Marcial Fern¨¢ndez: "Nosotros construimos Las Ventas y la convertimos en la primera plaza del mundo"
La anterior empresa ha entablado pleito con la Diputaci¨®n, para continuar con el coso
Nueva Plaza de Toros de Madrid, SA (NPTMSA), la anterior empresa de Las Ventas, ¨²nica -por otra parte- que ha tenido el coso hasta la ¨²ltima subasta, adem¨¢s constructora del edificio, se cree con derecho legal a continuar con su explotaci¨®n, y por tal motivo ha entablado pleito contra la Diputaci¨®n de Madrid. Hay adem¨¢s otras razones que no figuran en contratos, pero que los responsables de la sociedad consideran de peso, aunque quiz¨¢ nunca sean esgrimidas ante los tribunales: en primer t¨¦rmino, la categor¨ªa que durante cincuenta a?os, y hasta hoy, ha podido llegar a tener Las Ventas, ha sido conseguida por la empresa que la administr¨®. As¨ª lo entiende el presidente de NPTMSA, el anterior fiscal, hoy abogado, Marcial Fern¨¢ndez Montes, con quien hemos celebrado la siguiente entrevista
Pregunta. ?Cu¨¢les son los derechos que reivindican ustedes?Respuesta. Los que nos otorga la ley. El contrato que suscribimos con la Diputaci¨®n en 1969 para el arrendamiento de Las Ventas durante diez a?os es de car¨¢cter civil y, por tanto, est¨¢ amparado por la ley de Arrendamientos Urbanos, con los beneficios que la misma contempla, entre ellos la pr¨®rroga legal. Este derecho de pr¨®rroga es tan esencial y de tal naturaleza, que incluso el arrendatario no puede renunciar al mismo, pues tiene una funci¨®n social. Por su parte, la Diputaci¨®n entiende que el contrato es administrativo. Corresponde a los tribunales, en definitiva, dirimir qui¨¦n tiene raz¨®n.
P. Sin embargo, cuando ustedes suscribieron el contrato en 1969 se daba por sentado que el mismo era de car¨¢cter administrativo.
R. S¨ª, seg¨²n la Diputaci¨®n; no, seg¨²n nosotros. Lo firmamos porque no ten¨ªamos otro remedio, pero conscientes de que la cl¨¢usula correspondiente lo era de estilo en los contratos de las corporaciones y no afectaba a su naturaleza. Porque nunca la denominaci¨®n que les den las partes, sea cual sea, puede alterar la naturaleza jur¨ªdica propia del contrato.
La historia de este pleito se remonta al a?o 1921, cuando se cre¨® NPTMSA para la construcci¨®n de una plaza monumental en la barriada de Las Ventas. La Diputaci¨®n cedi¨® a esta sociedad la explotaci¨®n del viejo coso de la carretera de Arag¨®n y la comercializaci¨®n de sus terrenos cuando fuera demolido. A cambio, ten¨ªa que adquirir los terrenos de Las Ventas donde se asentar¨ªa la Monumental y construir la nueva plaza a sus expensas.
Seg¨²n Marcial Fern¨¢ndez, supuso muchos tr¨¢mites, dif¨ªciles expropiaciones y gastos cuantiosos. NPTMSA obtuvo los derechos de explotaci¨®n de la Monumental durante cuarenta a?os, por los que pagaba a la corporaci¨®n un canon fijo y otro adicional. Al t¨¦rmino de este per¨ªodo, en 1968, fue cuando se produjo la subasta.
P. ?No recurrieron entonces?
R. En efecto, hicimos valer nuestros derechos, sin ¨¦xito, y optamos por concurrir a la subasta, en la que se nos reservaba el derecho de tanteo que, finalmente, ejercitamos. De manera que obtuvimos nuevos derechos de explotaci¨®n por un canon anual fijo de 37.777.778 pesetas, m¨¢s otro adicional, del 15% sobre las cantidades que rebasaran la cifra de 150 millones de los taquillajes brutos. Esta condici¨®n econ¨®mica, muy gravosa, dificultaba la organizaci¨®n de las temporadas, pero todas se sacaron adelante y hoy, en lo que se refiere a la aportaci¨®n ?taurina? de nuestra sociedad, podemos ofrecer unos resultados brillantes, pues creamos la feria de San Isidro, que es la m¨¢s importante del concierto taurino; promocionamos numerosos novilleros; por nuestra plaza pasaron los diestros y ganader¨ªas de mayor inter¨¦s. Se dice de Las Ventas que es ?la primera plaza del mundo? y, sin que ello presuponga jactancia por mi parte, he de hacer observar que tal categor¨ªa la ha adquirido merced a nuestra gesti¨®n.
P. No obstante, las dos ¨²ltimas temporadas que organizaron ustedes dejaron bastante que desear. Y nos extra?¨®, pues parec¨ªa l¨®gico que, de cara a una inminente subasta, habr¨ªan querido hacer m¨¦ritos.
