Fraude y misterio en el caso del petrolero "Salem'
A pesar de la discreci¨®n con que se efectuaron las operaciones de descarga del crudo, la presencia en la terminal off-shore del puerto surafricano de Durban, el pasado d¨ªa 27 de diciembre, de un superpetrolero de 214.000 toneladas de peso muerto y pabell¨®n liberiano, llamado Lema, no pas¨® totalmente inadvertida. Por ello,cuando tres semanas despu¨¦s un buque cisterna de id¨¦ntico registro y bandera, pero con el nombre Salem pintado en el casco, se hundi¨® frente a las costas de Senegal, alguien at¨® cabos, una investigaci¨®n se puso en marcha y se comenz¨® a hablar de ?uno de los mayores fraudes de la historia de la navegaci¨®n comercial?.
Aunque el asunto est¨¢ subjudice y, por consiguiente, todav¨ªa no se conoce el desenlace de lo que parece ser una ins¨®lita historia de pirater¨ªa adaptada a los tiempos actuales, los personajes que aparecen en la misma tienen nombres y apellidos, si bien en algunas ocasiones carecen de rostros o de paraderos conocidos.A cambio, uno de los principales protagonistas es nada menos que Lloyd's de Londres, una instituci¨®n, para cualquier persona o negocio relacionado con el mar, que, en sus casi trescientos a?os de existencia, ha asegurado literalmente de todo, desde las piernas de una estrella de Hollywood a un sat¨¦lite artificial, sin olvidar a decenas de millares de barcos y a sus cargamentos.
La historia comienza en noviembre del a?o pasado. Frederick Soudan, de 36 a?os, un liban¨¦s riacionalizado norteamericano, compr¨®, por once millones y medio de d¨®lares, un buque petrolero construido una d¨¦cada antes en Suecia, que se hab¨ªa llamado Sea Sovereign inicialmente; South Sun despu¨¦s, y que ¨¦l rebautiz¨® con el nombre de Salem.
El Salem era lo que t¨¦cnicamente se conoce como VLCC, iniciales de very large crude carrier (gran transporte de crudos), un tipo de buque cada vez m¨¢s frecuente y del que cada vez depende m¨¢s el su ministro de petr¨®leo al mundo occidental. Hay unos 7.000 petroleros actualmente en todo el mundo, pero s¨®lo una d¨¦cima parte de ellos entra en la categor¨ªa VLCC, que transporta casi la mitad del consumo de crudo en Occidente, la mayor parte de las veces bajo pabell¨®n de conveniencia, como el liberiano, por ejemplo, que alberga a m¨¢s de un 27% de la flota mundial, o bajo las ense?as de Panam¨¢, Chipre o Malta.
Un tal Bert Stein
Un hombre de cabellos grises y marcado acento alem¨¢n, que dice llamarse Bert Stein, aparece por esas fechas en el puerto griego de El Pireo y anuncia su intenci¨®n de contratar una tripulaci¨®n capaz de manejar un buque cisterna de gran tonelaje, para transportar crudo desde el golfo P¨¦rsico a Italia. El contrato, asegura Stein, consiste en la recogida de 194.000 toneladas de petr¨®leo ligero en Kuwait y su entrega en G¨¦nova, por encargo de una compa?¨ªa italiana independiente, Pontoil, que negocia con el crudo en el mercado libre de Rotterdam.
La tripulaci¨®n, compuesta principalmente por marineros griegos y tunecinos, embarca en el Salem el d¨ªa 30 de noviembre, en Dubai, y en seguida pone rumbo a Kuwait, para recoger el cargamento de crudo. Al frente de los veintid¨®s tripulantes figura Dimitrios Georgoulis, de 42 a?os, griego de nacimiento, pero portador, al parecer, de un pasaporte norteamericano bajo el nombre de Jimmy Georgoulis.
El d¨ªa 10 de diciembre de 1979 el Salem, con 194.000 toneladas del mejor petr¨®leo kuwait¨ª en sus gigantescas cisternas, sale del puerto de Mina-Al-Ahmadi, en Kuwait, y emprende la ruta del cabo de Buena Esperanza, por la que circula m¨¢s de la mitad del crudo destinado a Occidente. Hasta ese momento todo es normal y aparentemente en regla, incluidos los documentos del capit¨¢n del petrolero, quien, seg¨²n algunas versiones, lo primero que hizo al llegar al puente de mando fue preguntar si hab¨ªa a bordo cartas de navegaci¨®n para Sur¨¢frica, pese a que el punto de destino del buque era Italia.
Cuatro d¨ªas despu¨¦s, cuando el Salem apenas ha llegado al Cuerno de Africa, su cargamento es vendido por Pontoil a la compa?¨ªa multinacional Shell, en un tipo de operaci¨®n comercial muy frecuente en el mundo del petr¨®leo. La Shell pag¨® 56 millones de d¨®lares por el crudo kuwait¨ª almacenado en el petrolero, mantuvo G¨¦nova como su punto de destino y asegur¨® el cargamento en Londres en esa misma cantidad, con Lambert Brothers, agente de Lloyd's.
