La empresa p¨²blica en el sector el¨¦ctrico
Las empresas el¨¦ctricas mayoritarias del INI (ENDESA, ENHER, UNELCO, GESA y el 50% de ENECO) poseen hoy un 20% de la potencia total de servicio p¨²blico instalada en Espa?a, sin considerar la participaci¨®n minoritaria (11,5%), aunque de mayor¨ªa relativa, del Instituto en Uni¨®n El¨¦ctrica, SA.La acci¨®n de la empresa p¨²blica en el sector el¨¦ctrico nacional es, adem¨¢s, cualitativamente muy importante, al haber sido las empresas del instituto pioneras en el aprovechamiento de algunas cuencas hidr¨¢ulicas y, sobre todo, en el desarrollo de las primeras centrales t¨¦rmicas, dedicadas luego, con preferencia., a aprovechar los recursos nacionales de carb¨®n. La miner¨ªa de antracita de Le¨®n no existir¨ªa as¨ª hoy de no haberse instalado las centrales de Compostilla; por su parte, sin la visi¨®n anticipativa de poner en explotaci¨®n el yacimiento de lignitos de Puentes, en La Coru?a, hubiera habido que adoptar ya restricciones el¨¦ctricas en el suministro nacional, recarg¨¢ndose adem¨¢s el d¨¦ficit de la balanza de pagos con un aumento del el-oil necesario para la generaci¨®n el¨¦ctrica. Las empresas el¨¦ctricas del INI han dado, adem¨¢s, un sentido nacional integrador al suministro el¨¦ctrico, al promover el trasvase de energ¨ªa desde los grandes centros productores a los consumidores, por encima de los intereses de mercado de las empresas distribuidoras en cada zona. Por ¨²ltimo, han llevado a cabo la electrificaci¨®n de los archipi¨¦lagos balear y canario, en los que aunque las condiciones de suministro son m¨¢s dif¨ªciles que las de la Pen¨ªnsula, sus habitantes reciben un servicio an¨¢logo en calidad y precio al del resto de los espa?oles.
La empresa p¨²blica ha actuado, pues, con eficacia y visi¨®n nacional en el sector el¨¦ctrico, y su rentabilidad ha sido comparable a la privada. Sus instalaciones se basan, adem¨¢s, en combustibles nacionales baratos (el INI posee un 54% de la potencia total instalada en t¨¦rmicas de carb¨®n), por lo que habr¨¢n de funcionar preferencialmente en el futuro, frente a las m¨¢s caras del fuel-oil importado (85% privadas), lo que contribuir¨¢ adicionalmente a su rentabilidad.
No todos los factores son meramente empresariales, sin embargo, en el desarrollo del sector p¨²blico el¨¦ctrico y, de hecho, ha sido siempre perceptible una cierta animosidad de los grupos privados frente a esta presencia competitiva. As¨ª, es significativa, la reducida participaci¨®n del INI en las centrales nucleares (11,6%), que disminuir¨¢ adem¨¢s hasta un 4,6% al entrar en operaci¨®n todos los grupos autorizados. De hecho, parece como si se hubiera decidido marginar a las empresas del INI de un tipo de energ¨ªa en que se pens¨® se basar¨ªa casi exclusivamente el futuro el¨¦ctrico, a pesar de que por sus condicionantes e implicaciones extraempresariales seria razonable pensar que la energ¨ªa nuclear deber¨ªa caer en la esfera p¨²blica, como acaban de votar recientemente los suecos en su refer¨¦ndum, por razones de seguridad. No obstante, la Administraci¨®n, que es la que autoriza las centrales, no ha adjudicado ning¨²n grupo a empresas del INI, de las que s¨®lo ENHER ha podido as¨ª, participar minoritariamente en uno de los tres grupos privados funcionando y en otro de los diez con autorizaci¨®n de construcci¨®n.