R. Admito la cr¨ªtica, admito que quiz¨¢ lo que hicimos era mejorable, pero un dificil¨ªsimo esfuerzo de ¨²ltima hora no ten¨ªa objeto. Sab¨ªamos que la Diputaci¨®n preparaba una subasta ?a cara de perro?, con el objetivo de obtener la mayor cifra posible en el canon; que, en definitiva, los m¨¦ritos no ser¨ªan tenidos en cuenta, ni aunque contrat¨¢ramos a Manolete redivivo. Y as¨ª fue. Nuestro historial, las excelentes relaciones que siempre tuvimos con la Diputaci¨®n, no sirvieron de nada. Hasta se lleg¨® a dar el caso de que Leopoldo Matos, como vicepresidente de la Diputaci¨®n, se person¨® en Las Ventas el d¨ªa en que conclu¨ªa el contrato -6 de marzo de 1979- y, con la mayor frialdad, nos requiri¨® para que desaloj¨¢ramos el edificio. As¨ª lo hicimos, presionados por la ejecutividad del acto administrativo, si bien levant¨¦ acta de que lo abandon¨¢bamos en contra de nuestra voluntad y sin perjuicio de los derechos de pr¨®rroga legal que fundamentan nuestro pleito. Previamente, primero hacia febrero de 1978, y luego al convocarse la subasta, hab¨ªamos dirigido sendos requerimientos a la Diputaci¨®n advirti¨¦ndole que nuestro contrato estaba protegido por la pr¨®rroga legal. Una vez producida la expulsi¨®n, hicimos un nuevo requerimiento notarial a la Diputaci¨®n, planteamos un recurso contencioso-administrativo contra el acuerdo y el desalojo, e iniciamos el pleito civil de mayor cuant¨ªa. Este requiri¨® el tr¨¢mite previo de agotar la reclamaci¨®n en v¨ªa gubernativa, para evitar una excepci¨®n dilatoria. Al propio tiempo lo notificamos a la Diputaci¨®n, que no contest¨®; transcurridos dos meses sin obtener respuesta, el pasado 11 de enero, abierto el tr¨¢mite procesal, planteamos demanda en pleito ordinario de mayor cuant¨ªa, ante el Juzgado de Primera Instancia n¨²mero dieciocho.
P. Seg¨²n sus c¨¢lculos, ?puede durar mucho el pleito?
R. M¨¢s o menos, tres a?os. Pero seguiremos adelante, con tes¨®n, ejercitando el derecho que la ley nos otorga, por poner todos los medios para que contin¨²e una obra que iniciaron nuestros padres. Pues quienes hoy regimos la sociedad somos hijos de quienes la crearon, construyeron la plaza e iniciaron su explotaci¨®n hasta llevarla a la m¨¢s alta cima; lo que est¨¢ en grave riesgo de perderse por los procelosos y confusos avatares del ¨²ltimo a?o y de los que un futuro pr¨®ximo permiten presentir.
P. Con Diodoro Canorea parece ser que la Diputaci¨®n actual ha sido extremada y sorprendentemente comprensiva y generosa, y ha pasado por alto varios incumplimientos. ?Ustedes habr¨ªan podido impugnar esta actitud de la Corporaci¨®n?
R. Por supuesto, pero no lo hemos hecho pues somos quienes somos. En realidad, los otros licitadores y cualquier madrile?o pueden hacer libremente la impugnaci¨®n. Seg¨²n mi criterio, en efecto, hay incumplimientos, y no entiendo c¨®mo la Diputaci¨®n no obr¨® en consecuencia, como es su estricta obligaci¨®n. Por ejemplo, el impago del canon es un serio incumplimiento, en el que nosotros jam¨¢s incurrimos en cincuenta a?os. Y otros, la muy irregular y deficiente constituci¨®n de avales y el incumplimiento, tambi¨¦n patente, de cl¨¢usulas contractuales referidas a n¨²mero y calidad de espect¨¢culos, etc¨¦tera.
P. Llegado el caso, ?aceptar¨ªan hacerse cargo de la organizaci¨®n de las corridas, a cambio de retirar sus demandas legales?
R. Siempre estamos dispuestos a buscar f¨®rmulas de entendimiento. Lo consideramos como nuevo acto de respeto y colaboraci¨®n con la Diputaci¨®n.
P. Usted celebr¨® no hace mucho una entrevista con Luis Larroque, vicepresidente de la Diputaci¨®n. ?Abordaron este asunto?
R. Con mucho gusto le hablar¨ªa de ello, pero aquella conversaci¨®n no es s¨®lo m¨ªa, sino tambi¨¦n de Larroque, y ya comprender¨¢ que no puedo decirle nada si no cuento con su autorizaci¨®n. Mas volviendo sobre la posibilidad de que acept¨¢ramos aportar nuestra organizaci¨®n, estructura y amplia experiencia en el montaje de las temporadas, he de manifestar que nos agradar¨ªa. Lo ¨²nico que pretendemos es mantener este patrimonio que NPTMSA ofreci¨® al pueblo de Madrid, construyendo la Monumental y convirti¨¦ndola en la primera plaza del mundo.
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