Algunas reflexiones en torno al secuestro del se?or Rup¨¦rez
(De la permanente nacional de Euskadiko Ezkerra)
Dos fases se han desarrollado hasta este momento en torno al secuestro del se?or Rup¨¦rez. El secuestro no ha concluido y, por tanto, no estarnos en condiciones de poder negar o afirmar que se produzca alguna m¨¢s. Una primera fase, mucho m¨¢s visceral que pol¨ªtica, en la que se mezclan y se coordinan, con una perfecta sineronizaci¨®n, la campa?a de intoxicaci¨®n ideol¨®gica desencadenada por ciertos medios de comunicaci¨®n y el Gobierno, las detenciones indiscriminadas y arbitrarias de m¨¢s de sesenta militantes de Euskadiko Ezkerra, la presentaci¨®n de un suplicatorio en el Parlamento contra el diputado de EE Juan Mar¨ªa Bandr¨¦s por unas declaraciones realizadas en sus tiempos de senador y el consejo de guerra contra Mar¨ªo Onaind¨ªa el pr¨®ximo d¨ªa 3 por el anuncio de unas esquelas sobre hechos acontecidos antes del 15 de junio de 1977. Adem¨¢s de esto, un laroo etc¨¦tera de situaciones, pero siempre todas ellas enfocadas en la misma l¨ªnea exclusivamente represiva. En todo este contexto, la mal llamada oposici¨®n de izquierdas en el Parlamento traga el anzuelo de la ca?a que le tiende el Gobierno y se confunde, una vez m¨¢s, rotundamente jugando un papel de c¨®mnarsa. Diciendo lo mismo que dice el Gobierno, con un tinte de mayor radicalidad, pero siempre a la cola del partido mayoritario en lo que se refiere al tiempo. La ejecutiva estatal del PSOE cancela una cita concertada anteriormente con la permanente nacional para discutir el tema de Navarra, entre otros, sin previo aviso ni explicaci¨®n. El PCE pide igualmente que aclaremos p¨²blicamente nuestra relaci¨®n con ETA (p-m).
Era la fase de los ataques desaforados contra Euskadiko Ezkerra.
El continuo recuerdo al caso Aldo Moro era una postura absolutamente infantil y poco pol¨ªtica, ya, que el propio Gobierno italiano ha tenido que reconocer posteriormente su error de actuaci¨®n y lo inservible de aquella medida que dio al traste con la vida de Aldo Moro. Pero, sobre todo, el intento desesperado de mezclar a FE y ETA (p-m) corno una misma cosa ha sido una torpe maniobra en esta fase, que evidentemente ha entorpecido la soluci¨®n definitiva del caso Rup¨¦rez.
No obstante, hoy, a pesar de este pesimismo inicial, podemos contemplar con un cierto aunque precavido optimismo, si se confirman algunas actitudes que hoy contemplamos, la segunda fase del secuestro.
Esta segunda fase queda marcada en el momento de la aparici¨®n p¨²blica de la carta que Juan Mar¨ªa Bandr¨¦s envi¨® al presidente del Congreso y en la que le anunciaba un distanciamiento de la C¨¢mara en tanto no se solucionasen muchos de los preblemas que ya hemos enumerado. Esta carta, la inequ¨ªvoca posici¨®n mantenida una vez m¨¢s por el diputado de EE en su turno de intervenci¨®n en el Congreso en la sesi¨®n que se ratificaba el Estatuto de Guernica, la valiente postura de la familia del se?or Rup¨¦rez, desde el mismo momento, del secuestro, as¨ª como las declaraciones de la comisi¨®n pro liberaci¨®n tras su viaje a Euskadi, han logrado el milagro y han dado un giro de 180 grados a la situaci¨®n.
De momento, las detenciones de militantes de EE han parado, aunque algunos siguen detenidos. El consejo de guerra a Mario Onaind¨ªa se aplaza, aunque la espada siga en el aire; Alfonso Guerra deja claro, m¨¢s o menos veladamente, que el PSOE no consentir¨¢ el suplicatorio de Bandr¨¦s, y el presidente de la Comisi¨®n de Suplicatorios del Congreso manifiesta que la situaci¨®n de nuestro diputado y las de Monz¨®n y Letamend¨ªa son bien distintas.
Algo est¨¢ cambiando, las cosas vuelven al punto de donde no se ten¨ªan que haber movido en ning¨²n momento, el secuestro del se?or Rup¨¦rez comienza a estar en una situaci¨®n favorable para su resoluci¨®n.
A EE se le ha obligado a mantenerse totalmente alejada del secuestro del se?or Rup¨¦rez. cuando sin ninguna duda EE pod¨ªa haber mediado mejor que nadie en la liberaci¨®n del se?or Rup¨¦rez.
ElA y EE nacen y comienzan su andadura pol¨ªtica en la VII asamblea de ETA (p-m), y este es un hecho incuestionable hist¨®ricamente, pero es un camino bien distinto del de la organizaci¨®n armada y aceptando, como lo hemos de mostrado repetidamente, la legalidad de mocr¨¢tica. Tambi¨¦n es cierto, por otra parte que ETA (p-m) coincide ideol¨®gicamente con bastantes de los postulados que defiende EE esta es una coincidencia que tambi¨¦n se produce con otras organizaciones legales, sin que nadie se rasgue las vestiduras. Precisamente esto, que a muchos les hace ver fantasmas donde no los hay, es lo que sit¨²a en una condici¨®n inmejorable para decantar la soluci¨®n del problema hacia una v¨ªa satisfactoria.
En todas las crisis y en todas las tensiones que se producen entre dos partes, se procura buscar un mediador que resulte fiable para las dos partes. Carter lo entendi¨® a la primera y, aunque probablemente no gustoso, acept¨® en seguida la mediaci¨®n de la OLP en la crisis de su embajada en Ir¨¢n, sin que por esto nadie pensase que la OLP era juez y parte, como tampoco nadie pens¨® que el se?or Tierno Galv¨¢n tuviese nada que ver con los asaltantes de aquel banco de Barcelona.
Simplemente quiero decirles que con estas est¨²pidas y burdas acusaciones, aparte de cometer un error t¨¢ctico importante, ustedes, y solamente ustedes, han retrasado (no pudiera pensar que deliberadamente) la resoluci¨®n del caso Rup¨¦rez.
Porque ustedes, se?ores del Gobierno, de alg¨²n partido que todos conocernos, y ciertos medios de comunicaci¨®n, han impedido que EE jugase el papel que en este caso ten¨ªa y pod¨ªa haber jugado: el de mediador.
El Gobierno tiene que entender que, si quiere solucionar ahora el problema del secuestro, pero, sobre todo, en un futuro el problema de la violencia, y otros de toda ¨ªndole en Euskadi, en vez de machacar represivamente a las organizaciones con un peso representativo, lo que tiene que hacer es buscar una interlocuci¨®n con ellos. Si el Gobierno quiere aprovechar cualquier coyuntura que se le presenta para eliminar una oposici¨®n que le resulta inc¨®moda, no dudando en utilizar todos los medios (legales y no tan legales) que el Estado le pone en sus manos, que reflexione seriamente sobre la conveniencia de echar de la legalidad y de la oposici¨®n democr¨¢tica a una organizaci¨®n que, como EE, ha demostrado sobradamente que acepta esta legalidad.
Suele decirse que las cosas no son como comienzan, sino como terminan. Esperemos que este giro de los acontecimientos sea algo m¨¢s que un indicio y que, a pesar de los sufrimientos y las tensiones, esta situaci¨®n que padecemos nos sirva para avanzar en las libertades democr¨¢ticas.
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