Connie y Horacio, m¨²sica para minor¨ªas
Tangos modernos en La Mandr¨¢gora
A veces se descubren voces que hablan por s¨ª mismas, que seducen los o¨ªdos m¨¢s remisos y se imponen, dulce y vigorosamente, sobre el silencio que merecen. A veces se escuchan voces como la de Connie, rubias, exuberantes, algo onduladas, lo mismo que la melena que corona su delicada figura de mujer-vocal-cantante, s¨®lo para auditorios reducidos. In¨²til decir que la voz de Connie es de soprano, o calibrar su intensidad en decibelios para apreciar en plenitud su calidad est¨¦tica y ac¨²stica; hay que verla nacer en su garganta, engarzarse en el filamento instrumental que teje Horacio y el grupo de m¨²sicos, y que suele acompa?arles, para desenvolverse en arabescos y espirales de blues, jazz, adaptaciones de Bach o de Vivaldi, y esos l¨¢nguidos efluvios del tango moderno que se ha incorporado hace poco a su repertorio.
Con Quique Alvarado, Carlos Carli, Will Smith y Michel Icasto al piano, actuaron estos d¨ªas pasados Connie y Horacio en La Mandr¨¢gora, uno de los escasos locales en Madrid donde es posible tomar una copa y disfrutar de una buena audici¨®n en directo. Balboa Jazz o El Bombardino son otros lugares en los que se les ve con cierta frecuencia; peque?os espacios musicales, de ambiente entre underground, europeo y estudiantil.Connie y Horacio, suramericanos ambos de la emigraci¨®n, quince a?os compa?eros de vida y m¨²sica y cuatro en Espa?a movi¨¦ndose profesionalmente en c¨ªrculos restringidos -recitales en colegios mayores, alguna salida a provincias, festivales de jazz y sus actuaciones en antros corno los mencionados-, de cara a un p¨²blico bastante restringido, para el que el t¨¢ndem Horacio y Connie tiene ya sobrado prestigio y reconocimiento. Ellos asumen el car¨¢cter elitista de su m¨²sica, que hace de sus actuaciones en vivo un espect¨¢culo para minor¨ªas como una circunstancia cultural insoslayable. Pero ?qu¨¦ es lo que les lleva a renunciar a los auditorios masivos?, ?por qu¨¦ no intentan saltar a la fama, al irresistible para¨ªso de la popularidad?... ?Por amor a la m¨²sica, por amor a la m¨²sica y por no enga?arse uno a s¨ª mismo?, responde Connie. ?Porque, al fin y al cabo, ?qu¨¦ es el ¨¦xito? Lo importante es tener ¨¦xito en lo personal, en lo que es tu propia vida, en lo que eres t¨². ?
?F¨ªjate, como an¨¦cdota ilustrativa, en lo que significa cierta forma de ¨¦xito: hace unos meses grabamos unos arreglos de Horacio, algunos cantados por m¨ª que prefer¨ª no hacer aparecer con mi nombre. El disco alcanz¨® uno de los primeros puestos en el hit-parade, y la casa discogr¨¢fica, para aprovechar la oportunidad, decidi¨® lanzar una especie de cantante de paja con el seud¨®nimo que yo hab¨ªa utilizado. El proyecto, l¨®gicamente, fracas¨®: la gente no conoc¨ªa mi imagen, pero s¨ª mi voz.?
??Se podr¨ªa decir entonces que su triunfo personal le ha inmunizado contra la tentaci¨®n de convertirte en una cantante de moda, estilo Mar¨ªa Jim¨¦nez?? ?Bueno, yo no dir¨ªa tanto. Ese triunfo es algo muy dif¨ªcil de conseguir y m¨¢s a¨²n de conservar... Nunca se puede asegurar que lo has logrado.?
Connie interpreta tango moderno. ?En qu¨¦ consiste su modernidad? ?La modernidad est¨¢ en el ritmo y en los recitados que se intercalan en las letras. Hay algunas maravillosas de autores como Eladia Bl¨¢zquez Horacio Ferrer, nada lacrim¨®generos ni sensibleros, contra la idea com¨²n que se tiene del tango, sino sat¨ªricas, divertidas y po¨¦ticas. Balada para un loco, Tal como somos, Chiao, no va m¨¢s, son algunos t¨ªtulos que hemos incluido en el repertorio.?
Babelia
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