Jorge Sempr¨²n publica en Francia un libro de memorias
Prepara la segunda parte de "Autobiograf¨ªa de Federico S¨¢nchez"
Jorge Sempr¨²n, el ex dirigente del Partido Comunista espa?ol en los tiempos de la clandestinidad, acaba de publicar, en la Editorial Grasset, un nuevo libro en Francia: Quel beau dimanche! (?Qu¨¦ domingo tan bello!). La prensa del pa¨ªs vecino, durante los ¨²ltimos d¨ªas, le ha dedicado gran atenci¨®n a esta nueva manifestaci¨®n literaria del autor de Autobiograf¨ªa de Federico S¨¢nchez, ?en la que, tras la cara po¨¦tica del t¨ªtulo, se esconde el horror del campo de concentraci¨®n nazi de Buchenwald, al que deportado Sempr¨²n cuando contaba veinte a?os?. Escrito directamente en franc¨¦s, posiblemente con un t¨ªtulo diferente, el libro ser¨¢ reescrito en espa?ol por este eterno ?desterrado?, que en esta entrevista habla de su obra y de su trayectoria de ex comunista habitado por una memoria del pasado que contin¨²a encontrando im¨¢genes paralelas en el presente.
Par¨ªs. Una de estas ¨²ltimas ma?anas fr¨ªas y feas del Barrio Latino, en el caf¨¦ de Flore, posiblemente en la misma mesa en que, seg¨²n dicen, Sartre y los suyos incubaron el existencialismo que ajetre¨® a los intelectuales franceses de la segunda guerra mundial, que, a su vez, hab¨ªa incubado los campos de concentraci¨®n; aqu¨ª, casi solos, en esta capilla del pasado pero viviendo el presente, el periodista y Jorge Semprun se dieron cita con Quel beau dimanche!, o con ?Jorge Sempr¨²n: viaje al fondo de su noche?, o con ?el marxismo como aventura por Jorge Sempr¨²n?, esl¨®ganes todos ellos con los que los cr¨ªticos parisienses han recomendado la lectura de este nuevo viaje de la memoria del multidesterrado Sempr¨²n.Lo primero que se le recuerda es una de las tres leyendas, de Milan Kundera que preceden el capitulo cero de su libro (las otras dos son de Solyenitsin y de Breton). Dice as¨ª la leyenda en cuesti¨®n: ?La lucha del hombre contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido.? ?Es ¨¦ste el problema de Jorge Sempr¨²n? El autor de El gran viaje, de bruces, carea la cuesti¨®n: ?Es mi problema, s¨ª; pero merece la pena extenderse. Cuando contaba catorce a?os viv¨ª el primer destierro, al salir de Espa?a exiliado. A los veinte a?os lleg¨® el destierro al campo de Buchenwald, y ahora vivo un doble destierro: en Espa?a, primero. Madrid, para m¨ª, no es lo que para el ciudadano normal. Para m¨ª es la ciudad de la memoria constante, la memoria de la clandestinidad, de las gentes que me encuentro o que puedo encontrarme, que me fustigan o lo contrario. Barcelona, en menor grado que Madrid, tampoco es mi ciudad, y la vivo como un desterrado. Y la segunda parte de este doble destierro actual es Francia, en donde respiro la libertad, s¨ª, pero a la postre no me siento en mi pa¨ªs. Por todo ello, lo ¨²nico que me queda es ese encuentro constante con la memoria. A m¨ª no me ocurre como a aquel militante que pas¨® casi toda su vida en la c¨¢rcel de Burgos, y al salir dec¨ªa: "He estado tantos a?os preso, que ya no me queda nada por descubrir de la memoria." Yo no he estado en la c¨¢rcel de Burgos, y, por otra parte, no sufro de la falta de memoria de los partidos y, m¨¢s a¨²n, de la falta de memoria comunista. Este es mi problema con la memoria. Por lo dem¨¢s, he decidido asumir mi condici¨®n de desenraizado.?
Un cr¨ªtico parisiense dice que el nuevo libro de Sempr¨²n pudiera considerarse como unas ?memorias para servir la historia de este siglo?. En Quel beau dimanche!, Sempr¨²n narra la vida del campo de Buchenwald durante un domingo del mes de diciembre de 1944. El fue favorecido por los comunistas alemanes, tambi¨¦n deportados, que hab¨ªan conseguido establecer un poder paralelo, clandestino, en el campo de concentraci¨®n nazi. Eso lo salv¨®. A?os despu¨¦s, cuando el autor y protagonista viajaba por los pa¨ªses del Este en tanto que dirigente del PCE iba a reencontrar a algunos de sus antiguos colegas comunistas de concentraci¨®n convertidos, a su vez, en opresores por cuenta de ?otro totalitarismo?. Y a?os despu¨¦s tambi¨¦n un d¨ªa iba a leer Una jornada de Ivan Denissovitch, de Solyenitsin.
