Los diputados de UCD no admiten el documento episcopal sobre el divorcio para la sociedad civil

Cuarenta y cinco diputados de UCD, entre ellos varios ministros del Gobierno, han respondido a una encuesta planteada por EL PA?S sobre la opini¨®n que les merece el documento de los obispos en torno al divorcio y distintos aspectos relacionados con su partido y la futura ley de disoluci¨®n del matrimonio. Las respuestas de los diputados de UCD, partido que, probablemente, impondr¨¢, por razones num¨¦ricas y de gobierno, el texto de divorcio que haya salido de sus filas, y que, por razones de procedencia de sus miembros y de la muy reciente aconfesionalidad del Estado, mantiene fuertes vinculaciones con la Iglesia Cat¨®lica, difieren en algunos aspectos, pero no demasiado, en el fondo de las cuestiones.

Los enfrentamientos que en el seno del partido est¨¢ suscitando el tema se traslucen y fueron confirmados a EL PA?S por el propio ministro de Justicia. I?igo Cavero, quien, por cierto, dijo por toda contestaci¨®n a la encuesta: ?Le responder¨¦ con un proyecto de ley?

En primer lugar, puede decirse que sus se?or¨ªas son abrumadoramente cat¨®licas, aunque con distintos matices, si bien una de ellas respondi¨® con algo demasiado rotundo: ?Si digo que no, me echan del partido.? Otros diputado algunos de los cuales se quej¨® de los continuos aplazamientos que el Gobierno est¨¢ dando al tema del divorcio, ?por miedo a la Iglesia y por las disensiones en la propia UCD pidieron ser avisados de cu¨¢ndo se publicaba la encuesta, ?porque no quiero que la vea mi mujer?. Posiblemente, por pensar que evitan problemas en este sentido, cuatro parlamentarios declaran tajantemente que jam¨¢s har¨¢n uso del divorcio: el vicepresidente Fernando Abril. Sebasti¨¢n Mart¨ªn Retortillo, Guillermo Medina y Jes¨²s Viana. Un quinto. Emilio Attard, tampoco piensa divorciarse, ?porque ya a mi edad...?.

Adem¨¢s de preguntarles sus creencias, para conocer el grado en que pod¨ªa incidir sobre ellos el documento episcopal sobre el divorcio, se plantearon a los diputados de UCD otras cuestiones, como si eran o no partidarios de introducir el mutuo consenso entre los c¨®nyuges como causa de divorcio, si estaban de acuerdo con los obispos cuando dec¨ªan que ?el divorcio no es un derecho de la persona humana?, o c¨®mo resolver¨¢n el dilema que algunos sectores, preferentemente vinculados al Opus Dei, entre ellos el ministro de Administraci¨®n Territorial, Antonio Font¨¢n, han planteado: que no se exija en esto disciplina de partido y se permita, por el contrario, la libertad de voto.

La gran mayor¨ªa de los encuestados no se ha le¨ªdo el documento episcopal, aunque tambi¨¦n los hay que est¨¢n muy enterados y ofrecen, incluso, una pista sobre qui¨¦n ha cortado el bacalao: ?S¨¦ que los obispos han hecho un extraordinario esfuerzo para llegar al consenso y que ¨¦ste se ha producido quiz¨¢ a instancias de monse?or Dadaglio?, dir¨¢ Julen Guim¨®n, diputado por Vizcaya.

El ministro Joaqu¨ªn Garrigues es el ¨²nico encuestado que ha planteado la necesidad de convocar un refer¨¦ndum sobre el tema del divorcio, a pesar de que iba en los programas electorales de los partidos que m¨¢s votos han conseguido yen el de la propia UCD. Luis Gamir opinar¨¢ sobre esto que ser¨ªa una guerra de religi¨®n que no beneficiar¨ªa a nadie.