A partir de este momento, y hasta las once menos diez de la ma?ana del d¨ªa 17 de enero de este a?o, en que varios barcos que navegan frente a las costas de Senegal reciben una se?al de socorro y acuden a rescatar a los tripulantes del Salem, todo est¨¢ por probarse ante los tribunales de justicia. Shell reclama el importe del seguro; Lloyds dice que, seg¨²n su informaci¨®n, la mercanc¨ªa asegurada no estaba ya a bordo del buque cuando ¨¦ste se hundi¨® en una de las fosas mas profundas del oc¨¦ano Atl¨¢ntico. En las investigaciones participan no s¨®lo los eficac¨ªsimos servicios de Lloyd's, sino hasta la propia polic¨ªa de Scotland Yard, habida cuenta de los intereses brit¨¢nicos en juego.
El Salem naufrag¨® en escasos minutos, tras una misteriosa explosi¨®n. Sus tripulantes se pusieron a salvo, con sus equipajes pr¨¢cticamente completos, en -dos botes salvavidas, y fueron recogidos por un buque cisterna brit¨¢nico, el British Trident, que los desembarc¨® en Dakar, capital de Senegal.
All¨ª, Dimitrios Georgoulis, capit¨¢n del Salem, y el jefe de m¨¢quinas del barco quedaron detenidos bajo la acusaci¨®n de contaminar las costas de Senegal. Sin embargo, los especialistas en mareas negras comentaron con extra?eza la escasa poluci¨®n que hab¨ªa provocado la cat¨¢strofe del Salem. El resto de la tripulaci¨®n cobr¨® su salario en francos suizos y fue repatriada desde Dakar.
Seg¨²n se inform¨® a EL PAIS el pasado viernes, en Lloyd's de Londres, Georgoulis y su jefe de m¨¢quinas est¨¢n ahora en Monrovia, capital de Liberia, bajo cuyo pabell¨®n navegaba el petrolero. Un equipo de investigadores de Scotland Yard ha regresado ya a Inglaterra despu¨¦s de interrogarles. La presentaci¨®n formal de cargos se har¨¢ muy posiblemente esta misma semana. Independientemente, las autoridades brit¨¢nicas han solicitado ya a Liberia la extradici¨®n de Georgoulis.
Las declaraciones de un tripulante tunecino, junto a las confidencias recibidas en Sur¨¢frica por los agentes de la compa?¨ªa aseguradora y las exhaustivas investigaciones efectuadas en tres continentes permiten reconstruir lo sucedido con el cargamento del Salem, aunque el grado de culpabilidad de cada uno de los presuntos implicados y sus responsabilidades deber¨¢n ser determinadas por los tribunales de justicia que se ocupan del caso.
Seg¨²n estas informaciones, el Salem atrac¨® en la terminal off-shore del puerto surafricano de Durban, al sur del oc¨¦ano Indico, el d¨ªa 27 de diciembre del a?o pasado. Una ligera operaci¨®n de pintura hab¨ªa eliminado las dos primeras letras del nombre del buque y, tras la adici¨®n de una a al final, hab¨ªa rebautizado Salem en Lema, con la esperanza de despistar a los posibles agentes de la compa?¨ªa aseguradora. El superpetrolero descarg¨® unas 170.000 toneladas de crudo kuwait¨ª, casi la totalidad de su carga, que reemplaz¨® despu¨¦s por agua de mar, para obtener el lastre y la apariencia necesarios y lev¨® anclas el d¨ªa 2 de enero dobl¨® el cabo de Buena Esperanza un par de d¨ªas despu¨¦s y lleg¨® a la altura de Senegal el d¨ªa 17, en el que se produjo su hundimiento.
En el fondo de esta rocambolesca operaci¨®n est¨¢ el embargo impuesto a la Rep¨²blica Surafricana por los pa¨ªses productores de petr¨®leo. Para hacer frente a este boicot, el r¨¦gimen de Pretoria ha. llegado a pagar, en ocasiones, veinte d¨®lares por barril sobre el precio fijado por la OPEP, el cartel de los productores. El dinero f¨¢cil y la total ausencia de preguntas, junto a la ley conocida como Oil Procurement Act, que prohibe la difusi¨®n de datos sobre el suministro de petr¨®leo a Sur¨¢frica, han hecho posible la superaci¨®n del embargo.
