La cultura en las televisiones p¨²blicas y privadas
Se celebr¨® ayer en Madrid la primera jornada del seminario ?Cultura y comunicaci¨®n social: la televisi¨®n?, organizado por la Fundaci¨®n de Estudios Sociol¨®gicos (Fundes), con la colaboraci¨®n de la Fundaci¨®n Adenauer. Se trata del tercer seminario que organiza esta fundaci¨®n cultural privada desde que se constituy¨® el 6 de abril de 1979.Juli¨¢n Mar¨ªas, presidente de Fundes y del seminario, abri¨® los turnos de ponencias e intervenciones con una conferencia general titulada ?La alternativa televisi¨®n p¨²blica-televisi¨®n privada, desde la perspectiva cultural?.
?La televisi¨®n ha pasado a ser una realidad cotidiana y, lejos de ser un privilegio, es lo m¨¢s popular y difundido del mundo. Hace un par de a?os?, dijo el se?or Mar¨ªas, ?se incluy¨® en Nueva York el aparato de televisi¨®n entre los bienes que no pueden ser embargados, equipar¨¢ndolo a la cama, las sillas o mesas, los platos y vasos, los utensilios de cocina; es decir, se lo considera como art¨ªculo de primera necesidad. Bastar¨ªa con analizar a fondo este min¨²sculo hecho legislativo para descubrir la inmensa transformaci¨®n del mundo.? Compar¨® la televisi¨®n al uso dom¨¦stico del agua -?En Espa?a, la televisi¨®n no tiene m¨¢s que dos grifos, o tal vez uno y medio.?-, para se?alar a continuaci¨®n que ?lo decisivo es la pasividad: el espectador consume lo que fluye del aparato?.
Juli¨¢n Mar¨ªas critic¨® la escasa capacidad inventiva de la televisi¨®n. (?Hay grandes diferencias de calidad entre las diversas televisiones, pero todas sin excepci¨®n est¨¢n muy por debajo de lo que podr¨ªan ser, de lo que el prodigioso invente permitir¨ªa esperar.?), y manifest¨® que tanto los sistemas meramente estatales como los simplemente comerciales mediatizan y subordinan la televisi¨®n hasta convertirla en ?un instrumento primariamente pol¨ªtico o primariamente econ¨®mico?. Despu¨¦s de descartar la ?privatizaci¨®n absoluta y sin restricciones?, el se?or Mar¨ªas propugn¨® la participaci¨®n de instituciones sociales p¨²blicas. ?Un amplio margen de iniciativa privada es la condici¨®n de que la televisi¨®n valga la pena?, dijo, ?y a esto hay que agregar otra forma de iniciativa, tal vez la m¨¢s importante: la de los telespectadores. Si ¨¦stos no tienen m¨¢s posibilidad que recibir pasivamente, como una ducha, lo que la televisi¨®n decida darles, no hay que tener esperanza en la calidad de la televisi¨®n ni en su funci¨®n social.?
Las posibilidades culturales de la televisi¨®n, la b¨²squeda de nuevas formas de lenguaje y la innovaci¨®n t¨¦cnica y est¨¦tica en la elaboraci¨®n de sus contenidos ocup¨® gran parte de la intervenci¨®n de Juli¨¢n Mar¨ªas. ?No hay instrumento comparable para elevar la calidad de la vida en el conjunto de una sociedad; pero, por lo mismo, puede contribuir como ning¨²n otro a deprimirla, rebajarla, degradarla.? Critic¨® que la televisi¨®n d¨¦ por bueno que se trasladen a su medio, seg¨²n los distintos g¨¦neros de programas, ?las formas inventadas con otros fines y en otras condiciones?. As¨ª, coment¨®, la informaci¨®n a lo m¨¢ximo que puede aspirar es a que la voz y dicci¨®n sean adecuadas y que el rostro del locutor sea agradable. ?Hay otro tipo de informaci¨®n?, a?adi¨®, ?la m¨¢s frecuente en Espa?a, consistente en que un se?or -funcionario, parlamentario, miembro de un partido, directivo de una organizaci¨®n deportiva, etc¨¦tera- habla durante minutos y minutos, a veces respondiendo preguntas, sin que nadie se plantee ni por un momento cu¨¢les son las exigencias de la elocuci¨®n o el di¨¢logo en la pantalla.? Destac¨® el se?or Mar¨ªas la conveniencia de programar adecuadamente las pel¨ªculas de cine que se emiten, la necesidad de retransmitir -y no fotografiar otros espect¨¢culos como teatro u ¨®pera- de forma original y creadora, y se pregunt¨® al final: ??A qu¨¦ espera la televisi¨®n para mostrar a un pa¨ªs entero sus museos, sus ciudades, sus paisajes y no s¨®lo los propios, sino los de tierras muy distantes??
Fernando Chueca Goitia intervino tambi¨¦n en la primera mitad de la jornada de ayer y critic¨® duramente a TVE por el escaso inter¨¦s que concede a la cultura. Hecho que provoc¨® una r¨¦plica de Luis Ezcurra, subdirector general de RTVE y actual director en funciones de TVE, quien aludi¨® a los condicionantes que impone la propia audiencia de TVE. El se?or Ezcurra fue contestado tambi¨¦n por el se?or Mar¨ªas, quien expuso la necesidad de no despreciar a la audiencia potencial de TVE. Jos¨¦ Mar¨ªa Desantes analiz¨® el proyecto de estatuto de RTVE, se?al¨® que se ratifica el monopolio estatal de televisi¨®n e hizo hincapi¨¦ en que se cierra la puerta a la concesi¨®n administrativa de televisiones privadas y que no queda suficientemente garantizado el derecho de rectificaci¨®n. Se ley¨® una intervenci¨®n de Tom¨¢s Ram¨®n Fern¨¢ndez, que, en s¨ªntesis sostiene que el monopolio estatal es constitucionalmente l¨ªcito y que la televisi¨®n privada es constitucionalmente posible. Luis Ezcurra concluy¨® la primera sesi¨®n con la exposici¨®n de los distintos reg¨ªmenes jur¨ªdicos en las democracias occidentales.
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