Sesi¨®n de lectura teatral dedicada a textos in¨¦ditos de Alberto Miralles
El Centro Dram¨¢tico Nacional ha programado, dentro de su campa?a de difusi¨®n teatral, un ciclo dedicado a analizar textos in¨¦ditos del teatro espa?ol contempor¨¢neo. La primera sesi¨®n se celebrar¨¢ ma?ana, lunes, a las siete de la tarde, en el teatro Mar¨ªa Guerrero, de Madrid, y estar¨¢ dedicada al dramaturgo Alberto Miralles.La sesi¨®n ser¨¢ presentada por Jos¨¦ Monle¨®n, y en la misma intervendr¨¢n el grupo C¨¢taro, el Taller de Artes Imaginarias y miembros de la compa?¨ªa Mar¨ªa Guerrero, con un debate p¨²blico al final. La idea del ciclo, seg¨²n expone Jos¨¦ Monle¨®n, es conocer una serie de autores y obras, firmadas por grandes o incipientes dramaturgos, que no se conocen en nuestros escenarios a lo largo de los ¨²ltimos cuarenta a?os, y en cambio han sido con frecuencia publicadas y premiadas. ?La historia de nuestro teatro moderno ha sido irregular y escasamente democr¨¢tica. De ella emergen una serie de autores y de obras que, arrinconadas en su d¨ªa, ser¨ªa injusto volve r a enterrar alegando que perdieron vigencia por ser otras las circunstancias?.
Alberto Miralles, dramaturgo, ensayista, profesor y director esc¨¦nico, fue director del grupo C¨¢taro y ayudante de direcci¨®n de Adolfo Marsillach. Es autor de las obras Y al tercer d¨ªa (1961), Las llagas pintadas (1962), Pisando huellas (1963), C¨¢taro Col¨®n (1968), Crucifernario de la culpable indecisi¨®n (1974) y otras, publicadas en revistas especializadas, por las que recibi¨® los premios Guip¨²zcoa, Estudios Alicantinos, Nacional Universitario, Sitges y Real Academia Espa?ola.
Ha publicado los libros te¨®ricos Nuevos rumbos del teatro y Nuevo teatro espa?ol, una alternativa social. Miralles define su teatro como ?ves¨¢nico, desesperado y venenoso?. ?Busco el temario en mi entorno, lo asimilo y lo transformo en esplendor esc¨¦nico con total barroquismo aparentemente sencillo. Me persiguen Brecht, Artaud y Valle-Incl¨¢n. Mezclo, agito y vomito. Divertido a golpes de raz¨®n, azogo e impongo pol¨¦mica. Como todo eso es molesto, dicen que mi teatro es pol¨ªtico. Pero es una falacia: no hay teatro ni hombre que no sea pol¨ªtico.?
Babelia
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