El acercamiento Sudan-Etiop¨ªa, una amenaza para los guerrilleros independientes
La guerra de Eritrea ha entrado en una fase de desgaste. Los et¨ªopes reagrupan sus fuerzas para preparar una nueva ofensiva militar y las fuerzas del Frente Popular de Liberaci¨®n de Eritrea (FPLE), el movimiento nacionalista de ideolog¨ªa marxista-leninista que lleva el principal peso y la iniciativa de la lucha por la independencia, reagrupa tambi¨¦n sus efectivos en las monta?as de la provincia del Sahei, fronteriza con Sud¨¢n. Paralelamente, a partir de enero se desarrolla una notable actividad diplom¨¢tica en torno al conflicto, marcada por el acercamiento entre dos reg¨ªmenes tan opuestos como el marxista-leninista de Etiop¨ªa y el conservador e isl¨¢mico de Sud¨¢n, mientras la Uni¨®n Sovi¨¦tica est¨¢ modificando su actitud hacia los eritreos y presiona al Dergue (comit¨¦ militar et¨ªope) para que negocie una soluci¨®n pol¨ªtica del conflicto basada en una autonom¨ªa para la regi¨®n y la garant¨ªa de una salida al mar para Etiop¨ªa.No hay que descartar, pues, que llos encontremos en el umbral de una fase de negociaciones, ni olvidar que Eritrea forma parte de una zona, el llamado ?cuerno de Africa?, en la que los cambios de alianzas son espectaculares: la en tiempos proamericana Etiop¨ªa se ha echado en brazos de sovi¨¦ticos y cubanos, que mantienen ah¨ª una fuerte presencia militar; la socialista Somalia se ha volcado hacia el campo occidental, por el apoyo de Mosc¨² y La Habana al r¨¦gimen de Addis Abeba en la guerra del Ogad¨¦n de 1977; los sovi¨¦ticos, partidarios de la autodeterminaci¨®n eritrea, mientras Haile Selassie se mantuvo en el trono et¨ªope, pasaron luego a ayudar militarmente las ofensivas lanzadas por los et¨ªopes para imponer una ?soluci¨®n militar? del conflicto y ahora intentan la v¨ªa negociadora.
?El Dergue nunca aceptar¨¢ una soluci¨®n pol¨ªtica del conflicto eritreo. Siempre que sufre una derrota militar afirma que quiere negociar, pero lo hace para ganar tiempo. Estamos convencidos de que prepara una nueva ofensiva militar, nosotros estamos. preparados para ello?, nos dice Mohamed Ramadan Nur, secretario general del Frente Popular de Liberaci¨®n de Eritrea, en la conversaci¨®n mantenida en la sede del movimiento independentista en Jartum.
Los responsables del FPLE ocultan a duras penas su nerviosismo por los actuales movimientos diplom¨¢ticos en torno al conflicto, especialmente por el acercamiento entre Sud¨¢n y Etiop¨ªa, tras cinco a?os de tensi¨®n. Sud¨¢n mantiene fronteras comunes tanto con Etiop¨ªa como con Eritrea y esta ¨²ltima es vital para el abastecimiento de las zonas liberadas. Uno de los primeros resultados de este comienzo de reconciliaci¨®n ha sido un aumento del control burocr¨¢tico sudan¨¦s de los movimientos eritreos en el camino hacia la frontera y una mayor presencia militar en el sur.
A trav¨¦s de territorio sudan¨¦s llegan a Eritrea la gasolina y los alimentos necesarios para los independentistas eritreos. Como pudimos - comprobar en las doce horas de recorrido en Land Rover por la pista de arena que lleva de Port-Sud¨¢n a la frontera, el tr¨¢fico de camiones eritreos en las dos direcciones es intenso. El cierre de la frontera por parte de los sudaneses puede constituir un duro golpe para la resistencia eritrea.
El pasado mes de enero, el presidente sudan¨¦s, Gaafar El Numeiry, ofreci¨® su mediaci¨®n personal en el conflicto critreo. En el transcurso del congreso anual del partido ¨²nico de Sud¨¢n, al que fue invitado una delegaci¨®n gubernamental et¨ªope, propuso la concesi¨®n de la autonom¨ªa para Eritrea.
