El H¨¦rcules, un c¨®modo "sparring" para el Madrid
El H¨¦rcules es equipo alicantino, pero no tiene la moral del Alcoyano. El H¨¦rcules es equipo alicantino, pero no tiene la fortuna tradicional del Elche en los fichajes de suramericanos. El H¨¦rcules se ha quedado en un equipito con tan escasas posibilidades que verle cada quince d¨ªas, en ese campo que tiene nombre de se?or rico, debe ser un castigo. Dicen que con Kustodic cambia su faz atacante y quiz¨¢ sea cierto, pero por lo visto en Chamart¨ªn en los partidos de compromiso no puede pasar de ser el sparring. Al Madrid le sirvi¨® para una tranquila sesi¨®n preparatoria. El H¨¦rcules permiti¨® al Madrid un entrenamiento facil¨®n. Los defensores alicantinos ni siquiera tuvieron un mal modo. Los delanteros madridistas encontraron delante, adem¨¢s de unos colaboradores, un grupo de amigos. Pirri con sus buenos a?os a cuestas pudo ser el de temporadas atr¨¢s. El veterano capit¨¢n madridista se fue al ataque cuantas veces quiso y su relevo se hizo con gran facilidad.
Boskov no traspas¨® a Garcia Hern¨¢ndez de puro milagro. El domingo se demostr¨® palpablemente que Portugal no puede tener ninguna preferencia. Garc¨ªa Hern¨¢ndez, que tambi¨¦n sabe lanzar balones sobre cuarenta metros y al hueco, corre incansablemente y le da al centro del campo un aire menos cansino del habitual. Con un Stielike menos fino que en otras ocasiones, la media madridista supli¨® con ventaja las deficiencias del alem¨¢n y la baja de Del Bosque.
El Madrid tuvo la agilidad que le ha faltado en otras ocasiones. Esa flexibilidad no fue s¨®lo producto de las facilidades alicantinas. Hubo una desenvoltura notable a la que el H¨¦rcules no supo poner coto, pero hubo chispazos de mayor genio por parte madridista, que fue lo que en definitiva posibilit¨® una comodidad pocas veces vista en el marcador.
Camacho no tuvo a quien marcar, porque Vidal se situ¨® en el centro del campo, pero el domingo se apreci¨® en el lateral madridista una mayor confianza. A medida que avanza el tiempo va superando el trauma de la lesi¨®n. Un Camacho capaz de llegar al ¨¢rea contraria produjo un notable alivio entre los tres atacantes madridistas, que pudieron zafarse de sus pares con mayor facilidad. El concurso de Pirri en labores rematadoras posibilit¨® a Santillana una mayor movilidad.
Un Madrid m¨¢s fresco en ataque, menos obcecado en el bombeo sobre la olla proporcion¨® algunos momentos de emoci¨®n y buen juego. Pocos porque en general no hubo brillantez alguna. Al p¨²blico no levan los entrenamientos y al Madrid con una renta de tres goles en el primer tiempo se le apagaron un tanto las ganas de crear juego. Los madridistas, convencidos de que con poco esfuerzo pod¨ªan seguir aumentando su cuenta, se contentaron con mantener el tipo.
El H¨¦rcules tuvo en Giuliano y Amador a los dos ¨²nicos hombres en quienes se ve calidad contrastada. El guardameta se luci¨® en repetidas ocasiones y el l¨ªbero, salvo en un par de obstrucciones, anduvo siempre por lo fino. Un H¨¦rcules recluido en su terreno, casi como aceptando una predestinaci¨®n, s¨®lo tuvo en F¨¦lix unjugadorcapaz d¨¦ crear conflictos ante Garc¨ªa Rem¨®n. F¨¦lix, solo, tampoco pudo aprovechar la flojera de Sabido, a quien Boskov concedi¨® una nueva oportunidad quiz¨¢ porque no tuvo otro remedio.
De las actitudes de Boskov, con todo, hay que seguir dudando.
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