Por encima de toda sospecha

?Con motivo de los ¨²ltimos atentados de signo ultraderechista, especialmente el asesinato de Yolanda Gonz¨¢lez, ha vuelto a salir a la superficie de cr¨®nicas y comentarios un tema enormemente irritante para quienes formamos parte de los cuerpos de seguridad del Estado: la posible implicaci¨®n o relaci¨®n de miembros de estos cuerpos con el denominado "terrorismo blanco".No es la primera vez que insinuaciones de este car¨¢cter han sido formuladas con letras de tinta impresa y sin la menor aportaci¨®n probatoria. Hay una serie de sucesos "pol¨ªticos" violentos, con culpabilidad radicada en la extrema derecha, en cuya informaci¨®n o an¨¢lisis ha figurado casi siempre alguna alusi¨®n a la posible incidencia, desde rec¨®nditos entrebastidores, de "servicios paralelos" y "¨®rganos parapoliciales". ( ... ).

La opini¨®n p¨²blica sabr¨¢ distinguir, en todo caso -confiamos-, lo que es la excepci¨®n y la regla en esta cuesti¨®n. La regla, esto es, unas corporaciones policiales absolutamente honorables y consecuentes con su misi¨®n de cumplir y hacer cumplir la legalidad vigente y rigurosamente respetuosas con el principio profesional de apoliticidad. La excepci¨®n ser¨ªa, en todo caso, una min¨²scula, casi microsc¨®pica, minor¨ªa de corporativos que jugara al triste y disparatadojuego de vengadores, justicieros directos o peones manipulados por no importa qu¨¦ individuos o entes empecinados en conspirar contra la democracia.

Por lo que nos jugamos en este envite quienes nos honramos en pertenecer a los cuerpos de seguridad, procuremos librarnos cuanto antes y sin contemplaciones de aquellos que pudieran salpicarnos a todos con su deshonor, si tales realmente existieran, pues la honradez, como en el caso de la mujer del C¨¦sar, no s¨®lo hay que tenerla, sino adem¨¢s aparentarla. ?

, 25 de febrero