Leonardo Boff: "Si se matan las preguntas se niega el acceso a la verdad"
Leonardo Boff, profesor de la Universidad de Petr¨®polis (Brasil) y uno de los m¨¢s caracterizados impulsores de la Teolog¨ªa de la Liberaci¨®n, tiene pendiente un proceso en el Vaticano. La Congregaci¨®n de la Doctrina de la Fe, ex Santo Oficio, la misma que ha juzgado a Hans K¨¹ng o Schillebeeckx, le acus¨®, hace ya varios a?os, de posibles errores doctrinales. Pero el te¨®logo brasile?o a¨²n no fue requerido por Roma para defenderse, tal vez, gracias al apoyo recibido por parte de la Conferencia Episcopal brasile?a.
Autor de un libro pol¨¦mico, Jesucristo, el liberador, cuya traducci¨®n al castellano se ha concretado durante su reciente estancia en Salamanca, Leonardo Boff fue disc¨ªpulo de Karl Ralhner en Munich, y estudi¨® tambi¨¦n en Lovaina y Oxford. Pero su teolog¨ªa, inmersa en el contexto sociopol¨ªtico y cultural latinoamericano, busc¨® pronto nuevos rumbos: los valores antropol¨®gicos primaron sobre los eclesiol¨®gicos, lo ut¨®pico sobre la factual, los aspectos cr¨ªticos sobre los dogm¨¢ticos, lo social sobre lo personal, la ortopraxis sobre la propia ortodoxia.Leonardo Boff, invitado por la c¨¢tedra Domingo de Soto, de la Universidad de Salamanca, ha impartido dos conferencias en torno a la posici¨®n del intelectual ante los problemas de la justicia en el orden econ¨®mico internacional y sobre fe y liberaci¨®n pol¨ªtica en Am¨¦rica Latina. Durante su estancia en Salamanca, este capuchino de 41 a?os, hombre accesible y sencillo en extremo, se ha visto asediado por numerosas personas. Alg¨²n d¨ªa tuvo que comer un bocadillo por falta de tiempo para m¨¢s. Y debi¨® hacerlo con la misma naturalidad con que usa dos guantes de diferente color porque, perdido uno de los suyos, encontr¨® otro que le estaba bien.
?En 1972?, explica Leonardo Boff, ?escrib¨ª Jesucristo, el liberador. A partir de 1975 comenz¨® un intercambio de cartas, seis en total, con el Vaticano. El proceso estaba abierto y se llegaron a nombrar los interrogadores y el defensor. No obstante, el lunes pasado recib¨ª la ¨²ltima informaci¨®n del presidente de la Conferencia Episcopal de Brasil, que hab¨ªa mantenido una conversaci¨®n con el Papa, en la que le anunci¨® el apoyo de la Conferencia Brasile?a hacia m¨ª. Juan Pablo II le contest¨® que se dirigiera al cardenal Seper, presidente de la Comrenici¨®n de la Doctrina de la Fe, para arreglar mi situaci¨®n Y que me comunicara que pod¨ªa estar tranquilo. Esto hace pensar que se han serenado las distancias.?
Pregunta. ?El proceso que le abri¨® el Vaticano pod¨ªa interpretarse como una interpelaci¨®n a toda la Teolog¨ªa de la Liberaci¨®n?
Respuesta. El ten¨ªa que ha originado este proceso no tiene que ver con la Teolog¨ªa de la Liberaci¨®n. Se trata de un poblema interno, sofisticado Y dif¨ªcil, de la teolog¨ªa. Yo estudio a Jes¨²s desde su radical humanidad y sostengo la hip¨®tesis de que ¨¦l conoce su misi¨®n y su destino a medida que act¨²a y se le presentan los conflictos. Jesucristo, lentamente, llega a saber de su muerte, pero tiene la esperanza de que ¨¦sta no se cumpla. S¨®lo en el momento en que est¨¢ en la cruz se frustra su expectativa. Es el momento en que grita. Sabe que est¨¢ en la mano de Dios y acepta la muerte, pero la acepta con lucha.