Algunas respuestas no son precisamente una muestra de firmeza de convicciones. Cuando se le pregunte a Elena Maria Moreno, diputada por Pontevedra, si el mutuo acuerdo entre los c¨®nyuges es para ella causa suficiente de divorcio, responder¨¢: ?No lo s¨¦, en unos casos, s¨ª, en otros, no. Por lo general, yo creo que s¨ª.? Mariano Alierta, diputado por Zaragoza, responder¨¢ a la pregunta de si cree que el divorcio es un derecho humano: ?Yo soy ingeniero industrial y economista.? Y a?adir¨¢ que, conforme se hace mayor, cree en la familia, pero no en el mantenimiento de nadas circunstancias, 'desde el punto de vista civil.

Es especialmente rese?able la respuesta de Emilio Attard, diputado por Valencia, cuando se refiere a que ?quien acepta la doctrina cat¨®lica en su totalidad no puede disolver su v¨ªnculo matrimonial m¨¢s que por la v¨ªa del derecho can¨®nico. Ahora bien, aqu¨ª habr¨ªa que matizar unas cuantas cosas; la interpretaci¨®n es tan variable... Mire lo que le pas¨® a un cliente m¨ªo: ped¨ªa algo tan elemental como la separaci¨®n de cuerpos y bienes, y la Curia espa?ola de entonces se lo neg¨®. Remitimos el caso a un tribunal cat¨®lico de Sao Paulo, y en pocos d¨ªas, como quien dice, no s¨®lo conseguimos eso, sino tambi¨¦n la disoluci¨®n del v¨ªnculo. Ahora, mi cliente vive muy feliz en segundas nupcias. Y claro, que su cedan estas cosas es tan opinable... Adem¨¢s hay otra cuesti¨®n: si un se?or mata a otro, con un buen abogado le pueden condenar a treinta a?os y despu¨¦s queda libre. ?Por qu¨¦ entonces, cuando uno se casa, tiene que estar condenado toda la vida? Je, je. je.

Hay que hacer constar que los diputados ucedistas no piensan que el garbanzo negro de su partido en el tema del divorcio sean exclusivamente el ministro Font¨¢n y quienes se aproximan a sus ideas. Otro ministro aludi¨® a una carta, ?y esa carta me consta que existe, porque la he visto?, dijo, dirigida por un diputado a los obispos, en la que les dice, poco m¨¢s o menos, que se han quedado demasiado cortos con su documento sobre el divorcio. Tambi¨¦n aludi¨® a un art¨ªculo aparecido en la prensa contra el proyecto de ley de disoluci¨®n del matrimonio, y especialmente contra el ministro de Justicia, I?igo Cavero.

El firmante de este articulo, Manuel D¨ªaz Pin¨¦s, diputado por Ciudad Real, tiene abierto expediente en el comit¨¦ de disciplina del partido. Preguntado por EL PA?S, respondi¨® que ¨¦l no era quien hab¨ªa dirigido carta a Ios obispos despu¨¦s de conocido el documento episcopal, sino que se hab¨ªa dirigido a ellos antes. El se?or D¨ªaz Pin¨¦s respondi¨® amablemente al cuestionario de este peri¨®dico, pero retir¨® sus contestaciones a instancias de las altas esferas de UCD, que le han pedido que no haga ninguna declaraci¨®n.

1 ?Es usted cat¨®lico?