?El Goulag?, dice ahora Sempr¨²n, ?es quien me ha tra¨ªdo a la memoria aquel domingo en Buchenwald.? El libro, en efecto, est¨¢ contado a imagen de Una jornada .. ; la acci¨®n se desarrolla a lo largo de aquel domingo invernal en el campo, pero la memoria del autor se mezcla con idas y venidas hacia el pasado, hacia el presente, con reflexiones ideol¨®gicas que se confrontan con el mundo presente. ?El marxismo?, escribe Sempr¨²n, en Quel beau dimanche!, ?se ha convertido en una cloaca acad¨¦mica, en un fumadero de opio ideol¨®gico, en un carnaval de conceptos.? M¨¢s ampliamente nos explica: ?El marxismo tal como se practica es deleznable. Hay elementos fundamentales del pensamiento de Marx, como la cr¨ªtica de la autonom¨ªa econ¨®mica de la sociedad, que son m¨¢s velidos hoy que en su ¨¦poca. Pero otros aspectos de su teor¨ªa son los discutibles, y hay que revisarlos. Por ejemplo, cuando Marx se comporta como ide¨®logo, cuando piensa que el capitalismo va a derrumbarse cuando se extiende la falsa idea de la clase universal. Parad¨®jicamente, es de observar que en los pa¨ªses en los que no existe un Partido Comunista importante es en los ¨²nicos en los que el marxismo funciona como m¨¦todo de investigaci¨®n social, porque no es instrumento del aparato pol¨ªtico, sino simplemente de investigaci¨®n. Por el contrario, all¨ª en donde el marxismo se traduce en una pr¨¢ctica real, pierde todo su valor en tanto que instrumento de investigaci¨®n social. ?
?Quiere esto decir que, hoy, un partido que pretende transformar la sociedad debiera renunciar a lo que es su objetivo ¨²ltimo, es decir, la conquista del poder? Sempr¨²n responde: ?No tendr¨ªa que aspirar al poder en el sentido leninista del t¨¦rmino o de otro tipo de poder. Deber¨ªa ser alternativa de sociedad y no de poder.? ?La izquierda actual, entiende usted que contin¨²a siendo la fuerza de progreso de las sociedades? ?Es lo que cabe preguntarse. En las sociedades comunistas ha habido transformaciones, pero los problemas que ha resuelto el socialismo son los mismos que ha resuelto la sociedad burguesa. Acerc¨¢ndonos m¨¢s a nuestra realidad: nadie puede atreverse a decir, hoy, que en Italia, con Berlinguer en el poder, aparecer¨ªa el Goulag. Pero tampoco es posible afirmar que, con el mismo Berlinguer, surgir¨ªa una sociedad nueva. Una v¨ªa nueva ser¨ªa el eurocomunismo, pero hasta ahora todo ha concluido siempre en formas represivas.?
En Quel beau dimanche!, el nombre de Santiago Carrillo aparece s¨®lo anecd¨®ticamente, no sin iron¨ªa, pero Sempr¨²n prepara la segunda parte de la Autobiograf¨ªa de Federico S¨¢nchez: ?Hab¨ªa decidido no reincidir en el tema, pero la publicaci¨®n y la pol¨¦mica generada por la Autobiograf¨ªa ha provocado reacciones que, a su vez, me han proporcionado cartas, archivos, testimonios de gentes que saben cosas in¨¦ditas sobre figuras del partido v¨ªctimas de la postergaci¨®n. La Autobiograf¨ªa era in libro pol¨¦mico, pero la segunda parte ser¨¢ un estudio hist¨®rico, m¨¢s profundo, m¨¢s anal¨ªtico respecto a la clandestinidad, m¨¢s trabajado. El retrato de los dirigentes del partido ser¨¢ m¨¢s matizado. Carrillo, naturalmente, figurar¨¢ en primer lugar, porque es el m¨¢s importante; con otro tono, intentar¨¦ comprenderlo. ?
Al rememorar la pol¨¦mica provocada por Federico S¨¢nchez, Sempr¨²n afirma no entender por qu¨¦ se le trat¨® de despechado, de ambicioso, que, en suma, lo que le dol¨ªa era no ocupar el puesto de Carrillo: ?Nunca entend¨ª eso porque yo s¨¦, profundamente, que no hay nada de todo lo que se ha dicho en tal sentido. Recuerdo que, por los a?os sesenta, dec¨ªa siempre que el d¨ªa de la legalizaci¨®n del partido yo me retirar¨ªa de la direcci¨®n para ser, s¨®lo, un intelectual. Esto provocaba el furor de Carrillo. De todas maneras, creo, simplemente, que hubiera sido un buen pol¨ªtico comunista en Espa?a, pero ahora afirmo que nunca volver¨¦ a la pol¨ªtica profesional. Esta es una decisi¨®n tajante, y ello no por reflexiones te¨®ricas de mi expulsi¨®n, sino por razones personales; porque, con mi historia, m¨¢s que pol¨ªtica lo que har¨ªa ser¨ªa interpretar un papel. ?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.