P. -Cu¨¢les son los principales problemas por parte del Vaticano frente a esta hip¨®tesis?
R. El Vaticano me pide que explique c¨®mo se compagina la institucionalizaci¨®n del sacramento de la Eucarist¨ªa si Jes¨²s desconoc¨ªa que iba a morir. Yo sostengo que en el momento de la Cena, la Eucarist¨ªa ten¨ªa un car¨¢cter simb¨®lico y sintetizador del reino de Dios. La Iglesia le ha a?adido su significado eclesial. Existe, adem¨¢s, otra cuesti¨®n. Yo, al igual que otros ex¨¦getas, pienso que la interpretaci¨®n de las tres profec¨ªas sobre la muerte y resurrecci¨®n de Jes¨²s mantenida por la Iglesia, surge de la reflexi¨®n teol¨®gica de la comunidad primitiva.
P. ?Cree usted que el Vaticano ha entendido alguna vez -Hans K¨¹ng comparaba, recientemente, su caso con el de Galileo- lo que significa la libertad de investigaci¨®n?
R. Yo admito que la ciencia tiene sus l¨ªmites y tengo conciencia de la dificultad para encontrarlos, dada la complejidad de los problemas. Esa es la cuesti¨®n. Pero no hay que endurecer las posturas, hay que ser flexibles, porque si se matan las preguntas se niega el acceso a la verdad.
'Nuestro interlocutor es el hombre pobre y oprimido'
P. Aunque usted fue uno de los primeros en manifestar su solidaridad con Hans K¨¹ng, los problemas que los te¨®logos latinoamericanos plantean a la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica parecen muy diferentes de los que pueden plantear los europeos -el propio K¨¹ng, Schillebeeckx. etc¨¦tera- o los norteamericanos -la Catholic Theological Society of America, por ejemplo- ?Podr¨ªa precisar estas diferencias?
R. Yo no hago diferencia entre los te¨®logos europeos y los norteamericanos. aunque ¨¦stos presten ahora especial atenci¨®n a problemas como el feminismo, el matrimonio o la sexualidad. Desde esta perspectiva tengo que hacer dos diferencias fundamentales. En primer lugar. los te¨®logos europeos -Rahner, Barth, Metz, etc¨¦tera- parten de cuestiones intrasist¨¦micas. en tanto que la Teolog¨ªa de la Liberaci¨®n lo hace de cuestiones pol¨ªticas -no ideol¨®gicas- y de desaf¨ªos hist¨®ricos. Por otra parte, var¨ªa sustancialmente el interlocutor de unos y otros. El de los te¨®logos europeos es el no creyente, dentro del marco de referencia de la religi¨®n. Se trata de ser cristiano y de compaginar la fe con el mundo moderno. Por el contrario, nuestro interlocutor es el hombre pobre y oprimido. Aunque en Am¨¦rica Latina todos somos creyentes, se cuestiona c¨®mo ser cristiano en un mundo de miserables.
P. ?Puede decirse, entonces, que la Iglesia europea y la latinoamericana tienen una teolog¨ªa diferente porque es distinta la realidad sociopol¨ªtica en que se insertan?.
R. Desde Am¨¦rica tenemos la impresi¨®n de que los te¨®logos europeos son cr¨ªticos con determinados aspectos teol¨®gicos, pero que no lo son con sus condicionamientos sociales. El te¨®logo no es un ser que vive en el aire, sino dentro de un contexto hist¨®rico, econ¨®mico, sociopol¨ªtico.
P. ?Si la teolog¨ªa de la liberaci¨®n responde entonces a un contexto concreto, carece de sentido fuera de los pa¨ªses latinoamericanos o del Tercer Mundo?
R. La teolog¨ªa de la liberaci¨®n tiene sentido all¨ª donde se identifiquen opresiones, Podemos tomar el mundo como un gran sistema capitalista en cuyo centro se encuentran los pa¨ªses desarrollados y en la periferia los dem¨¢s. Existe un desarrollo desigual, pero tambi¨¦n son desiguales los v¨ªnculos que relacionan a unos con otros. No es s¨®lo la periferia la que tiene que liberarse, sino que esa liberaci¨®n la necesitan todos los v¨ªnculos. Por eso la teolog¨ªa de la liberaci¨®n no es s¨®lo aplicable en el nivel pol¨ªtico del sistema, sino en cualquier microsistema.
