Encinar dirige obras de Varese, Messiaen y Strawinsky
Jos¨¦ Ram¨®n Encinar, cuyo prestigio en el ¨¢mbito de la composici¨®n ya es grande, amplia d¨ªa a d¨ªa su buen nombre en el ¨¢rea de la direcci¨®n. Si como creador viene de las aulas de Donatoni, como conductor se form¨® con Franco Ferrara y, por supuesto, en el continuado experimentar y hacer. Reciente est¨¢ su ¨¦xito en Yugoslavia, en concierto difundido por ocho organismos radiof¨®nicos europeos y americanos.Encinar, por otra parte, es valiente. No cede ante el riesgo y la dificultad. Si un programa compuesto por la Misa, de Strawinsky; Ecuatorial, de Varese, y las Peque?as liturgias, de Messiaen, tiene problemas por s¨ª mismo, se convierten en asunto grave si no se dispone del n¨²mero de ensayos necesarios. Que no los hubo se vio claramente, a pesar de la buena orientaci¨®n y el sentido pr¨¢ctico de Encinar, m¨²sico s¨®lido y expresivista. Precisamente por la calidad apuntada en las versiones -alguna muy conseguida, como la Ecuatorial- es m¨¢s de lamentar que faltasen las horas necesarias de trabajo para la realizaci¨®n perfecta de lo que est¨¢ perfectamente planteado. La grave belleza de la Misa strawinskiana, el misticismo colorista, la hermosa integraci¨®n de valores ideol¨®gicos, arm¨®nicos, vocales e instrumentales, propios de las Liturgies de la Pr¨¦sence divine, fueron valores evidenciados por Encinar al frente del grupo instrumental de la ONE con el Coro Nacional y los solistas Melero, Albandez Cabrera, Luxan, Heras, Juan Pedro Marqu¨¦s, Espinosa, Deslogeres y Fessart. La expresi¨®n intensa, ruda, fuertemente original de Varesetan, conectado con m¨²sicas contempor¨¢neas, pero tan singular en pensamiento y procedimientos, hace de Ecuatorial (basada en textos de Po-pol-Vuh) creaci¨®n significativa de nuestro tiempo. Menci¨®n especial en la buena versi¨®n escuchada merece el bajo Juan Pedro Marqu¨¦s, que midi¨® con exactitud los valores cantables y narrativos de su parte. En resumen, Jos¨¦ Ram¨®n Encinar protagoniz¨® una audici¨®n de extraordinario inter¨¦s que no pareci¨® despertarlo en el p¨²blico ?realista?, pues la asistencia fue m¨¢s bien reducida. No as¨ª los aplausos.
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