El caso "Pueblo"
Me inquieta todas las tardes el caso Pueblo, el caso del diario Pueblo, cuando me acerco entre dos luces -la de la vida, la de la muerte, que dir¨ªa un cl¨¢sico tirando a rom¨¢ntico- a comprar la prensa vespertina, en su mayor parte ¨¦pica. Informaciones hab¨ªa ido desgastando ¨²ltimamente su fisonom¨ªa hasta ser un peri¨®dico sin rostro, como una vieja medalla mal labrada. Pero Pueblo segu¨ªa y sigue viviendo de la marcha que le metiera hace treinta a?os Emilio Romero, y est¨¢ en una apreciable tirada de 80.000 ejemplares.La prensa del Movimiento hubo que cerrarla, aparte de exigencias democr¨¢ticas, porque era ruinosa. Pero Pueblo sigue ah¨ª. Lo que prueba (como siempre quiso sostener sof¨ªsticamente Romero) que Pueblo no era exactamente prensa del Movimiento, aunque quiz¨¢ fuese algo incluso peor, m¨¢s ambiguo y confusionarlo. T¨¦cnicamente, en todo c¨¢so, era -?y es?- mucho mejor. Pienso que Pueblo se vende por sus grandes reportajes, por lo que conserva de revista diaria, por su tratamiento ruidoso del f¨²tbol y el crimen pasional. En todo caso, no ha ca¨ªdo en el error de querer ser EL PAIS de por la tarde. As¨ª, el pueblo que compra Pueblo puede que lo haga apol¨ªticamente, puede que compre un magazine m¨¢s que un diario de opini¨®n, ya que la opini¨®n del Estado (que no debe tener opini¨®n), filtrada por la opini¨®n del Gobierno de Meli¨¢, que siempre son contradictorios consigo mismos, y filtrada a su vez por la opini¨®n de UCD, que quiere y no quiere ser algo m¨¢s que el Gobierno, algo m¨¢s que el Poder, Filtrada finalmente por la opini¨®n del propio peri¨®dico, supone un proceso complejo de filtraciones, una destiler¨ªa period¨ªstica de la que dif¨ªcilmente puede obtener un trago el lector de media tarde.
Pero la estructura t¨¦cnica de Pueblo, la inercia populista de Romero, ese medio mill¨®n escaso de lectores y, sobre todo, la variada bot¨¢nica ideoI¨®gica de obreros y redactores del vespertino, hacen de Pueblo, me parece a m¨ª, una ternera de dos cabezas, o de mil, en el periodismo dernocr¨¢tico.
Hombres como Eduardo Rico, Antonio Casado, Ra¨²l del Pozo, el poeta Jos¨¦ Luis Jover, casi todos de la vieja guardia de Pueblo (que nada tienen que ver con la vieja guardia de Franco), m¨¢s todo un elemento humano pululante de comunistas, socialistas, retrofranquistas, oficialistas, ucedistas, en redacci¨®n y talleres, de L¨®pez-Negr¨ªn al fot¨®grafo Santiso, hacen de Pueblo un complejo humano y prof`esional dif¨ªcil de definir, lamentable de eliminar y urgente de resolver. No costaba nada cerrar el Arriba, que era el santuario en huecegrabado de las sucesivas mitolog¨ªas joseantoniano/franquistas, pero es m¨¢s complicado, m¨¢s doloroso, m¨¢s dif¨ªcil, cerrar Pueblo., y, sobre todo, que el caso est¨¢ clamando al cielo de la Moncloa, por esos 80.000 compradores, por esos excepcionales profesionales que hacen el peri¨®dico, por la personalidad que a¨²n le resta y por el delicado equilibrio pol¨ªtico que se ha conseguido en el r¨¦gimen interno, en el clima de trabajo, donde Ra¨²l del Pozo baja a talleres con una botella como una antorcha de vino, para los obreros, o Eduardo Rico aplica an¨¢lisis hegelianos al estreno de la noche anterior.
Despu¨¦s de la voladura simb¨®lica o f¨¢ctica de diarios madrile?os tan acu?ados como Madrid o Informaciones, es posible que Pueblo vuele cualquier tarde, dejando en la calle, o en el an¨®nimo burocr¨¢tico, a una masa de obreros expertos y una gavilla de escritores con personalidad. UCD no debe hundir el torpedero in¨¢s importante de su anterior escuadra franquista, ni desguazarlo como el Canarias. Ese peri¨®dico, que es ya una cooperativa ideol¨®gica, debiera salvarse en forma de cooperativa econ¨®mica y efectiva. Digo yo.
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