El que dos terceras partes de los encuestados hayan respondido a esta respuesta con un escueto s¨ª no ha impedido a algunos de sus compa?eros de partido hacer toda clase de matizaciones. Desde la reiteraci¨®n de Jos¨¦ Luis ?lvarez- ?S¨ª, si claro?—, hasta el mero formulismo de ?Cat¨®lico bautizado nada m¨¢s?: de Luis Berenguer: el ?Soy bautizado?, de Antonio Alfonso Quir¨®s, o la respuesta un poco m¨¢s espec¨ªfica del ministro de Universidades e Investigaci¨®n. Luis Gonz¨¢lez Seara — bautizado, pero no practicante?—, los diputados ucedistas han dado una amplia gama de respuestas. Entre los ?cat¨®licos de bautismo? est¨¢n Carmen Solana. Lorenzo Olarte. Luis Berenguer y Ram¨®n ?lvarez de Miranda: luego los hay ?cat¨®licos, pero no practicantes?, como Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa Margallo y Antonio M¨¢rquez: tambi¨¦n hay uno ?cat¨®lico practicante m¨¢s bien regularcillo? (Fernando Bergasam, presidente de la Junta de Canarias) y otro ?practicante no demasiado bueno, pero en fin? (P¨ªo Cabanillas). Incluso Emilio Attard dice que ?Soy cat¨®lico y quiero ser practicante?.

El diputado por Zaragoza Mariano Alierta reconoce que ?Soy un hombre religioso, pero no voy para la santidad?, y su compa?ero de Tenerife Zen¨®n Mascare?o responde con un ?Hasta ahora, s¨ª?, casi como una invitaci¨®n a repetirle la pregunta dentro de dos meses. Joaqu¨ªn Mu?oz Peirats dice: ?Soy cat¨®lico y lo peor es que soy practicante. ?

Junto a los que se niegan a manifestar sus creencias ?porque la Constituci¨®n no obliga a ello? (Eduardo Moreno D¨ªez) o porque ?Nunca hablo de mis creencias, pero no soy agn¨®stico? (Jos¨¦ Antonio Trillo), est¨¢ Miguel Herrero de Mi?¨®n, quien afirma que ?Soy cat¨®lico y practicante, pero esa pregunta es inconstitucional?.

Sebasti¨¢n Mart¨ªn Retortillo va un paso m¨¢s all¨¢ y hace un aut¨¦ntico art¨ªculo de ley de aceptaci¨®n de la doctrina: ?Cuando estaba en la Oposici¨®n democr¨¢tica nos neg¨¢bamos a contestar a esta pregunta: ahora, no: ?Soy cat¨®lico y creo en el infierno, en el diablo y en la Inmaculada Concepci¨®n?.

Los que hicieron m¨¢s gala de su catolicismo militante fueron Jos¨¦ Luis ?lvarez, Ant¨®n Canyellas y Jes¨²s Viana y. en menor medida, Jos¨¦ Javier Rodr¨ªguez Alcalde y Alfonso Soler Turmo.

2 ?Qu¨¦ opini¨®n le merece el texto de los obispos?

La gran mayor¨ªa de los encuestados respondieron que el documento episcopal sobre el divorcio era la simple opini¨®n de la Iglesia, que deb¨ªa afectar, en todo caso, a los cat¨®lico, pero que, en ning¨²n caso, era vinculante para toda la comunidad social. Muchos de ellos reconocieron no haberlo le¨ªdo si quiera y muy pocos admitieron que la opini¨®n de la jerarqu¨ªa cat¨®lica hubiese modificado sus planteamientos iniciales. Como dijo el diputado por ?lava, Jes¨²s Mar¨ªa Viana, la declaraci¨®n episcopal ?no ha sorprendido a nadie. Ha estado en la l¨ªnea que ya esper¨¢bamos.

Sin embargo, algunos lo han criticado duramente. As¨ª, para el diputado por Valencia Joaqu¨ªn Mu?oz Peirats es un texto totalmente extempor¨¢neo: ?Han tenido el detalle de presentarlo en un momento en el que la separaci¨®n entre la Iglesia y el Estado es ya un hecho y, adem¨¢s, un hecho plasmado en la Constituci¨®n. Es por esto que no veo muy elogiable la postura de los obispos. Han querido influir una vez m¨¢s en la esfera civil, como ya lo hicieron en las elecciones legislativas, y esta actitud me parece reprobable.? En t¨¦rminos similares se expres¨® el diputado por Almer¨ªa y presidente de la comisi¨®n de Disciplina de UCD, Alfonso Soler Turmo: ?Soy cat¨®lico practicante y, como tal, respeto el texto, pero considero que los obispos se meten demasiado en terreno civil, y aunque digan que respetan a la sociedad civil, deber¨ªan haber pensado que su in fluencia es todav¨ªa muy notable entre todas las personas por esto pienso que no deber¨ªan haberse pronunciado como lo han hecho.

