Publicado por primera vez el texto completo de una zarzuela del siglo XVII
Entrevista con Antonio Mart¨ªn Moreno, autor del estudio preliminar
Bajo el patrocinio de la Direcci¨®n General de M¨²sica, la Sociedad Espa?ola de Musicolog¨ªa acaba de lanzar un grueso volumen con la zarzuela en dos jornadas Salir el amor del mundo, texto de Jos¨¦ de Ca?izares (1676-1750) y m¨²sica del compositor alcarre?o Sebasti¨¢n Dur¨®n (1660-1716). La transcripci¨®n musical y el amplio estudio preliminar son del profesor Antonio Mart¨ªn Moreno, catedr¨¢tico de Historia y Est¨¦tica de la M¨²sica del Conservatorio de M¨¢laga. El nos habla de esta obra y de su moderna edici¨®n.
Pregunta. ?C¨®mo se podr¨ªa describir someramente esta zarzuela del siglo XVII, Salir el amor del mundo?
Respuesta. En primer lugar he de decir que, del siglo XVII, Subir¨¢ public¨® la primera jornada, el primer acto, de la ¨®pera Celos aun del aire matan, con textos de Calder¨®n y m¨²sica de Juan Hidalgo; tambi¨¦n Jack Sage hizo la edici¨®n de otra zarzuela de Hidalgo, Los celos hacen estrellas, con texto de V¨¦lez de Guevara, y poco m¨¢s hay publicado, aparte de lo que hizo Pedell en su Teatro espa?ol anterior al siglo XIX. Lo que representa esta zarzuela, la cual podemos fechar en 1696, es que tenemos por vez primera el texto literario completo, que apareci¨® por un lado, y la m¨²sica completa de la representaci¨®n, por otro, cosa que hasta ahora no hab¨ªa sido posible encontrar. Me parece adem¨¢s que es una pieza bastante significativa de lo que eran este tipo de espect¨¢culos. Como ya observara Cotarelo, eran fundamentalmente aristocr¨¢ticos y palaciegos, muy diferentes a lo que ser¨ªa la zarzuela en el XVIII y, sobre todo, en el XIX. Cuando a la gente se le habla de zarzuela piensa inmediatamente en el siglo XIX, y hay que retrotraerla al XVII, aunque tengamos que reconocer el car¨¢cter exclusivamente cortesano que tuvo en sus comienzos.
P. Ahora bien, esta obra de Dur¨®n, ?est¨¢ dentro de las corrientes europeas de la ¨¦poca, italianizantes, o se la debe considerar dentro de lo que podr¨ªamos llamar estilo nacional espa?ol?
R. Esto del estilo nacional espa?ol fue algo defendido por Pedrell como resultado de la est¨¦tica nacionalista de su ¨¦poca, la de Falla, Alb¨¦niz, etc¨¦tera; pero no cabe duda de que la internacionalidad es algo com¨²n a toda esta m¨²sica, si bien hay rasgos muy espa?oles, como, por ejemplo, el hecho que Pedrell defiende, y tambi¨¦n Subir¨¢, como muy espa?ol, de los cuatros (o composiciones a cuatro voces), tambi¨¦n lo encontramos en las ¨®peras de Monteverdi y en las de otros operistas del siglo XVII. Y luego, lo que son recitados y arias es algo que tiene su equivalente en las tonadas o en los solos humanos. Podr¨ªamos encontrar diferencias en cuanto a la estructura de esas tonadas, diferencias que estar¨ªan marcadas, sobre todo, por una mayor longitud de la m¨²sica. De esto eran conscientes los viajeros extranjeros por Espa?a, porque la condesa D'Aulnoy, en 1679, comentando la m¨²sica de las tonadas humanas espa?olas, dice que eran demasiado largas, comparadas con las francesas e italianas.
Aparte de esto, hay giros y cadencias espa?oles, como la c¨¦lebre cadencia andaluza, que aparece frecuentemente en esta zarzuela de Dur¨®n, lo mismo que la seguidilla (la seguidilla literaria lleva, al mismo tiempo, una forma musical que se corresponde con los versos); pero, en definitiva, los procedimientos arm¨®nicos y teatrales son plenamente italianos. Hay una diferencia que yo considero importante: los italianos, por esta ¨¦poca, ya estaban entrando -en un tipo de ¨®pera de tramoya, en la cual lo musical se reduc¨ªa a una sucesi¨®n de arias y recitados sin mayor conexi¨®n, de lo cual se quejar¨ªa Gluck, y que perdurar¨ªa hasta mediados del siglo XVIII. Sin embargo, en Espa?a, la m¨²sica cumple una funci¨®n muy determinada. En el caso de Dur¨®n, los n¨²meros no est¨¢n ordenados al azar, sino muy pensados y relacionados entre s¨ª. A los cuatros siguen recitados y siguen piezas a dos voces, pero est¨¢n en funci¨®n del texto y, por tanto, no son simples rellenos, sino que est¨¢n integrados perfectamente en la acci¨®n.
