Thevenet, v¨ªctima del "doping" con cortisona, "nombre" para el ciclismo espa?ol
Bernard Thevenet, una de las figuras m¨¢s importantes del ciclismo mundial en los ¨²ltimos a?os, dos veces ganador del Tour, fich¨® hace unos d¨ªas por el equipo espa?ol Teka. La inc¨®gnlta de su futuro rendimiento cuando est¨¢ a punto de cumplir los 32 a?os, estriba en los efectos que la cortisona, uno de los ¨²ltimos m¨¦todos de doping para favorecer los esfuerzos prolongados, le produzca a¨²n en el organismo. Thevenet, tras dos a?os de fracasos, que justific¨® p¨²blicamente por drogarse, fue despedido del Peugeot, su equipo de diez a?os, pese a que a¨²n le faltaba un a?o de contrato por cumplir.
Bernard Thevenet ha sido el pen¨²ltimo ¨ªdolo del ciclismo franc¨¦s, a continuaci¨®n de Jacques Anquetil y antes de Bernard Hinault, aunque su corta racha de ¨¦xitos y su vida personal no le granjearon, ni por asomo, las simpat¨ªas de Raymond Poulidor, el eterno ?segundo?, pero admirado por las carreteras hasta los cuarenta a?os. Thevenet, hijo de campesinos, naci¨® el 10 de enero de 1948, en Saint Julien de Civry, pueblo del departamento de Saone et Lo?re, situado en el centro de un tri¨¢ngulo imaginario entre Dijon, Clermont-Ferrand y Lyon. Como tantos otros ciclistas, la bicicleta le dio la oportunidad de dejar un trabajo humilde, repartidor de leche y huevos, pasa saltar a la fama. Corredor desde los quince a?os, fue campe¨®n de Francia de aficionados en 1968, y aquello le hizo olvidar definitivamente su gran afici¨®n por el f¨²tbol, en el que no pod¨ªa destacar. Pas¨® al profesionalismo en 1970 y gan¨® ya ese a?o su primera etapa monta?osa en un Tour, al imponerse en Morzine, tras ascender el Tourmalet y el Mont Ventoux -precisamente donde muri¨® el ingl¨¦s Tom Simpson-. En 1971, fue tercero del Dauphine Liber¨¦ y cuarto -primer galo- del Tour, luego de vencer en la etapa de Grenoble. Confirmaba as¨ª su gran porvenir y su categor¨ªa como escalador en la primera prueba por etapas del mundo, la misma que le iba a consagrar y a hundir.Noveno en 1972, venci¨® en dos de las etapas m¨¢s duras, las del Mont Ventoux (otra vez) y la del Ballon d'Alsace. Luego de ser segundo en 1973, tras Oca?a -y tercero de la Vuelta a Espa?a, por detr¨¢s de Merckx y el propio Oca?a-, en 1974 no corri¨® el Tour, pero gan¨® la Volta a Catalu?a, y la Subida a Montjuich. Eran triunfos que presagiaban su primer gran ¨¦xito, al imponerse, tras el Dauphine Liber¨¦, en el Tour de 1975 por 2.40 a Eddy Merckx. Cort¨® as¨ª la impresionante racha del belga.
Su carrera parec¨ªa lanzada, pero sufri¨® el primer gran bache: aunque gan¨® otra vez el Dauphine Liber¨¦, abandon¨® en la edici¨®n del Tour 1976, ganada por Van Impe, y ya se especul¨® con que sus fuerzas se resent¨ªan por ?esfuerzos superiores a los normales?. Adem¨¢s, en noviembre de ese a?o se separ¨® de su mujer, Jeannine, con la que hab¨ªa tenido dos hijos (y a la que acus¨® de no aceptar las molestias de la fama), y se uni¨® a Monique, reina de los Seis D¨ªas de Grenoble. A pesar de ello, gan¨® apretadamente el Tour-77 ante Kuiper -al que aventaj¨® en s¨®lo 48 segundos- y Van Impe -que volv¨ªa a ser tercero-. pero ah¨ª se termin¨® Thevenet como figura. Volvi¨® a abandonar en la edici¨®n de 1978 y se arrastr¨® a¨²n m¨¢s en el presente a?o que corri¨® el Giro, quedando en el puesto 31, a una hora diez minutos y 52 segundos del vencedor, Saronni. Su equipo de diez a?os. el Peugeot, no le convoc¨® ya para el Tour. Despu¨¦s, su situaci¨®n no mejor¨® en la Vuelta a Alemania y aunque en un criterium de verano incluso gan¨® a Hinault en un sprint, en otro se fractur¨® un hueso de la mu?eca izquierda, tras una ca¨ªda. Por ¨²ltimo, fue despedido, pese a faltarle un a?o de contrato por cumplir.