?Regresivo, reaccionario y conservador?

Un buen grupo de diputados canarios no dudaron, al calificarlo, de regresivo, reaccionario y conservador: estos fueron, Lorenzo Olarte, Fernando Bargasa y Juan Julio Fern¨¢ndez. El otro diputado tinerfe?o, Antonio Alfonso Quir¨®s, tampoco puso reparos a la hora de contestar: ?Estoy en total desacuerdo, porque los obispos no deben mezclarse en cuestiones propias del Parlamento. Las Cortes legislan para los s¨²bditos del Esta do; los obispos, que se dirijan a los s¨²bditos de la Iglesia.?

A la diputada por Sevilla Soledad Becerril le hizo poca gracia que los obispos se salgan de lo que ella considera ?l¨ªmites de la Iglesia?. ?No veo por qu¨¦?, explic¨®, ?tienen que dejar su terreno y meterse en el campo de la sociolog¨ªa, de lo civil.?

Otros, como Julen Guim¨®n (Vizcaya), aseguraron que los obispos se hab¨ªan pasado a la hora de profetizar las cat¨¢strofes sociales que pudieran originarse con una ley de divorcio civil: ?Pues yo, la verdad, no creo que las consecuencias negativas del divorcio sean mayores que las que pudieran producir las separaciones legales o las anulaciones matrimoniales que conceden los tribunales eclesi¨¢sticos.? El se?or Guim¨®n asegur¨® saber muy bien de qu¨¦ estaba ha blando porque, dijo, ?yo soy un experto en el tema. Estoy actualmente separado y me acoger¨¦ a la futura ley de divorcio.

Tema de responsabilidad

Tambi¨¦n hubo quien le quit¨® importancia a la voz de la Iglesia: ?Es un documento como otro cual quiera y a m¨ª no me va a influir para nada? (Dolores Pelayo, Tenerife), ?respeto lo que hagan, pero no lo voy a aceptar? (Jos¨¦ Garc¨ªa P¨¦rez, M¨¢laga) o ?mi punto de vista es muy distinto, y como yo no soy ni obispo ni sacerdote...? (Alberto Estella, Salamanca). En esta l¨ªnea podr¨ªa encuadrarse la respuesta del diputado por Valladolid, Ignacio Camu?as, quien considera que los cat¨®licos han alcanzado ya un grado de madurez suficiente como para que sean sus concepciones personales de libertad y de responsabilidad las que determinen sus decisiones en este campo, y no dar m¨¢s valor que el que tiene (como simple referencia) al documento.

Dentro de un tono respetuoso hacia la Iglesia, fueron escasas las respuestas exclusivamente elogiosas para el documento episcopal, pero tambi¨¦n las hubo. Ant¨®n Canyellas, que se declar¨® muy cat¨®lico, dijo que como tal, ¨¦l consideraba el documento muy correcto. P¨ªo Cabanillas fue m¨¢s explicito: ?Tiene tres ventajas, es oportuno, es muy claro y est¨¢ formulado en cumplimiento de la obligaci¨®n pastoral hacia los cat¨®licos. Las tres cosas merecen mis pl¨¢cemes, porque sit¨²an una posici¨®n absolutamente necesaria para los pol¨ªticos, que ahora ya sabemos a qu¨¦ atenernos. Ahora bien, la pol¨ªtica tiene tambi¨¦n un car¨¢cter laico, por lo que la ley del divorcio tiene que dejar a salvo el problema de la conciencia y de la confesi¨®n religiosa.?

