El espect¨¢culo de los forcados, de nuevo en Las Ventas
Entrevista con Nuno Galva?ao, director del grupo
Los forcados Amadores de Lisboa vuelven esta tarde a Las Ventas, para pasmo de propios y extra?os. Actuaron en esta misma plaza a¨²n no hace un mes, en la feria de oto?o, y sumieron al p¨²blico en una mezcla de asombro y de horror, por la majeza con que se encaran con la fiera y por las volteretas y topetazos que soportaron sin cuento, con valor espartano.El creador y director del grupo es Nuno Galva?ao Barreto, un forcado legendario que debut¨® cuando ten¨ªa catorce a?os y hubo de retirarse en 1974 como consecuencia de una grav¨ªsima fractura de rodilla. Fueron treinta a?os ininterrumpidos de pegador, durante los cuales, nos dice, goz¨® de las m¨²ltiples satisfacciones que se derivan de sus ¨¦xitos en los ruedos, pero tambi¨¦n sufri¨® los reveses de los accidentes, algunos de los cuales fueron de extrema gravedad. El peor de todos, cuando una banderilla de las que llevaba prendidas el toro le atraves¨® el cuello de parte a parte, en el momento del encontronazo.
?Las banderillas?, manifiesta a EL PA?S Nuno Galva?ao, ?son un peligro cierto para nosotros, aunque no el mayor. En general, sufrimos fracturas, con m¨¢s frecuencia de costillas. La cornada es infrecuente, no tanto porque los toro con los cuales nos medimos suelen salir embolados o despuntados, como por la t¨¦cnica que empleamos?.
?El estudio de las caracter¨ªsticas del toro?, seg¨²n Galva?ao, ?no siempre es f¨¢cil, por los cambios que experimenta el toro mientras est¨¢ en el ruedo. Debemos observar -y as¨ª debe hacerlo por su parte el p¨²blico, si quiere calibrar el m¨¦rito de nuestras actuaciones- c¨®mo derrota, si acomete muy humillado o con la cara alta, si mete la cabeza de lleno o puntea, si es de muchos o pocos pies. Para el mejor lucimiento de la pega e integridad de nuestros hombres es mejor el toro veloz, el que se arranca pronto y embiste con ambos pitones a la vez y la cara baja. Si es de los quedados, o aquerenciado en tablas, la suerte se complica y se convierte en muy peligrosa.?
La posici¨®n cl¨¢sica de los forcados cuando van a iniciar la pega es en fila, delante el primer pegador, detr¨¢s el primer ayuda -quiz¨¢ el que corre m¨¢s peligro, pues suele recibir, con escasas posibilidades de defensa, el golpe del toro m¨¢s el del hombre que tiene delante y sale rebotado-, segundo ayuda despu¨¦s, detr¨¢s dos terceros ayudas y luego el coleador.
En la anterior actuaci¨®n de los forcados en Las Ventas llam¨® la atenci¨®n el primer pegador que act¨²o inicialmente, quiz¨¢ porque era el de menor estatura del grupo y hac¨ªa gala de una asombrosa serenidad y pinturer¨ªa a pesar de los porrazos que sufr¨ªa en sus intervenciones, y acab¨® en la enfermer¨ªa. Es Gustavo Mart¨ª, un estudiante de la Escuela Agr¨ªcola. Ninguno de los forcados percibe honorarios y ¨²nicamente se les pagan los gastos de desplazamiento y hotel. Seg¨²n Nuno Galva?ao es l¨®gico: ?Si esto lo hici¨¦ramos por dinero, tendr¨ªan que pagarnos m¨¢s que a la figura de mayor cotizaci¨®n del toreo. Pero como lo hacemos por afici¨®n, nos conformamos con los gastos.? Cada forcado tiene encauzada su vida profesional con total independencia de esta actividad. En el grupo Amadores de Lisboa (amadores, de amateurs) hay tres ingenieros de montes, cuatro estudiantes, otros cuatro son agricultores con fincas propias, uno posee una cadena de carnicer¨ªas, otro es empleado administrativo, hay tambi¨¦n un inspector de obras, un ingeniero naval, un mec¨¢nico. Nuno Galva?ao, el jefe, tiene una empresa constructora, ?no grande, pero s¨ª un poco m¨¢s que mediana?.
Galva?ao, que ya no puede actuar por su lesi¨®n de rodilla ?y porque ya he echado encima unos cuantos kilos de m¨¢s?, conserva la afici¨®n del primer d¨ªa, cuando empez¨®, a los catorce a?os, y la satisface con la direcci¨®n del grupo. El fue quien primero se enfrent¨® en solitario con el toro, sin ayudas (fue en Campo Pequenho), y a partir de entonces los p¨²blicos le ped¨ªan todas las tardes, con verdadero clamor, que lo repitiera. ?Pero no es posible; hace falta el toro adecuado, veloz y que humille. En el grupo actual hay tres o cuatro hombres que tambi¨¦n practican esta suerte, y muy bien, pero se necesita ese toro que le digo.? Fue Galva?ao el que protagoniz¨®, en la pel¨ªcula Quo Vadis, aquella secuencia en la que un hombre lucha contra un toro.
Babelia
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