Unos desconocidos disparan contra la embajada espa?ola en El Salvador
El atentado contra el edificio de la embajada espa?ola en San Salvador, ocupada desde el d¨ªa 5 de este mes, ha a?adido una nueva preocupaci¨®n a quienes desean una soluci¨®n feliz del conflicto. Asusta, sobre todo, ante el precedente del desalojo violento de la sede del Partido Dem¨®crata Cristiano, que la polic¨ªa realiz¨® cuando todo estaba a punto para la desocupaci¨®n pac¨ªfica de dicha sede.
Nuestra canciller¨ªa aqu¨ª recibi¨® amenazas en las primeras horas de la ocupaci¨®n, pero nunca se materializaron. Ahora, cuando parece m¨¢s cercana la soluci¨®n final del caso es cuando, sospechosamente, se concreta el ataque.Los hechos se produjeron a las ocho de la noche del viernes (tres de la madrugada del s¨¢bado en Madrid) y tuvieron por testigo, adem¨¢s de ocupantes y rehenes, a este enviado especial, que hab¨ªa acudido, como todos los d¨ªas, a conocer los ¨²ltimos detalles sobre la marcha de las negociaciones. De improviso, se oyeron dos fuertes detonaciones, que provocaron inmediato alboroto entre los militantes de las Ligas Populares 28 de Febrero ocupantes de la embajada. Nos tumbamos todos en el suelo, sin saber si la agresi¨®n contra la canciller¨ªa iba a continuar. Se apagaron las luces del edificio, y los j¨®venes revolucionarios, repuestos del susto inicial, corrieron nerviosamente por las dos plantas de la casa, exhibiendo en esta ocasi¨®n un lujo de armas.
Despu¨¦s de quince minutos, y tras comprobar que no hab¨ªa ninguna persona sospechosa en los alrededores, volvi¨® la calma. Uno de los vigilantes de las Ligas Populares 28 de Febrero asegur¨® haber visto a una motocicleta que redujo la velocidad al pasar frente a la fachada de la canciller¨ªa y que inmediatamente detr¨¢s apareci¨® un autom¨®vil blanco, con dos civiles en su interior, desde donde se hicieron los disparos. Por los impactos en la pared de la embajada se dedujo que el arma empleada fue una escopeta de caza cargada con postas de grueso calibre.
El incidente, por fortuna, no pas¨® del susto. Nadie result¨® herido y los da?os en el edificio son escasos. Los tiros contra la embajada resultaron el preludio de una noche plagada de numerosos disparos de armas, cortas y largas, que se escucharon en distintos puntos de la ciudad hasta bien entrada la madrugada. Tambi¨¦n se oy¨® Una fuerte explosi¨®n, que luego result¨® ser el atentado contra una librer¨ªa que vende publicaciones editadas por la Universidad Centroamericana, regentada por los jesuitas. La organizaci¨®n ultraderechista Uni¨®n Guerrera Blanca reivindic¨® el atentado.
La oficina central de dicho centro universitario, precisamente, fue ocupada en la tarde del viernes por aspirantes al ingreso en la UCA, apoyados por el Bloque Popular Revolucionario. Los ocupantes exigen que no haya ex¨¢menes selectivos para entrar a dicha universidad y que todas las solicitudes de admisi¨®n sean aceptadas autom¨¢ticamente.
Entre el numeroso grupo de rehenes figura el rector de la Universidad, el jesuita espa?ol Ignacio Ellacuria, y el decano de Econom¨ªa, tambi¨¦n espa?ol, Padre Ibisate.
Las ocupaciones de edificios p¨²blicos se han convertido en una especia de fiebre de las organizaciones populares. Tal es el n¨²mero de incidentes de este tipo que se hace dif¨ªcil llevar un control de los lugares donde se producen. En la tarde del viernes, diversos grupos izquierdistas tomaron, adem¨¢s de la UCA, el Instituto Salvadore?o de Comercio Exterior, las oficinas centrales del Banco de Fomento Agropecuario y un instituto de ense?anza media. M¨¢s de quinientas personas est¨¢n privadas de su libertad, en estos momentos, en los edificios ocupados.
Jos¨¦ Napole¨®n Duarte, m¨¢ximo dirigente de la Democracia Cristiana salvadore?a, atac¨® el viernes en t¨¦rminos muy duros a las organizaciones populares que escogen el camino de las ocupaciones para hacer cumplir sus exigencias. Duarte, que fue especialmente agresivo contra las Ligas Populares 28 de Febrero, dijo que las personas retenidas en los edificios eran ?presos pol¨ªticos? izquierdistas, y que ¨¦stos violaban los m¨¢s elementales derechos humanos.
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