En general, las respuestas de los parlamentarios centristas dejaron muy claro que la Iglesia, ya que estarnos en un pa¨ªs donde existe la libertad de expresi¨®n, tiene todo el derecho a decir lo que considere conveniente, pero tambi¨¦n tienen muy claro los se?ores diputados que ?una cosa es la ¨¦tica religiosa y otra muy distinta la ¨¦tica del legislador?. Este punto concreto, sobre el que los obispos pusieron especial ¨¦nfasis en sus documentos: ?el legislador debe meditar muy seriamente sobre los males sociales y morales del divorcio y. en todo caso, que sepan los cat¨®licos que el hipot¨¦tico divorcio civil no disolver¨¢ su vinculo matrimonial y que la doctrina de la Iglesia permanece inmutable?, fue sistem¨¢ticamente rechazado por estos posibles legisladores. Soledad Becerril dijo: ?Los legisladores debemos tener en cuenta la opini¨®n de las instituciones, pero no podemos olvidar que representamos a un pa¨ªs con cat¨®licos, no cat¨®licos y miembros de otras confesiones.? Eduardo Moreno Diez (Valladolid): ?Los legisladores deben atenerse a la Constituci¨®n, la m¨¢xima ley esta tal, y ah¨ª se indica ya la posibilidad de disoluci¨®n del matrimonio.? Antonio Faura (secretario del Grupo parlamentario y diputado por Tarragona): ?Procurar¨¦ legislar de tal manera que lo que resulte est¨¦ de acuerdo con la realidad sociol¨®gica.? Jos¨¦ Antonio Trillo (Orense) concluy¨®: ?Desde el punto de vista de los obispos, son coherentes, lo han hecho muy bien. Lo que no se puede imponer uniformemente en una sociedad civil y plural son las consecuencias de unas determinadas confesiones religiosas. El legislador debe atender m¨¢s a los problemas que plantea la sociedad que al prisma exclusivo de una confesi¨®n religiosa, por muy mayoritaria que ¨¦sta sea.?

La frase textual del documento de los obispos: ?No podemos admitir que la regulaci¨®n civil del divorcio sea un derecho de la persona humana?, ha sido sistem¨¢ticamente rechazada por la mayor¨ªa de los diputados entrevistados, sobre todo porque la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica no introduce la palabra cat¨®lica al referirse a la persona humana.

"Un derecho poco serio"

Desde quien opin¨® que ?el mismo derecho que tiene una persona para casarse lo tiene para divorciarse? (Lorenzo Olarte), hasta quienes lo negaron, como Ant¨®n Canyellas: ?Qu¨¦ va a ser un derecho, ni las Naciones Unidas lo han considerado as¨ª'>, o Herrero de Mi?¨®n: ?Se tiene derecho para efectuar un contrato, no para disolverlo?, o Alberto Estella y Fernando Bergasa, hasta quien lo consider¨® una frivolidad: ?No. Los derechos humanos son cosas muy serias? (Sebasti¨¢n Mart¨ªn Retortillo), pasando por quien se mostr¨® muy cauteloso; P¨ªo Cabanillas: ?Este es, desde luego, el apartado m¨¢s discutible del texto episcopal? y por quien ve que primero hay que ?cubrir los derechos humanos que s¨®lo existen a nivel de papel, y luego trataremos el derecho a divorciarse?, como es el caso de Jos¨¦ A. Trillo. La declaraci¨®n m¨¢s expresiva puede ser la de Jes¨²s Mar¨ªa Viana, que asegur¨® haber renunciado a este derecho a cambio del sagrado sacramento del matrimonio. Pero la mayor¨ªa, veintitr¨¦s, contestaron que el divorcio puede ser un derecho humano o civil.

3 ?Debe primar la conciencia o la disciplina?

