El transistor, ¨²nico atractivo en Chamart¨ªn
El Castilla jug¨® un encuentro lamentable. El R¨¢cing se mostr¨® a un nivel algo superior, pero su excesiva medrosidad le hizo arrancar ?s¨®lo? un punto. El partido result¨® sopor¨ªfero y los aficionados encontraron su ¨²nico motivo de inter¨¦s en el marcador simult¨¢neo y en seguir las incidencias de los partidos de Atocha y El Molin¨®n a trav¨¦s del transistor.En concreto no hubo nada que ver sobre Chamart¨ªn. Tan s¨®lo las caras desencajadas de los seguidores blancos, no s¨®lo por el bostezo, sino por comprobar por la radio c¨®mo ca¨ªan uno tras otro los cuatro goles de la Real Sociedad. Los rostros no llegaron a palidecer del todo gracias a los otros cuatro tantos del Zaragoza sobre el Gij¨®n, aprovechados obviamente para alterar el tremendo aburrimiento que se vivi¨® en el campo madridista, y para que se escucharan las ¨²nicas cuatro ovaciones de una tarde gris, y futbol¨ªsticamente de tedio.
El R¨¢cing se aplic¨® de salida a una t¨¢ctica prudente, que se fortaleci¨® a¨²n m¨¢s con la retirada del juvenil To?o y la entrada en su lugar de D¨ªaz, jugador de claro corte defensivo, que se situ¨® en el medio campo. Al Castilla se le atragant¨® siempre la laboriosidad conservadora de los santanderinos, superiores en la zona ancha por el trabajo de los ex primeras Cabral y Rojo. Para el filial blanco supon¨ªa ya una aut¨¦ntica proeza superar la primera barrera, en la media, de su rival, dificultades que se acrecentaban a la hora de salvar la ¨²ltima l¨ªnea del equipo de Laureano Ruiz.
Curiosamente tuvo mayor necesidad de justificar el jornal el futurible portero castillista Agust¨ªn que su colega, el portugu¨¦s Damas. Ambos resolvieron en ¨²ltima instancia los m¨ªnimos problemas que les plantearon los atacantes de uno y otro equipo, y fue el R¨¢cing quien tuvo las mejores bazas en un remate cercano de Quique, detenido por Agust¨ªn, y en un bal¨®n que bombe¨® excesivamente Cabral, con todo a su favor. El partido, apocado y triste, en suma, fue incapaz de salvarlo el Castilla por su evidente flojedad. El conformismo del R¨¢cing le salv¨® de males mayores.
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