Males derivados de la droga
El ciclismo de competici¨®n espa?ol no tiene arreglo desde hace tiempo, por m¨²ltiples razones, aunque la principal es su dureza excesiva, no compensada. El equipo Teka santanderino, al no salir corredores, se ha decidido por Thevenet, al que ha aceptado los certificados m¨¦dicos de los an¨¢lisis hechos en Lyon y que dan su salud como buena. Sin embargo, el riesgo de que tal fichaje sea rentable es una gran inc¨®gnita cuando su bajo rendimiento, sus males pasados, como una prostatitis, su respiraci¨®n jadeante al menor esfuerzo, con s¨ªntomas de arritmia, sus dolores agudos en el pecho o un posible reumatismo, provinieron muy posiblemente de la cortisona que ¨¦l mismo confes¨® -como Moser, y se sospecha que Merckx y Maertens- haber ingerido. Tras el doping cl¨¢sico de las anfetaminas y similares, con efectos y posibles secue.las inmediatas -al que tampoco escap¨® Thevenet-, los corticoides invadieron el campo deportivo junto a los anabolizantes las transfusiones sangu¨ªneas o las vitaminas intravenosas -tambi¨¦n el caso de Maertens-. Sus secuelas fueron ya de efecto retardado. La inyecci¨®n o ingesti¨®n de cortisona para favorecer el esfuerzo f¨ªsico prolongado tiene como consecuencia el grave trastorno de las gl¨¢ndulas suprarrenales, a las que se ayuda con m¨¢s hormona de la que producen, pero que se ?acostumbran? a no trabajar por recibir la dosis desde fuera. Al cesar el doping o incluso antes, los efectos secundarios comienzan a producirse, pues se ha alterado el ?sistema hip¨®fisis-suprarrenales?. La menor resistencia a las infecciones -respiratorias, por ejemplo- o los problemas en los distintos sistemas del cuerpo: muscular, nervioso, etc¨¦tera, proliferan.
El peligro de la cortisona, en un plazo m¨¢s o menos largo, est¨¢ comprobado que es muy grave cuando las dosis tomadas por muchos ciclistas sobrepasan las utilizadas en tratamientos cancerosos. A su lado, las tradicionales anfetaminas han podido quedar como inocuas en ciclistas con diez y quince a?os de profesi¨®n. El efecto de ¨¦stas era en pleno esfuerzo. La muerte de casi veinte corredores en activo o que dejaron su profesi¨®n hac¨ªa poco tiempo, a causa de crisis cardiacas en los ¨²ltimos cinco a?os es todo un toque de atenci¨®n. La cortisona, como uno de los ¨²ltimos m¨¦todos de doping, ha debido tener gran parte de culpa. El Teka se ha arriesgado a fichar s¨®lo un ?nombre? para la Vuelta a Espa?a y el Tour, sobre todo, pero que ha pagado y a¨²n puede pagar los efectos de la droga. Cuando Francia desprecia un ¨ªdolo, por algo ser¨¢.
Los corticoides no figuran entre los productos prohibidos en el deporte internacional como doping, pues su uso no puede ser probado. La hidrocortisona inyectada se mezcla, en la sangre, con la que produce el organismo y no es posible detectarla.
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