Por una ligera mayor¨ªa (diecisiete contra catorce), los diputados entrevistados consideran que a la hora de votar cuestiones relacionadas con el divorcio debe primar la disciplina de partido sobre la con ciencia individual. Al margen de estos dos grupos de respuestas claras, diez diputados cor que preferir¨ªan que fuera un tema de conciencia, pero se avendr¨¢n a la voluntad disciplinaria de UCD.

Entre estos ¨²ltimos, el ministro d Sanidad y Seguridad Social. Juan Rovira, opina que ?aunque lo importante en la vida es actuar con arreglo a la conciencia individual. la disciplina del partido es necesaria, y s¨®lo en el caso de un choque frontal ideol¨®gico, deber¨ªa prevalecer la conciencia. Sin embargo, en el programa de UCD, la posici¨®n del partido respecto al divorcio est¨¢ muy clara?. Ignacio Camu?as, ?lvarez Miranda, Emilio Attard, P¨ªo Cabanillas y Juan Julio Fern¨¢ndez aseguran que preferir¨ªan libertad de voto, pero que se atendr¨¢n a la disciplina. El parlamentario Julen Guim¨®n es m¨¢s tajante: ?Votar¨¦ en favor de la ley del Divorcio si se respetan los derechos de la prole, si no. no.?

Como ejemplos de disciplina destaca la respuesta de Martin Retortillo: ?Claro, claro, yo soy muy disciplinado siempre?, o Lorenzo Olarte: ?Aun siendo yo divorcista, si mi partido presentase una ley contraria, la votar¨ªa. Y el que no est¨¦ de acuerdo?, concluye, ?que se cambie de partido.? Igual piensan Fernando Bergasa, Jos¨¦ Garc¨ªa, Antonio Faura, Guillermo Medina, Juana Arce, Carmela Garc¨ªa Moreno, Dolores Pelayo y Luis Berenguer, entre otros.

Menci¨®n aparte, por tratarse del portavoz del Grupo parlamentario, para el diputado Jim¨¦nez Blanco, quien, tras mantener la primac¨ªa de la disciplina sobre la conciencia, apoya su tesis con la explicaci¨®n de que ?este tema en casi ning¨²n Parlamento europeo es de conciencia?. Justo el mismo argumento que utilizar¨¢n Soledad Becerril y Jos¨¦ Luis ?lvarez, para apoyar la tesis contraria. Tambi¨¦n piensan que el divorcio es un tema exclusivamente de conciencia, Rodr¨ªguez Alcalde, los ministros Garrigues y Gonz¨¢lez Seara, Herrero de Mi?¨®n y Mu?oz Peirats, entre otros.

Para el diputado por Tenerife, Zen¨®n Mancare?o Alem¨¢n ?se debe respetar la disciplina de partido, pero en este tema tan importante, habr¨ªa que dejar libertad de con ciencia al votar?.

?Han de tener el mismo tratamiento jur¨ªdico las parejas con o sin hijos?

A esta pregunta, una abruma dora mayor¨ªa se pronunci¨® en favor de un tratamiento distinto: deben tener m¨¢s facilidades legales a la hora de divorciarse las parejas sin hijos.

Las excepciones corrieron esta vez a cargo de Jes¨²s Maria Viana: ?Lo que no admito es que la existencia de unos hijos amarguen la vida de los padres en tr¨¢mite de separaci¨®n.? Soledad Becerril. Jos¨¦ Garc¨ªa. Elena Mar¨ªa Moreno y Antonio Delgado no desear¨ªan diferencias. Para Carmela Garc¨ªa Moreno, ?habr¨ªa que flexibilizar los plazos, no s¨®lo por la existencia o no de los hijos, sino tambi¨¦n por la duraci¨®n del matrimonio?. Y, finalmente, hubo una respuesta dif¨ªcil de clasificar, la de Mariano Alierta: ?Sin hijos deber¨ªa ser menos complejo, lo cual no quiere de cirque m¨¢s f¨¢cil.?

