"He sido un traidor a mi pa¨ªs", confiesa Anthony Blunt
?He sido un traidor a mi pa¨ªs... Mis actos constituyeron un tremendo error que lamento amargamente... Cuando se me plante¨® el dilema de elegir entre la lealtad a mi patria y la lealtad a mis convicciones pol¨ªticas, me inclin¨¦ por ¨¦stas ¨²ltimas. ?De esta forma, con semblante triste pero compuesto, Anthony Blunt, 72 a?os, ex asesor art¨ªstico de la reina Isabel II y m¨¢xima autoridad brit¨¢nica en Historia del Arte, trat¨® de explicar ayer, ante las c¨¢maras de televisi¨®n, por qu¨¦ se convirti¨® en esp¨ªa sovi¨¦tico y dio informaci¨®n secreta a los rusos durante la segunda guerra mundial.
Blunt, tasador oficial de la pinacoteca real desde 1945 a 1972 y asesor art¨ªstico de la reina desde esa fecha hasta el pasado a?o, manifest¨® que para ¨¦l y para muchos de sus contempor¨¢neos ?el Partido Comunista y Rusia nos parec¨ªan en la d¨¦cada de los a?os treinta el ¨²nico baluarte firme contra el fascismo, dada la actitud contemporizadora hacia Alemania adoptada por las democracias occidentales?.
Su compa?ero de estudios en el Trinity College de Cambridge, Guy Burgess, le convenci¨® para que trabajase para los rusos, ?como la mejor forma de servir la causa antifascista?.
El profesor de Arte, a quien la reina le concedi¨® el t¨ªtulo de sir en 1956, reconoci¨® que hab¨ªa pasado informaci¨®n a los rusos cuando trabajaba para el servicio secreto brit¨¢nico, entre 1939 y 1945, pero dijo que esa informaci¨®n ?se refer¨ªa principalmente a las actividades de los servicios de espionaje alemanes y no inclu¨ªa para nada secretos militares, a los que no ten¨ªa acceso?.
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"Despu¨¦s de todo, Rusia era entonces un aliado de Inglaterra", se defendi¨® Blunt
(Viene de primera p¨¢gina.)
Blunt neg¨® que su informaci¨®n hubiera puesto en peligro la vida de los agentes secretos brit¨¢nicos y trat¨® de defender sus actos con la teor¨ªa de que, ?despu¨¦s de todo, Rusia era entonces un aliado de Inglaterra?. Preguntado sobre si el pacto de no agresi¨®n entre la Alemania nazi y la Rusia sovi¨¦tica, en 1939, no le abri¨® los ojos, Blunt declar¨® que ?la explicaci¨®n de que Mosc¨² necesitaba tiempo para rearmarse nos pareci¨® entonces convincente?. Las razones de Blunt han sido atacadas violentamente por varios diputados laboristas, quienes han afirmado que hab¨ªa muchos antifascistas en la Inglaterra de los a?os treinta a quienes no se les ocurri¨® afiliarse al Partido Comunista, y mucho menos traicionar a su pa¨ªs.
Blunt puso de manifiesto que, a partir del fin de la guerra mundial, no volvi¨® a pasar informaci¨®n a los rusos y se dedic¨® a su verdadera afici¨®n, el arte, aceptando el cargo de tasador de la pinacoteca real, que le fue ofrecido por Buckingham Palace.
Fue entonces cuando se dio cuenta de c¨®mo era en realidad Rusia. ?Sin embargo, no tom¨¦ ninguna acci¨®n por lealtad personal, ya que no pod¨ªa traicionar a mis amigos. ?
En 1964, y seg¨²n revel¨® la pasada semana la se?ora Thatcher ante la C¨¢mara de los Comunes, Blunt realiz¨® tina confesi¨®n total de sus actividades ante los servicios secretos brit¨¢nicos, que le ofrecieron a cambio ole su informaci¨®n una garant¨ªa de que no ser¨ªa procesado.
Blunt explic¨® que en 1964 hab¨ªa ocurrido un acontecimiento que le exim¨ªa de seguir manteniendo sus lealtades personales. Aunque no dijo cu¨¢l era, se trata sin duda del fallecimiento en la Uni¨®n Sovi¨¦tica de Guy Burgess.
Contrariamente a lo que se hab¨ªa dicho, Blunt neg¨® que alertara a los diplom¨¢ticos esp¨ªas Burgess y Mac Lean, que iban a ser interrogados por el MI-5, aunque admiti¨® que se puso en contacto con los rusos para arreglar su fuga a Mosc¨².
Seg¨²n Blunt, los sovi¨¦ticos le presionaron, en una fecha no revelada, para que ¨¦l tambi¨¦n marchase a Rusia, a lo que se neg¨® ?porque prefer¨ªa un mes m¨¢s, aunque fuera en peligro, en Inglaterra que diez c¨®modos a?os en la Uni¨®n Sovi¨¦tica?.
A la pregunta de si se sent¨ªa un traidor a su pa¨ªs, Blunt contest¨® con voz d¨¦bil: ?Mucho me temo que eso es lo que yo soy?, aunque a?adi¨® que ?lamentaba amargamente el tremendo error cometido?.
Interrogado sobre el delicado tema de si, en su opini¨®n, la reina fue informada de sus circunstancias personales, Blunt dijo que prefer¨ªa no contestar a esa pregunta, ya que su informaci¨®n era de segunda mano; ?por lo que se me dijo entonces, creo que no, pero puedo estar equivocado?.
En su declaraci¨®n en los Comunes, la primera ministra dijo que el entonces secretario privado de la reina, sir Michael Adeane, fue debidamente informado y, seg¨²n una informaci¨®n aparecida en el conservador Daily Mail, los servicios secretos pidieron a palacio que Blunt fuera mantenido en su puesto para no alertar a los rusos.
La declaraci¨®n de Blunt no ha convencido a nadie. Todos la consideran confusa y con demasiadas lagunas, aunque, como ha comentado un diputado laborista, es muy posible que ?toda la verdad? no se sepa nunca.
Para hoy est¨¢ previsto un debate sobre el tema en los Comunes, que se convertir¨¢ en un an¨¢lisis de la actuaci¨®n de los servicios secretos brit¨¢nicos. Y la creencia es que seguir¨¢n siendo, precisamente, ?muy secretos?.
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