El gran pecado de Pastor o comentarios a una nota
Una nota hecha p¨²blica por la Asociaci¨®n Profesional de Funcionarios del Cuerpo Superior de Polic¨ªa (APFCSP), recogida en medios de difusi¨®n concretos, acerca de dos altos funcionarios de la Jefatura de Madrid de este Cuerpo, me obliga, tras prudente reflexi¨®n, a hacer algunos comentarios.Tres van a ser los extremos que vamos a combatir: en primer lugar, la emisi¨®n de la nota; en segundo t¨¦rmino, la posible extralimitaci¨®n en el legitimo ejercicio de la representaci¨®n asociativa respecto de los juicios de valor emitidos en la misma; y por ¨²ltimo, el momento en que sale a la luz y la presumible justificaci¨®n de su publicidad.
El primer punto es, como hemos dicho, la emisi¨®n de la nota. Pues bien, nos preguntamos: si Francisco de As¨ªs Pastor ya no ha sido nombrado director general de la polic¨ªa, ?qu¨¦ inter¨¦s mueve a emitir una nota agradeciendo p¨²blica mente a la Administraci¨®n -a esa misma Administraci¨®n con la que no era posible dialogar, seg¨²n manifestaciones no muy lejanas de la propia APFCSP (recordemos la huelga reciente de funcionarios del Cuerpo)- que no le haya nombrado? ?Y a qu¨¦ t¨¢ctica responde emitir p¨²blicamente criterios negativos sobre el jefe de la Brigada Criminal para cerrarle el paso a un puesto de trabajo? Parece claro que el objeto, en el caso de Pastor, es restar prestigio al todav¨ªa jefe superior de polic¨ªa de Madrid, lo que supone, a contrario, que, en cierto modo, lo ganen otros. Y en el del jefe de la Brigada Criminal, reconociendo no tener argumentos bastantes ni entablar pol¨¦micas, s¨®lo afirmar¨¦, rotundamente eso s¨ª, que no parece ¨¦tico el sistema em pleado por la APFCSP, existiendo, en su caso, otras v¨ªas de denuncia m¨¢s transparentes e inteligibles.
El segundo extremo es la posible extralimitaci¨®n en el legitimo ejercicio de la representaci¨®n asociativa respecto de los juicios de valor emitidos en la nota. Aqu¨ª conviene aclarar en seguida que un ¨®rgano elige a sus representantes y que ¨¦stos, haciendo uso del mandato, est¨¢n en su derecho y a la vez tienen el deber de defender los intereses en juego, normalmente plasmados en unos estatutos o normas de actuaci¨®n. Pero esa legitimaci¨®n de actuaci¨®n que, parece evidente, se da en los representantes de la APFCSP, tiene, como es l¨®gico, unos l¨ªmites. Y es obligado preguntarse ya, si ha habido extralimitaci¨®n o abuso -respecto de sus representados- en la nota en la que se vierten juicios de valor contra los funcionarios citados. De la misma forma que se desprende que es obvio que los autores de la nota no les dan el placet, ?no es claro tambi¨¦n que la medida decidida, emitida y difundida (ve¨¢nse Ya y El Imparcial del d¨ªa 8 del corriente mes) afecta muy directamente a todos los funcionarios para ser tomada sin una seria consulta y participaci¨®n de las bases? No trato de ninguna forma de inmiscuirme, ni mucho menos de negar validez a un acuerdo de una asociaci¨®n profesional -de la que no soy afiliado, pero que respeto-, y si de fijar si se ha producido extralimitaci¨®n normativa. Creo que no cabe hablar de extralimitaci¨®n t¨¦cnica o legal y s¨ª de extralimitaci¨®n pr¨¢ctica, por la referida ausencia de consulta a las bases, que, l¨®gicamente, conflan en sus representantes, pero que, en todo caso, merecen el respeto de la informaci¨®n y rendici¨®n de cuentas, sobre todo en asuntos en que los juicios de valor emitidos aparecen, a priori, como espinosos y oscuros.
El momento en que la nota ve la luzy la justificaci¨®n de su publicidad es el ¨²ltimo de los puntos anunciados. Si se ha obrado en silencio para impedir que Francisco de As¨ªs Pastor acceda a la Direcci¨®n General de la Polic¨ªa, ?por qu¨¦ no se sigue el mutismo cuando se conoce la decisi¨®n (reconfortante para algunos) del nombramiento de persona distinta? Puede pensarse que hacer le?a del ¨¢rbol ca¨ªdo es la raz¨®n, porque no olvidemos que al actual jefe superior de Polic¨ªa le queda poco m¨¢s de un mes de servicio activo. Es decir, se rompe el silencio cuando hay nombramiento; o, si se quiere en m¨¦tafora, no se tom¨® al toro por los cuernos. Pero hay que ir m¨¢s lejos para buscar unajustificaci¨®n a la publicidad de la nota, entendiendo como v¨¢lido, al respecto, el siguiente planteamiento: sencillo es darse cuenta que el jefe superior de Madrid aparece, no ya entre muchos de sus compa?eros de profesi¨®n, sino a la vista de la opini¨®n p¨²blica en general, como el polic¨ªa de mayor prestigio para ocupar el puesto de director general. Mientras, del otro candidato, el reci¨¦n nombradodirector, s¨®lo se conoce, a trav¨¦s de la prensa, que ha estado adscrito a la Brigada Social en alguna parte y desempe?ado las escoltas personales de los ex ministros franquistas Gual Villalb¨ª y L¨®pez Rod¨®. Hay, pues -siguiendo el planteamiento-, que invertir la imagen dentro y fuera del Cuerpo. ?C¨®mo? Si la APFCSP, mayoritaria -aunque no tanto para hablar de un 90 %-, bendice el apartheid de Pastor y no dice nada del nombramiento del hasta entonces jefe porque aqu¨¦l no es tan bueno como se dice, con lo que, al mismo tiempo, t¨¢citamente, se da el visto bueno al nuevo titular de la Direcci¨®n General.
Quiz¨¢ quepa referirse a depuradas t¨¦cnicas de coordinaci¨®n, pero los l¨ªmites de la libertad de expresi¨®n a los funcionarios p¨²blicos -conocidos sobradamente por el que esto suscribe-y razones l¨®gicas de espacio lo impiden.
Y para finalizar, aunque promet¨ª la exclusi¨®n de juicios individuales y humanos, perm¨ªtaseme como excepci¨®n ¨²nica expresar lo que para m¨ª ha sido el gran pecado de Francisco de As¨ªs Pastor en su caminar hacia la Direcci¨®n General de Polic¨ªa: llevar al banquillo a presuntos asesinos sin importarle ni sus ideas ni el color de sus camisas... Y los pecados, ya lo saben ustedes, tienen su penitencia.
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