4 ?Admite el mutuo consenso como una de las causas de disoluci¨®n del matrimonio?

En el tema del mutuo consenso, las opiniones de los diputados centris tas aparecen divididas. Hay se?or¨ªas partidarias de que se establezca entre las causas de divorcio: ?Es la primera causa que debe haber?, dir¨¢ Dolores Pelayo, tinerfe?a, aunque a?ada: ?Soy partidaria del mutuo acuerdo, que es diferente al mero disentimiento.? Tambi¨¦n apoyan esta opini¨®n el ministro Gonz¨¢lez Seara, ?aunque con matizaciones?; Soledad Becerril, Carmen Solana, Ignacio Camu?as, Lorenzo Olarte, Luis Gamir y Eduardo Moreno Diez, este ¨²ltimo ?si responde a una imposibilidad de convivencia con causas profundas?.

El paquete del no rotundo est¨¢ mejor provisto que el anterior. No consideran que los c¨®nyuges puedan divorciarse por acuerdo entre ellos, los ministros Abril Martorell y Rovira Tarazona —el primero no necesita ni esta causa ni otras, por que ha anunciado en esta misma encuesta que jam¨¢s acudir¨ªa al divorcio—, Jos¨¦ Luis ?lvarez, Fernando Bergasa, Ant¨®n Canyellas, Miguel Herrero de Mi?¨®n, F¨¦lix P¨¦rez Miyares, Sebasti¨¢n Mart¨ªn Retortillo, Antonio Faura, Alberto Estella, Antonio Jos¨¦ Delgado, la albacete?a Juana Arce —?tiene que haber causas serias?—, Marisol Arahuetes — ? Debe haber otras causas?— y Antonio Orpez, quien dice que un divorcio consensuado puede ser visceral.

Para P¨ªo Cabanillas ?hay que procurar no llegar al divorcio por mutuo acuerdo?, pero su negativa no es tajante. Igual sucede con las opiniones de Jes¨²s Mar¨ªa Viana —?No soy partidario de que exista el mutuo consenso en una primera ley.?—, Zen¨®n Mascare?o — ?Hay que condicionarlo a la influencia sobre terceras personas, como los hijos.?—, o el portavoz del Grupo parlamentario centrista, Antonio Jim¨¦nez Blanco, quien, pese a que afirma que no se pronuncia, ?por que soy el portavoz?, explica una tesis mantenida por varios compa?eros suyos: ?En una primera ley no deber¨ªa existir el mutuo consenso como causa de divorcio, porque dado el status social de las mujeres, cuya gran mayor¨ªa son de profesi¨®n sus labores, se las dejarla muy desprotegidas.?

Hay, incluso, algunos diputados que consideran que el divorcio, por mutuo consenso, puede ser una puerta de comunicaci¨®n con las revistas del coraz¨®n, un paso previo para asimilar este pa¨ªs a lejanas ciudades norteamericanas. Son los que hablan de que si se aceptara el acuerdo entre los esposos para poderse divorciar esto ser¨ªa ?Reno o Las Vegas?. Por eso, aunque dan un si al mutuo consenso, piden ?normas que lo compliquen?, como el ministro Garrigues, o ?cautelas en defensa de los hijos? (Julen Guim¨®n). No se debe, pues, ?minusvalorar el matrimonio y convertirlo en un divorcio tipo Las Vegas? (Mariano Alierta), porque ?lo de Las Vegas es un divorcio de pitorreo? (Juan Julio Fern¨¢ndez).