P. ?Puede considerarse a la teolog¨ªa que surge del Tercer Mundo como la de mayor vitalidad, la que tiene mayor capacidad para revolucionar el pensamiento cristiano?
R. La vitalidad de la teolog¨ªa de la liberaci¨®n se debe a su estrecha articulaci¨®n con las comunidades y movimientos cristianos. Si se estrechan los v¨ªnculos entre m¨ªstica y pol¨ªtica se adquiere una gran fuerza. Y aqu¨ª se trata de la liberaci¨®n hist¨®rica de los pueblos. Por otra parte, la teolog¨ªa de la liberaci¨®n es muy discutida. En Roma, en plena calle. En Puebla aparec¨ªan grupos integristas con carteles en contra de ella, incluso algunos me acusaban a m¨ª de hereje. Y sobre un cad¨¢ver no se ri?e, ni sobre un moribundo.
P. Esos hechos admiten muy diferentes interpretaciones.
R. Yo los comparo con los que suced¨ªan en el siglo IV, cuando en la calle, o en los mercados, se discut¨ªa sobre si Jes¨²s era igual a Dios, y los carniceros y los panaderos se negaban a vender sus productos a quienes no compart¨ªan sus criterios. Y aunque en situaciones de este tipo llego a sentir cierto miedo f¨ªsico, desde otra perspectiva me alegran porque manifiestan la vitalidad de esta teolog¨ªa.
P. ?El papa Wojtyla, y Puebla en concreto, no han frenado en alguna medida la l¨ªnea de Medell¨ªn, donde se impuls¨® la teolog¨ªa de la liberaci¨®n a nivel del episcopado latinoamericano?
R. Si se analiza el discurso de Puebla se constata que el Papa ha asumido la tem¨¢tica de la pastoral liberadora. En este sentido ha subrayado la l¨ªnea de la teolog¨ªa de la liberaci¨®n. Lo que ha hecho tambi¨¦n ha sido advertir sobre posibles desv¨ªos, sobre los que nosotros tambi¨¦n somos conscientes.
P. ?Es la teolog¨ªa de la liberaci¨®n el soporte ideol¨®gico de los curas guerrilleros, desde Camilo Torres a los sandinistas?
R. El grupo de curas guerrilleros no puede inflacionarse. Muchos sacerdotes latinoamericanos comprometidos en su actividad diaria no participan en las guerrillas. Yo, por mi parte, podr¨ªa abordar la actitud de Camilo Torres, por ejemplo, desde tres puntos de vista. Eticamente, resulta admirable la valent¨ªa de un compromiso con los oprimidos hasta la muerte. Juzgarlo en conciencia s¨®lo le cabe a Dios. Por ¨²ltimo, habr¨ªa que ver si pol¨ªtica e hist¨®ricamente resulta eficaz un h¨¦roe o si existen profetismos que retrasan el proceso hist¨®rico. Yo creo que este gesto es pol¨ªticamente inadecuado.
P. ?Qu¨¦ influencia ha tenido en la teolog¨ªa latinoamericana la denominada teolog¨ªa de la violencia?
R. La teolog¨ªa de la violencia se ha elaborado sobre reflexiones de hechos acontecidos en Europa. En Am¨¦rica Latina, sin embargo, no tiene viabilidad pol¨ªtica ni social por el poder y la sutileza de los mecanismos de represi¨®n.
P.?Y el marxismo?
R. En Europa, el marxismo se ha descubierto en la universidad. All¨ª, no. All¨ª se ha conocido dentro de las pr¨¢cticas populares y ha ayudado a encontrar los mecanismos opresores. y los procesos desarrollados. All¨ª el marxismo se descubre desde el oprimido, no desde la academia.
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