La ca¨ªda de un liberal reformista
El pasado 5 de febrero, el ayatollah Jomeini encarg¨® formar Gobierno a Mehdi Bazargan, un ingeniero de 73 a?os con una reconocida reputaci¨®n de liberal y un historial de oposici¨®n al sha que le hab¨ªa valido numerosas detenciones.Colaborador pr¨®ximo de Mossadegh, ¨¦ste le puso al frente de la reci¨¦n nacionalizada National Iranian Oil Company. En 1953, tras la ca¨ªda de Mossadegh y la reposici¨®n del sha en el trono, Bazargan se uni¨® al movimiento de resistencia nacional, clandestino, y en 1961 fue uno de los fundadores del Movimiento de Liberaci¨®n de Ir¨¢n, junto con el ayatollah Taleghani. Finalmente, en 1978, cre¨® la Asociaci¨®n Iran¨ª para la Defensa de las Libertades y los Derechos Humanos.
Desde el principio, Bazargan propugn¨® una pol¨ªtica reformista, basada en los valores de las democracias occidentales, que aislase a la extrema izquierda, incluido el Partido Comunista, y se atrajese a la clase media y a los cuadros laicos. Las divergencias con los partidarios de una rep¨²blica isl¨¢mica r¨ªgida no tardaron en aparecer.
El 7 de marzo, Jomeini acus¨® al Gobierno de comportarse como en los tiempos del sha y denunciaba sus ?debilidades? y sus inclinaciones por ?la democracia occidental y el lujo?. Al d¨ªa siguiente, Bazargan present¨® su dimisi¨®n, pero la retir¨® al renovarle p¨²blicamente su confianza el ayatollah.
Sin embargo, los desacuerdos fueron acentu¨¢ndose, tanto dentro del equipo dirigente como entre ¨¦ste, y el radicalismo autocr¨¢tico de los grupos religiosos. A pesar de las apelaciones del primer ministro a la reconciliaci¨®n nacional, los ?tribunales revolucionarios ? continuaron sus procedimientos expeditivos , despu¨¦s de una breve suspensi¨®n, las ejecuciones se reanudaban el 8 de mayo con el fusilamiento de veinti¨²n colaboradores del sha.
El 30 de mayo, Bazargan denunci¨® la dispersi¨®n del poder, y el 4 de julio atacaba en una intervenci¨®n p¨²blica las purgas sistem¨¢ticas y amenaz¨® de nuevo con dimitir. Mientras tanto, sus intentos por canalizar una revoluci¨®n ?que iba demasiado aprisa? chocaron con las aspiraciones, a veces revolucionarias, de un pueblo en el que el paro superaba ya los dos millones y medio de personas.
El 10 de julio, el Gobierno confes¨® su impotencia al tener que reponer en su puesto al jefe de la Polic¨ªa Militar, protegido de Jomeini, que hab¨ªa sido cesado d¨ªas antes. El 18 de septiembre dimiti¨® el ministro de Defensa alegando ?razones de salud?.
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