"Mi asesinato se discute p¨²blicamente", afirma el vicepresidente guatemalteco
Francisco Villagr¨¢n Kramer, abogado, profesor universitario, experto en derecho internacional y vicepresidente constitucional de la Rep¨²blica de Guatemala, es, sin duda, una de las m¨¢s claras paradojas en la convulsionada vida pol¨ªtica de dicho pa¨ªs centroamericano. La trayectoria personal y profesional de Kramer, sus planteamientos ideol¨®gicos y su condici¨®n claramente democr¨¢tica le sit¨²an justamente en el polo opuesto de lo que hoy es el Gobierno guatemalteco, caracterizado por su ostracismo, represi¨®n y desprecio por la libertades del pueblo.
Por esa raz¨®n, Villagr¨¢n Kramer es un hombre perseguido, amenazado, cuyo asesinato se discute, como ¨¦l mismo reconoce, en p¨²blico. Su dimisi¨®n y salida del pa¨ªs est¨¢ pr¨®xima, y s¨®lo la retrasaron los tr¨¢gicos sucesos de la embajada de Espa?a, que condena.Pregunta. Sus planteamientos pol¨ªticos son abiertamente divergentes con los del actual Gobierno. ?Por qu¨¦ sigue usted siendo vicepresidente de Guatemala?
Respuesta. Mi salida del cargo estaba prevista para el 1 de febrero. Estaba arreglado que yo saldr¨ªa unos d¨ªas del pa¨ªs para permitir el nombramiento de mi sucesor. Soy dem¨®crata y hombre de principios, y hab¨ªa tornado la decisi¨®n de separarme del cargo para no involucrarme m¨¢s en esta situaci¨®n y para establecer un gesto de protesta por lo que yo entiendo como violaciones constantes a las leyes de mi pa¨ªs. Errores de grupos pol¨ªticos y la tragedia de la embajada espa?ola impidieron que esos planes de salida se cumplieran. Sectores progresistas, intelectuales y pol¨ªticos, me exhortaron a no precipitar una decisi¨®n y me dijeron que no deb¨ªa pensar en mi prestigio personal, sino en el trauma del pa¨ªs. Y aqu¨ª me tiene usted, corriendo en este despacho los mismos riesgos que el embajador espa?ol.
P. Usted ha recibido numerosas amenazas de muerte. ?No teme usted por su vida?
R. El a?o pasado, dos personalidades socialdem¨®cratas fueron asesinadas. En efecto, la situaci¨®n es dificil. Grupos de extrema derecha discuten abierta y p¨²blicamente el asesinato del vicepresidente. El d¨ªa del sepelio del vicepresidente C¨¢ceres y del ex canciller Molina, muertos en la embajada, varias personas (entre ellas un ex ministro de Estado y un director de noticiario de televisi¨®n) hablaron de la conveniencia de mi desaparici¨®n. Algunas otras personas que escucharon la conversaci¨®n me la hicieron saber y trasladaron tambi¨¦n sus preocupaciones a las autoridades militares. El Ej¨¦rcito ha tomado a su cargo mi protecci¨®n con una escolta de soldados.
Obstrucci¨®n del proceso democr¨¢tico
P. ?Cu¨¢l es su opini¨®n, como miembro del Gobierno, sobre los sucesos de la embajada espa?ola?R. Debo aclararle que, por constituci¨®n, no soy parte del Gobierno. Mis funciones son suplir al presidente en caso de enfermedad, muerte o ausencia, y presidir el Consejo de Estado. Mal puedo hablar, pues, en nombre del Gobierno. Le dir¨¦ mi opini¨®n personal.
La precipitaci¨®n con que obr¨® en la embajada la fuerza p¨²blica, y que ya ha sido se?alada, muestra la gravedad de la situaci¨®n. De la misma forma que condeno cualquier toma de embajadas, porque creo que obstruye el proceso de democratizaci¨®n a que muchos aspiramos, condeno tambi¨¦n cualquier acto precipitado que ponga en peligro la vida de personal diplom¨¢tico y de ciudadanos guatemaltecos.
Comprendo bien la solidaridad que Espa?a est¨¢ recibiendo. Pero ruego al pueblo de Espa?a y a los dem¨¢s pueblos de Europa que no hagan extensivo el tratamiento de barbarie a todos los guatemaltecos. Somos muchos los preocupados, los consternados. Hay, desgraciadamente, guatemaltecos que aprueban acciones como las sucedidas.
