Posturas irreconciliables en el congreso de la DC italiana
Tendr¨ªa que terminar hoy el XIV Congreso Nacional de la Democracia Cristiana. Y, sin embargo, todo el congreso est¨¢ a¨²n en alta mar. Todos los esfuerzos para obtener una l¨ªnea pol¨ªtica unitaria han sido vanos. Tampoco existe la m¨ªnima convergencia sobre la elecci¨®n del nuevo secretario del partido que deber¨¢ sustituir a Benigno Zaccagnini, que ha renunciado a presentar su candidatura.
Se puede decir que el partido est¨¢ dividido en dos mitades casi id¨¦nticas. Y lo que lo ha dividido ha sido la piedra lanzada por el secretario Zaccagnini en su relaci¨®n de apertura en la cuesti¨®n comunista. Es decir, su petici¨®n de una reuni¨®n de todas las fuerzas democr¨¢ticas para analizar ?sin prejuicios? si existen las condiciones necesarias en pol¨ªtica internacional, en pol¨ªtica interna y en materia de econom¨ªa para formar un Gobierno de solidaridad nacional que ?no excluya al Partido Comunista?, que es el segundo partido del pa¨ªs despu¨¦s de la Democracia Cristiana.
Oposici¨®n rotunda
A Zaccagnini y a su grupo, que junto con los amigos de Andreotti recogen el 43 % de los votos del congreso, han respondido duramente sus adversarios de partido, quienes han afirmado categ¨®ricamente que no existen posibilidades de ning¨²n tipo. Con estas palabras lo defini¨® el l¨ªder del poderoso grupo doroteo, el ministro Bisaglia: ?El rechazo que nosotros ponemos al Partido Comunista nace de la constataci¨®n de las profundas diversidades que existen entre nosotros y los comunistas, del an¨¢lisis pol¨ªtico sobre los objetivos de los comunistas y sobre las aspiraciones de nuestro partido ?.Los l¨ªderes partidarios de esta tesis han abarrotado las tribunas del congreso de amigos y militantes, que gritan y aplauden cada vez que alg¨²n orador remacha que no es posible gobernar con los comunistas.
La tensi¨®n es muy grande. Ayer saltaron los nervios a algunos congresistas y volaron los primeros pu?etazos en el palco de la presidencia. El presidente de los diputados democristianos se enzarz¨® a bofetadas con el representante de la regi¨®n de Calabria. El congreso les abuche¨®. Otro motivo de tensi¨®n es la elecci¨®n del nuevo secretario. Seg¨²n el reglamento, deber¨ªa elegirlo el congreso, pero los representantes de los diversos grupos, despu¨¦s de haber constatado que no existe una convergencia de l¨ªnea pol¨ªtica, han presentado ayer una moci¨®n pidiendo que se cambie el estatuto para que pueda ser elegido despu¨¦s del congreso por el Consejo Nacional, y no emotivamente por el congreso, en un momento de tal tensi¨®n y desconcierto. La propuesta fue recibida con gritos de protesta, y a la hora de escribir esta cr¨®nica se estaban recogiendo firmas para que la moci¨®n se pudiera votar con voto ?secreto?. Es la demostraci¨®n de la revuelta de la base contra los l¨ªderes hist¨®ricos y la evidencia de un malhumor general de los delegados por no haber podido llegar en este congreso a un acuerdo sobre la l¨ªnea pol¨ªtica.
Los adversarios de la l¨ªnea de la actual secretar¨ªa han respondido a Zaccagnini que es in¨²til cualquier tipo de an¨¢lisis para comprobar si existen los elementos necesarios para poder asociar los comunistas al Gobierno del pa¨ªs. Y esto porque, a pesar de que los comunistas ?se han convertido en muchas cosas a la pol¨ªtica democristiana?, como afirm¨® con cierta iron¨ªa el ex ministro de Asuntos Exteriores Forlani, uno de los principales candidatos a la sucesi¨®n de Zaccagnini, la distancia sobre la visi¨®n de la sociedad entre ambos partidos permanece enormemente abierta. Y a?adi¨® que lo hab¨ªa declarado el mismo Berlinguer, secretario del Partido Comunista, cuando interrogado sobre cu¨¢l hubiera sido la postura de su partido sobre el ingreso de Italia en el sistema monetario europeo, hab¨ªa respondido categ¨®ricamente: ?Si los comunistas hubi¨¦semos estado en el Gobierno hubi¨¦semos provocado la crisis.?
Una mano a los contrarios a la hip¨®tesis de un Gobierno de solidaridad nacional con los comunistas se la ha dado, con muy Poco gusto, seg¨²n la opini¨®n de no pocos delegados, el invitado y representante de la Democracia Cristiana alemana, el gigante Helmut Khol, el cual no se limit¨® -como los dem¨¢s invitados- a un saludo de cortes¨ªa y a escuchar, sino que lanz¨® todo un discurso que acab¨® con estas palabras: ?Queridos amigos, permitidme que os diga con mucha sinceridad nuestro punto de vista de democristianos alemanes: hoy, menos que nunca, nos resulta incre¨ªble en Europa que un partido democristiano pueda compartir responsabilidades de gobierno con un partido cuyas bases ideol¨®gicas son id¨¦nticas a las de los brutales invasores de Afganist¨¢n, de los opresores de Europa oriental, de los opresores de una parte de mi patria. ?
La verdad es que el congreso lo aplaudi¨® en pie fren¨¦ticamente. Y fue este aplauso lo que, seg¨²n algunos observadores, revel¨® -mejor que tantos otros discursos- que el subconsciente del mundo democristiano est¨¢ a¨²n muy lejos de los esfuerzos de apertura demostrados por los seguidores de Zaccagnini, que siguen diciendo, como lo hizo ayer el responsable de la pol¨ªtica internacional del partido, Luigi Granelli: ?El Partido Comunista, con sus doce millones de votos, no lo ha inventado Moro, ni podemos nosotros borrarlo de la geograf¨ªa pol¨ªtica del pa¨ªs.? Y a?adi¨®: ?Cuando se cierren las puertas de este congreso, en la calle nos encontraremos con los mismos problemas: terrorismo, inflaci¨®n galopante, desempleo, "guerra fr¨ªa" y la imposibilidad de formar un nuevo Gobierno sin la colaboraci¨®n de la izquierda y el bochorno de volver a convocar de nuevo a los electores.?
Mientras tanto, se esperan con atenci¨®n las intervenciones de Andreotti, que, al parecer, aspira a la presidencia del partido, y de Fanfani, que aspira a recoger a una mayor¨ªa del congreso hacia las posiciones de derechas, para intentar, no se sabe con qu¨¦ ¨¦xito, volver al Gobierno con los socialistas, aislando a los comunistas, o con la frase que ya se ha hecho ritual y lit¨²rgica en este congreso: ?Por ahora no existen las condiciones para gobernar con ellos.?
Fue precisamente la ausencia de esta frase en los 162 folios de la relaci¨®n de Zaccagnini, lo que ha desencadenado el terremoto que est¨¢ viviendo este congreso nacional de la Democracia Cristiana, que estaba llamado a ser ?hist¨®rico?, precisamente porque deb¨ªa plantearse, como as¨ª ha sido, sin poder ya aplazarla, la famosa ?cuesti¨®n comunista italiana?.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.