Desaparece bajo el mar la ¨²ltima emisora pirata de m¨²sica "pop"
Tras introducir a su canario-mascota Wilson II en una caja, los cuatro ocupantes del barco Mi Amigo, anclado a unas cuantas millas de la costa inglesa, abandonaron el buque anteayer, para observar desde el salvavidas brit¨¢nico Sheerness c¨®mo se hund¨ªan bajo las enfurecidas olas diecis¨¦is a?os de m¨²sica pop en Inglaterra y Holanda. Era el fin (provisional) de la m¨¢s famosa de las radios piratas: Radio Caroline.
As¨ª como en Norteam¨¦rica el nacimiento del rock tuvo patrocinadores radiof¨®nicos tan cualificados como Alan Freed, Wolfman Jack y dem¨¢s, las audiencias europeas (y, especialmente, la brit¨¢nica y holandesa) hab¨ªan de sufrir los intragables programas de sus cadenas oficiales. Lo ¨²nico que hab¨ªa era la BBC con sus emisiones cl¨¢sicas y apenas un par de programas (Saturday Club o Easy Beat) susceptibles de ser escuchados por o¨ªdos rockers. Bien es cierto que por la noche pod¨ªa o¨ªrse Radio Luxemburgo, que pronto har¨ªa famoso a uno de sus disc-jockeys, el presidente Rosko, quien, a diferencia del engolamiento y correcci¨®n de los oficiales, conceb¨ªa al locutor como un tipo capaz de amenizar la fiesta y no solo de poner m¨²sica, sino aquella que le gustaba.En esas est¨¢bamos (y las revistas de m¨²sica subiendo su tirada espectacularmente) cuando, en 1964, Ronan O'Rahilly comenz¨® a emitir, desde un buque situado a cinco millas de la costa inglesa, la canci¨®n Caroline, de los Fortunes (que, por cierto, tambi¨¦n sonaba mientras el buque se iba a pique). Todo esto ocurr¨ªa en Pascua Florida, y el GPO (General Post Office, organismo del que dependen todas las comunicaciones inglesas) no tard¨® ni und semana en comenzar un pleito contra la emisora, que habr¨ªa de durar hasta anteayer. El ¨¦xito de Radio Caroline fue tal que poco despu¨¦s (el 12 de mayo) abri¨® sus ondas Radio Atlanta (que despu¨¦s se fundir¨ªa con Caroline). Pero no s¨®lo surgir¨ªa ¨¦sta, y pronto toda la costa inglesa (en Holanda operaba Radio Ver¨®nica) se vio erizada del primerantecedente de las radios libres, hasta llegar a la poderosa Radio London, creada casi a imagen y semejanza de las emisoras comerciales que tan buen juego segu¨ªan dando en Estados Unidos. Para esta ¨¦poca, y en pleno boom del pop ingl¨¦s, las radios piratas hab¨ªan conseguido una audiencia de millones de personas.
En 1966, y ante las quejas del GPO, que denunciaba las interferencias creadas por las radios-piratas, el Gobierno laborista de Wilson se decidi¨® a publicar el Acta de Emisiones Mar¨ªtimas (delitos), que se convertir¨ªa en ley al a?o siguiente, coincidiendo con el asesinato algo mafioso del due?o de Radio City, una emisora pirata m¨¢s.
Esta ley, que se aplic¨® con rigor brit¨¢nico, acab¨® casi definitivamente con este tipo de emisoras, salv¨¢ndose en la pr¨¢ctica y en solitario Radio Caroline, que, no obstante, fue clausurada un par de veces y mantenida en un aislamiento fisico casi absoluto.
Para acabar la faena, los laboristas abrieron en la BBC Radio One, una emisora pop que habr¨ªa de utilizar antiguos disc-jockeys piratas como el famoso Charlie Gillett, que, con su programa Horiky Tonk, ven¨ªa rebotado de Radio London. En todo caso y a pesar del triunfo conservador en 1970, hasta tres a?os m¨¢s tarde no se abrir¨ªa en Inglaterra la primera emisora comercial, Radio City, que, para el jolgorio de los sesudos dirigentes de la BBC, no pareci¨® en un principio lograr un gran ¨¦xito de audiencia. En todo caso, las emisoras pop de Inglaterra, incluidas las cada vez m¨¢s comercializadas piratas, no pod¨ªan resistir una comparaci¨®n con las americanas ni tampoco con las espa?olas, que, parad¨®jicamente, han sido, desde mediados de los setenta (y sobre todo en Madrid), las m¨¢s interesantes de Europa.
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