El fabuloso negocio de vender petr¨®leo en Sur¨¢frica, a un precio superior incluso al fijado en el mercado on the spot, para cobrar luego tambi¨¦n el seguro, a causa de un accidente, se completar¨ªa hasta l¨ªmites inauditos si, como creen los investigadores de la compa?¨ªa aseguradora, Sur¨¢frica revendi¨® despu¨¦s el petr¨®leo a Rodesia, cargando un simple 10% de ?comisi¨®n?.
Doscientos ochenta buques hundidos
Las compa?¨ªas aseguradoras de barcos, y naturalmente Lloyd's al frente de ellas, han multiplicado sus investigaciones sobre siniestros mar¨ªtimos en los ¨²ltimos tiempos. En 1979, por ejemplo, se hundieron 280 buques en todo el mundo, con un peso muerto superior a los dos millones de toneladas. La aparici¨®n de una red de pirater¨ªa muy bien organizada en el Mediterr¨¢neo oriental, a ra¨ªz de la guerra civil de L¨ªbano, ha agravado la situaci¨®n hasta el punto de que 57 barcos desaparecieron en esa zona durante el a?o pasado, con lo que las p¨¦rdidas de registro bruto se incrementaron, a nivel mundial, en un 60% respecto al a?o anterior. Seg¨²n el semanario Time, las compa?¨ªas aseguradoras creen que un centenar de barcos fueron hundidos intencionadamente, lo que cost¨® 250 millones de d¨®lares.
Cada vez que un nav¨ªo se hunde en cualquier mar, cuenta la tradici¨®n, una campana ta?e en las oficinas centrales de Lloyd's, en Londres. El a?o pasado los ta?idos fueron, pues, frecuentes y algunos de ellos con tonos realmente graves para la compa?¨ªa, como el caso del Atlantic Empress, un petrolero de 293.000 toneladas de peso muerto, que se hundi¨® en el mar Caribe el verano pasado, tras colisionar con el Aegean Captain, sin que sea necesario nombrar a la empresa aseguradora, que hubo de pagar cerca de cien millones de d¨®lares.
El asunto del Salem en su estadio actual aparece s¨®lo como el cabo de un ovillo especialmente enredado. Como simple muestra, el Sunday Times del pasado d¨ªa 3 de febrero afirmaba que el capit¨¢n Dimitrios Georgoulis llevaba papeles falsos y que hace ahora algo m¨¢s de un a?o particip¨® presuntamente en un fraude similar, cuando al mando del carguero Alexandros sali¨® de Kuwait hacia Arabia Saud¨ª con un cargamento de az¨²car que nunca lleg¨® a su destino y que, al parecer, fue desembarcado en las costas de L¨ªbano, donde poco despu¨¦s, y en el estilo ya cl¨¢sico de los nuevos piratas del Mediterr¨¢neo, el buque fue volado por una carga explosiva. Georgoulis ha calificado de ?calumnias? estas o similares acusaciones, e insiste en su inocencia y en lo accidental del naufragio del Salem.
El propietario del barco, Frederick Soudan, que lo tiene asegurado en veinticuatro millones de d¨®lares, no ha reclamado a¨²n una indemnizaci¨®n. Las investigaciones del Sunday Times indicaban que la compa?¨ªa de Soudan, llamada, quiz¨¢ algo pomposamente, Oxford Shipping of Houston, ten¨ªa como domicilio social un despacho alquilado en la ciudad de Texas, que costaba unas 10.000 pesetas al mes y que s¨®lo conten¨ªa tres mesas y un tel¨¦fono.
Una herencia
Soudan pudo, sin embargo, pagar al contado once millones y medio de d¨®lares por un petrolero de tercera mano, que bautizar¨ªa como Salem. La repentina fortuna del hasta entonces poco acaudalado empresario fue justificada por ¨¦ste a causa de una herencia recibida de su padre, que muri¨® en Beirut unos meses antes. Frederick Soudan rechaza cualquier responsabilidad en el asunto del Salem y se ha negado a prestar auxilio al capit¨¢n Georgoulis.
Las sospechas se concentran, por consiguiente, en el misterioso Bert Stein. Pero ?existe realmente? Aunque las descripciones coinciden en un hombre de pelo canoso, de unos cuarenta y tantos a?os de edad, que habla con acento alem¨¢n, nadie sabe d¨®nde o c¨®mo localizarle. Los reporteros del semanario brit¨¢nico encontraron una oficina en la Schaffhauser Strasse, de Zurich (Suiza), bajo el nombre de Shipomex. Tras cierta morosidad en los pagos, Stein cancel¨® su deuda el d¨ªa 28 de diciembre, un d¨ªa despu¨¦s de que el Salem atracase en el off-shore de Durban, y desapareci¨® sin dejar nueva direcci¨®n postal.
La dif¨ªcil b¨²squeda, a cargo de las autoridades brit¨¢nias y de la compa?¨ªa aseguradora, de esas nuevas ?brujas? del Salem encontraba as¨ª cerrado uno de los principales caminos.
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