El espect¨¢culo taurino no debe ser competencia de Interior
La oposici¨®n del Ministerio del Interior a ceder competencias en materia taurina no parece tener fundamento. Sobre todo, cuando s¨®lo dedica a tan complejo espect¨¢culo un negociado, que es la unidad administrativa de menor entidad. Los toros, en cualquier momento, pero con mayor raz¨®n en este tiempo de crisis que atraviesan, necesitan la atenci¨®n globalizada de todos sus estamentos y debe tener, en consecuencia, una direcci¨®n general espec¨ªfica.Se enfrenta el mundo taurino con la crisis mayor de su historia, al confluir en ella los siguientes problemas:
1. Reducci¨®n del n¨²mero de becerros herrados, lo cual supone una alarmante carest¨ªa de toros para la temporada pr¨®xima y siguientes, que se cifra en la reducci¨®n de m¨¢s de un millar con respecto a 1979, el cual ya ha sido un a?o en el que los organizadores de espect¨¢culos taurinos se han tenido que enfrentar con la escasez de toros.
2. Grandes dificultades de los empresarios para obtener rentabilidad de unas plazas que tienen arrendadas a diputaciones, ayuntamientos o casas de misericordia, pues los c¨¢nones son alt¨ªsimos. De aqu¨ª se deriva un gran desequilibrio en toda la econom¨ªa del espect¨¢culo, que afecta a los precios de las localidades, programaci¨®n de festejos (se opta por reducir su n¨²mero), honorarios de los toreros y precios de las reses.
3. Pervivencia y aun incremento del afeitado y otros fraudes.
4. Clara disminuci¨®n de la calidad y variedad del toreo, que est¨¢ en una acusada fase de monoton¨ªa y decadencia.
5. Escasa promoci¨®n de novilleros, que impide la renovaci¨®n del escalaf¨®n de matadores y limita o aun anula los incentivos para que se produzcan nuevas vocaciones.
6. P¨¦rdida del ambiente taurino en la mayor parte de las ciudades, incluidas aquellas cuyos cosos tienen una amplia tradici¨®n.
7. Excesivo esfuerzo econ¨®mico, t¨¦cnico y cient¨ªfico por parte de los criadores de toros de lidia, quienes reciben escasa ayuda por parte de la Administraci¨®n, ninguno de los restantes estamentos del espect¨¢culo, y carecen de cauces para coordinar, con ¨¦stos, una adecuada pol¨ªtica de producci¨®n y selecci¨®n.
8. Reforma del reglamento.
Est¨¢ claro que todos estos problemas tienen una ¨ªntima relaci¨®n entre s¨ª, y que no se resuelven con un simple negociado dentro de un departamento ministerial. Tampoco son, en absoluto, cuestiones de orden p¨²blico, como pretende el Ministerio del Interior que sea el ¨²nico aspecto a abordar en la fiesta de los toros. Ni siquiera es el orden p¨²blico un aspecto capital en ella.
Los toros deben estar all¨ª donde se tutelan los restantes espect¨¢culos y hasta los deportes, es decir, en el Ministerio de Cultura, con el fin de que la fiesta tenga el tratamiento adecuado. A no ser que el Ministerio del Interior ofrezca una organizaci¨®n y unos presupuestos de tal ¨ªndole que hagan innecesario el cambio.
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