Proceso evolutivo
P. ?Ha tenido ocasi¨®n de examinar m¨¢s m¨²sica esc¨¦nica de Sebasti¨¢n Dur¨®n?R. S¨ª; pero eleg¨ª ¨¦sta porque en Dur¨®n (aunque eso no lo digo todav¨ªa en el pr¨®logo a la presente edici¨®n, porque es mucha m¨²sica la que nos queda de ¨¦l) se va dando un claro proceso evolutivo que comienza con la pr¨¢ctica de la m¨²sica teatral al estilo espa?ol (en este sentido hay una primera etapa en la cual cultiva los cuatros y los ochos) y despu¨¦s va pasando progresivamente a usar una sucesi¨®n de arias y recitados. Esto es lo que nos va a permitir ir fechando sus restantes obras. Yo he elegido Salir el amor del mundo porque es la m¨¢s representativa de esa primera etapa, m¨¢s espa?ola o al menos, m¨¢s enraizada con nuestra tradici¨®n l¨ªrica.
P. ?Se acompa?a la edici¨®n de aparato cr¨ªtico, biogr¨¢fico, etc¨¦tera?
R. Esto ha supuesto un problema muy grande, porque no hab¨ªa precedente de ning¨²n tipo, salvo el precedente de Subir¨¢, si bien lo de ¨¦l era una ¨®pera. En la zarzuela no ten¨ªa en qui¨¦n basarme y, por ello, supongo que la edici¨®n recibir¨¢ muchas cr¨ªticas, lo cual es bueno. He procurado hacer una edici¨®n en la que en cada momento se vea claro qu¨¦ es lo que est¨¢ en el manuscrito y qu¨¦ es lo que yo he a?adido. El texto literario est¨¢ respetado en su integridad y, por otra parte, hago una introducci¨®n en la que hablo de Ca?izares, trazando una biograf¨ªa no muy a fondo; pero entro en profundidad en el tema de la m¨²sica en las obras de Ca?izares porque es vital para el conocimiento del teatro espa?ol en la primera mitad del siglo XVIII. Y resulta curioso que de las 160 obras que he podido localizar de Ca?izares, pr¨¢cticamente el 99% llevan m¨²sica: el 50% son zarzuelas, y s¨®lo un 1 %, ¨®pera.
P. Ahora bien, ?puede ponerse a Ca?izares como poeta a la misma altura que a los grandes dramaturgos del siglo XVII: un Calder¨®n, un Rojas Zorrilla, un Moreto?
R. Personalmente tengo una opini¨®n que no s¨¦ si compartir¨¢n mis colegas especialistas en literatura. Si ocurre como con la m¨²sica, yo creo que cada vez m¨¢s se tiende hacia un tipo de historia, en la cual el concepto de progreso se queda un poco marginado; es decir, cada obra es hija de su tiempo, y es buena en cuanto refleja la pr¨¢ctica de su tiempo. Por tanto, establecer buenos y malos es un error del que cada vez somos m¨¢s conscientes los profesores universitarios. En cuanto al caso concreto de Ca?izares, es verdad que tuvo las cr¨ªticas de Men¨¦ndez y Pelayo, pero ¨¦l lleva a su desarrollo m¨¢ximo el teatro calderoniano. Puede ser significativo el hecho de que Ca?izares sea el autor, despu¨¦s de Calder¨®n de la Barca, con mayor difusi¨®n en el siglo XVIII espa?ol. Calder¨®n es un caso curioso de pervivencia, pues es el autor m¨¢s en boga durante el siglo XVIII. El segundo es Ca?izares, y por eso extra?a que sea un autor tan poco estudiado.
P. Y ci?¨¦ndonos al compositor, ?ha aportado nuevos datos a su biograf¨ªa?
R. Llevo muchos a?os trabaJando sobre Dur¨®n. En este tiempo han aparecido muchos datos que yo he refundido. Ahora bien, hay atribuciones nuevas de obras y el cat¨¢logo se ha ampliado gracias a la beca que me concedi¨® para ello la Fundaci¨®n March. El cat¨¢logo de obras de Dur¨®n, tanto de piezas religiosas como profanas, es muy amplio. En la parte biogr¨¢fica doy toda la informaci¨®n posible, as¨ª como en sus obras dram¨¢ticas, rese?ando brevemente el resto de su producci¨®n.
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