Poco despu¨¦s se produjo la visita del ministro de Asuntos Exteriores de Etiop¨ªa a Jartum y, en marzo, durante nuestra estancia en los territorios liberados, el vicepresidente sudan¨¦s y ministro de Defensa, general Hamed Jalil, visit¨® la capital et¨ªope.
Seg¨²n ciertas fuentes, en el primero de los viajes citados el ministro et¨ªope pidi¨® a Sud¨¢n un mayor control sobre los refugiados eritreos. Las mismas fuentes a?aden que el r¨¦gimen de Jartum pretende el distanciamiento de Etiop¨ªa con relaci¨®n a la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
Los dirigentes eritreos se mantienen a la expectativa ante esta actividad diplom¨¢tica.
Cuando le planteamos a Mohamed Ramadan Nur la pregunta sobre las condiciones en que el FPLE aceptar¨ªa una negociaci¨®n, el secretario del Frente independentista afirm¨®: ?El Dergue debe aceptar el principio de la autodeterminaci¨®n. Este tiene que ser necesariamente el punto de partida de cualquier negociaci¨®n. El pueblo eritreo, en cualquier caso, no aceptar¨¢ nunca que un pueblo extranjero le imponga sus decisiones. ?
Dentro del marco de gestiones diplom¨¢ticas, hay que tener en cuenta tambi¨¦n un nuevo e importante factor: la actitud de la Uni¨®n Sovi¨¦tica en el conflicto est¨¢ cambiando. D¨ªas atr¨¢s se present¨® en Mosc¨² una delegaci¨®n del otro movimiento independentista eritreo, el Frente de Liberaci¨®n de Eritrea, de car¨¢cter isl¨¢mico y que capitaliza las ayudas de los pa¨ªses ¨¢rabes.
Nueva actitud sovi¨¦tica
El secretario general del FPLE nos explica este cambio pol¨ªtico de la URSS: ?Tras los fracasos de las ofensivas militares, los sovi¨¦ticos se han dado cuenta de que no es posible ya la soluci¨®n militar del conflicto. Actualmente presionan al Dergue para que acepte la negociaci¨®n de una soluci¨®n pol¨ªtica. Esto no quiere decir que la URSS se vaya a retirar del conflicto. Todo lo contrario: es m¨¢s probable que esta contradicci¨®n entre dos aliados se salde con la expulsi¨®n de los sovi¨¦ticos de Etiop¨ªa y que el Dergue recurra al imperialismo norteamericano. Por eso los sovi¨¦ticos no tratan de impedir las ofensivas militares en Eritrea.?
La impresi¨®n recogida sobre el terreno es que la Uni¨®n Sovi¨¦tica, a pesar de su importante ayuda y presencia militar en Etiop¨ªa, no se ha volcado en el conflicto eritreo o, al menos, no lo ha hecho con la rotundidad empleada en Afganist¨¢n, actualmente, o en la guerra del Ogaden entre Somalia y Etiop¨ªa en 1977. Es el mismo caso de cubanos, suryernen¨ªes y el bloque europeo socialista, todos ellos aliados del Dergue.
Los actuales aliados de Etiop¨ªa prestaron su apoyo a partir de 1970 al FPLE, surgido de una escisi¨®n del FLE, y que se proclam¨® en seguida marxista-leninista. Cuadros del Frente Popular han recibido entrenamiento en la URSS y Cuba, Yemen del Sur, por su parte, constituy¨® la primera base de partida para el FPLE, sin la que dif¨ªcilmente hubiera podido seguir existiendo. Recientemente, el r¨¦gimen suryemen¨ª clausur¨® la oficina del FPLE en Aden.
Los dirigentes eritreos muestran una extremada cautela a la hora de juzgar a los sovi¨¦ticos. Nuestra primera sorpresa fue, en el vuelo Roma-Jartum, o¨ªr un veterano combatiente del FPLE, Miquele-herido en diciembre durante la batalla de Nacfa-, que al referirse a la URSS lacalificase de ?lamadre del socialismo?, que se ha ?equivocado? con Eritrea. Actitud similar encontramos en las trincheras cuando conversamos con Salem Suliman, responsable militar del sector central del frente de Alghena. Eritrea era un ?error? del bloque socialista, al igual que Afganist¨¢n. Es m¨¢s, se neg¨® a aplicar a la URSS el calificativo de ?imperialista?: ?El ¨²nico imperialismo que existe es el norteamericano y el occidental, que sigue teniendo en sus manos la econom¨ªa de Etiop¨ªa.?
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