P. Partidos pol¨ªticos, funcionarios del Gobierno, como el embajador guatemalteco en M¨¦xico, est¨¢n lanzando grav¨ªsimas acusaciones contra el embajador M¨¢ximo Cajal, a quien tachan de comunista y de estar en connivencia con los ocupantes de nuestra sede diplom¨¢tica. ?Qu¨¦ opina de dichas acusaciones?
R. Desde mi punto de vista reflejan una gran ligereza, una enorme irresponsabilidad y un prop¨®sito deliberado de agravar la situaci¨®n. Mi opini¨®n es que esta campa?a tiene el prop¨®sito de arrojar una cortina de humo sobre otros hechos internos m¨¢s graves. Conozco a M¨¢ximo Cajal, s¨¦ de su alt¨ªsima calidad diplom¨¢tica y de su profunda vocaci¨®n democr¨¢tica. Entiendo tambi¨¦n que el actual Gobierno espa?ol es de centro y que la izquierda est¨¢ en el PSOE y en el Partido Comunista. Acusar, pues, a un embajador de un Gobierno de centro de comunista es acusar de lo mismo al propio Gobierno. A estas personas habr¨ªa que darles becas de estudio o regalarles libros para que se ilustren.
Derecha ultramontana
P. ?Qu¨¦ es lo que est¨¢ sucediendo en Guatemala? ?Por qu¨¦ tanta violencia?R. Toda sociedad subdesarrollada en proceso de transici¨®n tiene fuerzas din¨¢micas que impulsan el desarrollo y otras que se oponen a ¨¦l. La habitual rigidez de las estructuras deja escaso margen para la v¨ªa evolutiva. En estas circunstancias existen grupos que toman el camino de la guerrilla para promover los cambios, y la sociedad entera enfrenta este problema. En Guatemala, la derecha es ultramontana, y piensa que la ¨²nica manera de resolver la situaci¨®n es cavar trincheras. Recurre, por tanto, a la violencia. La situaci¨®n se agrava cuando en el seno del Gobierno existen sectores bien definidos e identificados con la extrema derecha. En estos casos, la ultraderecha tiende a usar mecanismos del Estado para sus fines.
En cuanto a la violencia, es preciso reconocer que aqu¨ª hay violencia pol¨ªtica y delincuencia com¨²n, facilitada por la p¨¦rdida de control por parte de la autoridad y por el desuso de los mecanismos legales. En este conjunto, yo creo que la violencia pol¨ªtica es un 40% del total.
P. ?Ve usted una salida f¨¢cil?
R. Los guatemaltecos somos fatalistas, algo que nos viene de la mezcla ¨¢rabe-espa?ola que ustedes nos aportaron. La bola de cristal no muestra muchos caminos. Hay sectores en el pa¨ªs que quieren el enfrentamiento, que piensan incluso que el Gobierno deber¨ªa ser m¨¢s dr¨¢stico. Y hay tambi¨¦n sectores que creen que no se debe llegar a este punto. Me cuento entre el grupo de ilusos que creen en la f¨®rmula m¨¢gica, usada por todos los pa¨ªses civilizados, llamada democracia, libertad. Es muy cierto que estamos a un paso del enfrentamiento nacional. El deber de personas como yo es hacer saber que existen otros caminos. El deber de Espa?a es exhibir lo que hoy disfrutan, que es la libertad.
P. ?Qu¨¦ papel juega el Ej¨¦rcito en esta situaci¨®n?
R. El Ej¨¦rcito se enfrenta a graves problemas de presi¨®n que los grupos conservadores hacen sobre ¨¦l. El capital trata de involucrar a los altos oficiales en operaciones financieras, estimula su enriquecimiento cinematogr¨¢fico, de tal modo que tiende a producirse una identidad de intereses entre grupos conservadores y altos militares. Por otro lado, las fuerzas armadas est¨¢n perfectamente hostigadas por la guerrilla. Los elementos sensatos se ven tentados, por el dinero, de un lado, y hostigados por la guerrilla, por otro.
P. Por ¨²ltimo, ?ha tenido usted oportunidad de expresarle todas estas ideas y preocupaciones al presidente de la Rep¨²blica?
R. Mire usted. Por una larga serie de circunstancias, desde septiembre no tengo oportunidad de conversar con el se?or presidente.
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