Madrid y Espa?ol, dos equipos paliza
Dos goles y dos broncas fueron lo ¨²nico que evit¨® el sopor m¨¢s absoluto. El Madrid del domingo aburri¨® soberanamente. El Espa?ol fue un equipo paliza. Nos hemos quejado repetidas veces de las somnolencias del Manzanares, y el domingo, el vicel¨ªder estuvo a punto de hacernos odiar el f¨²tbol. Un Madrid tan romo no puede eliminar al Celtic de la Copa de Europa. Un Madrid tan cansino y hastiado puede acabar poni¨¦ndole las cosas f¨¢ciles a la Real Sociedad.Los goles de Santillana y Cunningham nos salvaron de lo que pudo haber sido un aut¨¦ntico atropello a la afici¨®n. Santillana remat¨® de cabeza con la fogosidad que le caracteriza. Cunningham, a un pase perfecto de Santillana, respondi¨® con el cabezazo m¨¢s bonito que se ha visto en muchos a?os en Chamart¨ªn. Cunningham se colg¨® del aire. Se qued¨® en pleno vuelo est¨¢tico. Pareci¨® suspender por unos instantes la ley de gravedad. Fue como una cari¨¢tide esperando que le colocaran encima un friso.
Cunningham juega a su aire y a veces da la impresi¨®n de que pertenece a otra galaxia. Aunque hay ratos en los que desaparece totalmente cuando le llega la pelota por casualidad o la busca para justificar el sueldo, tiene golpes de aut¨¦ntica gracia. Rompe la monoton¨ªa, entrega el bal¨®n con habilidad y se desmarca f¨¢cilmente. En tardes tan sopor¨ªferas como la del domingo, Cunningham es el torero del quite del perd¨®n. Se adorna con cuatro ver¨®nicas, y ello le basta para recoger las palmas desde el tercio.
El Madrid est¨¢ amanerado, adocenado, inquietantemente parsimonioso. Del Bosque se ha convertido en la ¨²nica pieza b¨¢sica del engranaje entre defensas y delanteros. Todos los compa?eros le buscan para entregarle la responsabilidad de la apertura del juego. Del Bosque es ya una man¨ªa. Se ha convertido en el Netzer de hoy. Todos le solicitan para que resuelva el problema del momento. Con esa obsesi¨®n no se puede jugar bien al f¨²tbol. Cuando Del Bosque falla la entrega se rompe todo y el p¨²blico encima se enfada con ¨¦l. Con esa f¨®rmula, cualquier equipo puede destruir al Madrid. Basta con poner junto a Del Bosque a un correcaminos. Del Bosque es jugador f¨¢cil de marcar porque no tiene reprise.
Boskov ha comenzado a sufrir. El p¨²blico empieza a darse cuenta de que los oradores de zoco no son lo m¨¢s adecuado para el f¨²tbol. Boskov, que debe tener muy aprendida la lecci¨®n de su antecesor Miljanic, quiso recurrir a la soluci¨®n de Roberto Mart¨ªnez para poner una testa m¨¢s en el ¨¢rea. El publico, que siempre ha respetado al torpe pero voluntarioso y constante Roberto, comenz¨® a pedir a coro la presencia de Rinc¨®n. Los espectadores se apuntaron al futuro. Roberto ya ha dicho cuanto ten¨ªa que expresar futbol¨ªsticamente. Rinc¨®n podr¨ªa ser ma?ana un hombre de fuste. Y m¨¢s cuando Juanito se empe?a en jugar an¨¢rquicamente. El p¨²blico le dio una lecci¨®n de cordura a Boskov, que, como toda soluci¨®n, sent¨® a Roberto de nuevo.
El otro espect¨¢culo deplorable lo protagoniz¨® Benito. El defensa madridista, al parecer, escuch¨® alguna frase desagradable al acercarse a una banda y desde el terreno de juego se puso a discutir con los espectadores. Benito insisti¨® demasiado en el tema. No es correcto que un espectador increpe a un jugador, pero lo es menos que un profesional mantenga la bronca desde el terreno de juego. Benito pareci¨® indicar con sus gestos que esperaba al espectador a la salida. Fue una escena deplorable.
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