Por t hay otro grupo amplio de encuestados que admiten el acuerdo entre los c¨®nyuges como causa de divorcio, siempre que se le pongan algunos peros, que no siempre especifican claramente los parlamentarios. ?Habr¨ªa que establecer limitaciones al mutuo consenso, para que el matrimonio no se convierta en una instituci¨®n de quita y pon?, dice Joaqu¨ªn Mu?oz Peirats, o ?dar un margen de tiempo en evitaci¨®n de un divorcio alocado, producto de una disputa o acaloramiento conyugal?, como afirma el tinerfe?o Antonio Alfonso Quir¨®s. Luis Berenguer, Jos¨¦ Javier Rodr¨ªguez Alcalde, Ram¨®n ?lvarez de Miranda, Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa-Margallo y Guillermo Medina, entre otros, aceptan el mutuo consenso con cautelas temporales. Carmela Garc¨ªa-Moreno responde: ?No soy partidaria del mutuo consenso todav¨ªa, en este momento y en esta sociedad.?

Contestaron a la encuesta:

Fernando Abril: Antonio Alfonso Quir¨®s: Mariano Alierta; Jos¨¦ Luis ?lvarez; Ram¨®n ?lvarez de Miranda; Soledad Arahuetes; Juana Arce; Emilio Attard; Soledad Becerril; Luis Berenguer; Fernando Bergasa; P¨ªo Cabanillas; Ignacio Camu?as; Ant¨®n Canyellas; Antonio Jos¨¦ Delgado; Alberto Estella; Antonio Faura; Juan Julio Fern¨¢ndez; Luis Gamir; Jos¨¦ M. Garc¨ªa Margallo; Carmela Garc¨ªa Moreno; Jos¨¦ Garc¨ªa P¨¦rez; Joaqu¨ªn Garrigues; Luis Gonz¨¢lez Seara; Julen Guim¨®n; Miguel Herrero de Mi?¨®n; Antonio Jim¨¦nez Blanco; Antonio M¨¢rquez; Sebasti¨¢n Mart¨ªn Retortillo; Zen¨®n Mascare?o; Jos¨¦ Luis Mederos; Guillermo Medina; Eduardo Moreno; Elena Maria Moreno; Joaqu?n Mu?oz Peirats; Lorenzo Olarte; Antonio Orpez; Maria Dolores Pelayo; F¨¦lix P¨¦rez Millares; Jos¨¦ Rodriguez Alcalde; Juan Rovira Tarazona; Carmen Solano; Alfonso Soler Turmo; Jos¨¦ Antonio Trillo y Jes¨²s Mar¨ªa Viana.

No quisieron responder:

EL PA?S se acerc¨® a Su¨¢rez en el bar del Congreso. ?Presidente: ?le importar¨ªa contestar a la encuesta?? Adolfo Su¨¢rez, con su amplia y estudiada sonrisa, dijo: ? ?Claro que s¨ª me importar¨ªa! Es decir, no le respondo.? Despu¨¦s se interesar¨ªa por saber c¨®mo se estaba desarrollando la encuesta.

Antonio Font¨¢n, ministro de Administraci¨®n Territorial, a quien se considera preocupado por las negociaciones Gobierno-Iglesia para el tema del divorcio, manifest¨®: ? ?Qu¨¦ me parece el documento de los obispos? Tendr¨ªa que estudiarme el tema: ahora mismo no lo puedo decir.?

Jos¨¦ Pedro P¨¦rez Llorca —??Uy, no, no! Ma?ana, ma?ana?— y Landelino Lavilla —?Ma?ana: todav¨ªa tengo que firmar?— aplazaron sus respuestas. Gabriel Cisneros tambi¨¦n se excus¨® en varias ocasiones. Miguel ?ngel Fern¨¢ndez Arias y el navarro Pedro Pegenaute —le hab¨ªan dado la tarde con la ratificaci¨®n del Estatuto Vasco— se negaron simplemente a responder.

Para conocer la respuesta de Jos¨¦ Luis Meil¨¢n habr¨¢ que esperar un tiempo, porque prometi¨® darla ?cuando pase la tormenta del Estatuto Gallego. Ahora no quiero hablar de ning¨²n tema?.