El Atl¨¦tico experiment¨® una notable mejor¨ªa
El estadio Manzanares registr¨® una asistencia inesperada. Hab¨ªa algo de morboso en el ambiente. Los fieles fueron a lo de siempre, a ver ganar a su equipo; los espectadores ocasionales fueron a ver qu¨¦ pasaba. Se mascaba la tragedia. En el inicio, parte del p¨²blico de tribuna se dirigi¨® hacia el palco presidencial. Hubo alguna frase, pero sin que llegara a producirse el griter¨ªo. En los pasillos, el tema del d¨ªa era el vicepresidente de la entidad Santos Campano. Algunos socios opinaban que deb¨ªa dimitir. Los atl¨¦ticos de siempre estaban con Luis y el equipo. El equipo le brind¨® su primera victoria casera al dimitido V¨ªctor Mart¨ªnez. Y al entrenador, para quien el intermediario socio de Calder¨®n y Santos Campano ya tiene en cartera m¨¢s de un nombre.El Atl¨¦tico que bati¨® al Zaragoza, fue muy distinto al de anteriores encuentros. Jug¨® mucho m¨¢s que en todas las ocasiones anteriores y todos sin excepci¨®n pusieron de su parte el m¨¢ximo esfuerzo por imponerse al rival.
El Atl¨¦tico pudo serenar su juego probablemente porque antes de que se cumpliera el cuarto minuto ya hab¨ªa logrado su primer gol, gracias a la diab¨®lica trayectoria que adquiri¨® la pelota al salir del pie de Quique. Con ventaja en el marcador, el Atl¨¦tico intent¨® reencontrar aquella vieja f¨®rmula del contraataque que tantos triunfos le proporcion¨®.
Hay un cambio sustancial en este Atl¨¦tico casi renacido: Dirceu. El brasile?o no es una vedette, no es el jugador que sorprende en un par de jugadas cada tarde. Dirceu es un jugador eficaz, un pe¨®n soberbio para el conjunto, un hombre que trata de justificar su fichaje en cada instante. Fue, el domingo, durante la mayor parte del tiempo, un prodigio de colocaci¨®n. Pelotas perdidas por el contrario fueron a parar a sus pies, centros bien intencionados fueron cortados por ¨¦l, gracias a su intuici¨®n. Dirceu, adem¨¢s, presion¨® a los contrarios siempre y ello no s¨®lo le permiti¨® robar muchos balones, sino que sus adversarios se vieron en la obligaci¨®n de soltar la bola en malas condiciones.
El Atl¨¦tico inici¨® el encuentro sin hombre en la banda derecha. Carg¨® sus penetraciones sobre la banda contraria, lo que produjo tambi¨¦n una descompensaci¨®n defensiva zaragozana, al pasar Casuco a marcar a Rubio y adelantarse Lasa hacia la zona de Bermejo. Se jug¨® el primer tiempo por parte de ambos contendientes sobre la banda de tribuna y, por ese lado, se trenzaron los mejores contragolpes.
Con la euforia del primer gol, el Atl¨¦tico busc¨® con af¨¢n asegurar la victoria, y Bermejo y Rub¨¦n Cano, ¨¦ste por partida doble, tuvieron claras ocasiones de gol. Irazusta en sus salidas estrope¨® las acciones rojiblancas. La segunda de Rub¨¦n tuvo suspense porque tir¨® a la salida desesperada de Irazusta, y la pelota sali¨® cercana a un poste. La mejor ocasi¨®n, sin embargo, la desperdici¨® Pichi Alonso. Lasa le dio el pase de la muerte y a puerta semivac¨ªa remat¨® el castellonense fuera. Un gol de libro que no lleg¨® al marcador.
Influy¨® la lesi¨®n de Antich
No se rindi¨® el Zaragoza en el segundo tiempo, pese a que perdi¨® a Antich, su mejor hombre, en una jugada en la que Robi le dej¨® el pie en semiplantillazo. Con dos goles en contra, tuvo el Zaragoza la ocasi¨®n de marcar en el disparo de un libre directo que acert¨® a tocar Aguinaga, con la fortuna de que el bal¨®n fuera repelido por el larguero. El Atl¨¦tico, aunque impreciso en muchos de sus pases, sobre todo por parte de Robi, logr¨® crear jugadas de buena concepci¨®n. El centro del campo, aunque Leal acus¨® baja forma f¨ªsica se impuso netamente y tuvo clara visi¨®n para lanzar balones al hueco por donde pod¨ªan penetrar Rub¨¦n y Rubio -despu¨¦s, Marcos-, siempre apoyados por Dirceu, Pereira, espor¨¢dicamente; Bermejo -luego, Guzm¨¢n- y hasta Ruiz, que fue el afortunado autor del tercer tanto.
El Atl¨¦tico del domingo mostr¨® una notable mejor¨ªa. Fue lo m¨¢s importante del partido. El Zaragoz¨¢, peor que en el Bernab¨¦u.
Aunque siempre resulta aventurado hacer alguna predicci¨®n respecto al Atl¨¦tico, no es descabellado pensar que la recuperaci¨®n definitiva se ha iniciado. La lesi¨®n de Bermejo, que oblig¨® a Luis a recomponer la alineaci¨®n en el segundo tiempo, fue suplida quiz¨¢ con m¨¢s eficacia que nunca por Guzm¨¢n. Titulares y suplentes salieron el domingo insuflados de un nuevo ardor.
En medio de la crisis atl¨¦tica ha habido un hecho a considerar: la pi?a que los jugadores han formado junto a Luis. El domingo mostraron todos unos afanes casi desconocidos. Los jugadores rojiblancos actuaron con aut¨¦ntica responsabilidad.
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