterra, el joven escritor se dedic¨® a estudiar la historia de su ciudad -Misteriosa Buenos Aires, Cr¨®nicas reales, Aqu¨ª vivieron- y a describir la decadencia de la alta clase bonaerense, con iron¨ªa desencanto y cierto escepticismo: Los viajeros, La casa, Los ¨ªdolos. ?Pero nunca fui cruel, o al menos lo he sido con ternura.?
Miembro de la Academia Argentina, de la de Bellas Artes, viajero por todo el mundo y acumulador de premios, desde que abandon¨® el periodismo, hace catorce a?os, escribe mucho m¨¢s. Con Bomarzo alcanz¨® ya un ¨¦xito universal. Premiada en Norteam¨¦rica, convertida en ¨®pera por Alberto Ginastera, es una obra voluminosa, donde historia y fantas¨ªa se entremezclan en una f¨®rmula m¨¢gica y espectacular. Es una historia basada en el extra?o jard¨ªn que un pr¨ªncipe Orsini hizo labrar en tiempos del Renacimiento italiano: un conjunto de seres fantasmag¨®ricos e infernales, tallados en las rocas del jard¨ªn.
?Visit¨¦ Bomarzo por vez primera en 1958, durante una hora o poco m¨¢s. Ya conoc¨ªa su historia, que me hab¨ªa fascinado, y me document¨¦ durante a?os para escribir la novela. Entonces era un lugar salvaje, que he vuelto a ver en tres o cuatro ocasiones. La ¨²ltima vez, en 1964, ya era un espect¨¢culo tur¨ªstico, cercado y pagando entrada, y el guarda nos habl¨® del escritor argentino que hab¨ªa vivido all¨ª durante varios meses, y que se paseaba durante d¨ªas y d¨ªas por el jard¨ªn salvaje, con salakoff y en pantalones cortos.? M¨²jica Lainez ha pasado, pues, a ser un personaje de una realidad imaginaria, reconstruida sobre su propia fantas¨ªa.
En esta l¨ªnea de historias fant¨¢sticas ha seguido su obra -El unicornio, El laberinto, De milagros y melancol¨ªas- alternando con sus temas sobre la vida argentina, como en Sergio, Cecil, Los cisnes, o esta ¨²ltima de El gran teatro. Esta novela tiene unidad de tiempo, de lugar y de acci¨®n, como en el teatro cl¨¢sico. Todo sucede una noche de 1942, la ¨¦poca dorada argentina, durante una representaci¨®n del Parsifal, de Wagner, en el teatro Col¨®n de Buenos Aires, uno de los templos m¨¢s monumentales del teatro l¨ªrico universal. All¨ª se entremezclan, siguiendo el argumento del escenario, las vidas de un grupo de espectadores, arist¨®cratas, pol¨ªticos, estancieros, burgueses, escritores y estudiantes, en un h¨¢bil e ir¨®nico engranaje.
?Escribo con rapidez, y no corrijo. Si tuviera que escribir ocho veces un texto me dedicar¨ªa a otra cosa. Pero trabajo mucho, estudio y tomo notas constantemente. ? Esta labor de documentaci¨®n, que se transluce en su obra, desmiente su leyenda negra de ligereza y superficialidad. Conocedor a fondo de los cl¨¢sicos castellanos, amigo de Borges, admirador de Proust, Henry James y Virginia Woolf, ha traducido a Shakespeare y a Racine.
"El escarabajo", t¨ªtulo de su pr¨®xima novela
Su pr¨®xima novela ya tiene t¨ªtulo, El escarabajo, y de ella ha escrito tres cap¨ªtulos en un a?o. ?Pero me llevar¨¢ muchos a?os m¨¢s terminarla, pues exige mucho estudio y documentaci¨®n.? La acci¨®n sucede durante 3.000 a?os, y es narrada por una sortija: un escarabajo que perteneci¨® a una esposa del fara¨®n Rams¨¦s II. ?El libro comienza en los a?os veinte, en el yacht de una viuda americana que navega por el B¨®sforo, con un amigo cr¨ªtico de arte y un joven gigolo italiano. La viuda americana ha sufrido toda suerte de operaciones de cirug¨ªa est¨¦tica, en todo su cuerpo y en el rostro, excepto all¨ª donde no es posible, en las manos. Manos que lleva siempre enguantadas, hasta cuando hace el amor. El gigolo intenta arrebatarle un diamante, y en la lucha arroja al mar el escarabajo. La sortija dialoga, en el fondo del mar, con una estatua de Poseid¨®n, y cuenta su vida. Ya estoy al final del cap¨ªtulo tres. El escarabajo ha pertenecido a Arist¨®fanes, que por cierto no lo pas¨® demasiado bien.?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.