Por otra parte, en el ¨²ltimo a?o, determinados acontecimientos han sido interpretados como intentos de reducir el papel de la empresa p¨²blica en el sector el¨¦ctrico. As¨ª, la frustrada operaci¨®n de la toma de participaci¨®n de FENOSA en las nuevas centrales de ENDESA en Compostilla, y que luego se ha mostrado innecesaria, trajo como consecuencia que FENOIA ha hecho prevalecer la instalaci¨®n de un nuevo grupo suyo sobre el previsto por ENDESA, y ahora abandonado, a pesar de que ¨¦ste hab¨ªa recibido autorizaci¨®n dos a?os antes que aqu¨¦l. As¨ª, tambi¨¦n ha sido interpretada 19 adjudicaci¨®n, desde la aprobaci¨®n del PEN, a las empresas privadas, de seis nuevas centrales de carb¨®n y tres nucleares, de las que s¨®lo una de carb¨®n ha ido finalmente al INI, al ser rechazada por una de las privadas.
Yo no creo, sin embargo, que esta supuesta reducci¨®n del papel de la empresa p¨²blica el¨¦ctrica vaya a tener lugar en nuestro pa¨ªs; y ello, por m¨²ltiples razones, entre las que no es la menos importante la imposibilidad de gran parte de las empresas el¨¦ctricas privadas de financiar su desarrollo, cuando ¨¦ste va a basarse en grupos nucleares que requieren una inversi¨®n para cada uno de 140.000 millones de pesetas, que s¨®lo empiezan a ser productivas al cabo de diez a?os de iniciarse. Pero es que, adem¨¢s, esa reducci¨®n contravendr¨ªa la propuesta del grupo centrista sobre el sector el¨¦ctrico aprobada por el Congreso de los Diputados, en el Pleno sobre el PEN, en la que se indica que ?es preciso mantener el actual equilibrio en la participaci¨®n de las empresas p¨²blicas y privadas en los diversos subsectores energ¨¦ticos, fomentando la inversi¨®n p¨²blica en la medida requerida para mantener dicho equilibrio?. Tampoco ser¨ªa l¨®gico pensar, por ¨²ltimo, que exista en el ¨¢nimo del Gobierno ning¨²n deseo de debilitamiento de la empresa p¨²blica, en una coyuntura de integraci¨®n industrial en la que su potenciaci¨®n puede constituir un medio eficaz de reforzar las posibilidades competitivas de la industria espa?ola frente a los grandes grupos europeos. Diferentes declaraciones significativas han reforzado, adem¨¢s, esta posici¨®n, entre las que podr¨ªa destacarse la reciente directriz marcada por el Ministerio de Industria y Energ¨ªa al plan estrat¨¦gico del INI, en la que se?ala que ?las empresas el¨¦ctricas del instituto deber¨¢n mantener su participaci¨®n en la potencia instalada del sector, asegurando el abastecimiento futuro de la demanda. Esta participaci¨®n exigir¨¢ un importante aumento de la actividad del INI en la generaci¨®n de energ¨ªa de origen nuclear y t¨¦rmico de carb¨®n?.
Una vez descartada, pues, una p¨¦rdida de posici¨®n de la empresa p¨²blica el¨¦ctrica, conviene conocer cu¨¢l va a ser el futuro del sector el¨¦ctrico, para deducir finalmente el sentido y la actuaci¨®n necesaria de la empresa p¨²blica en ¨¦l.
En lo que respecta a las necesidades adicionales de generaci¨®n el¨¦ctrica, conviene se?alar que no puede contarse con la instalaci¨®n de ning¨²n grupo adicional de fuel-oil, estando adem¨¢s prevista una baja utilizaci¨®n de los 9.000 MW existentes, dada la falta de rentabilidad de este combustible, especialmente si sus precios dejaran de estar subvencionados. Repele, sin embargo, la idea de que esta potencia, ya instalada, s¨®lo vaya a utilizarse las 2.200 horas al a?o qu¨¦ estimaba la ¨²ltima revisi¨®n del PEN, haciendo necesario que se tengan que invertir m¨¢s de 500.000 millones de pesetas en Potencia nuclear adicional para producir el d¨¦ficit creado por esta subutilizaci¨®n. Parece, por ello, que deber¨ªa promoverse la reconversi¨®n de algunas de las centrales de fuel a gas natural y carb¨®n, con el fin de reducir dicha inversi¨®n. Tambi¨¦n deber¨ªa estudiarse con detenimiento las cantidades de fuel-oil que efectivamente vayan a consumirse, con el fin de dimensionar adecuadamente las instalaciones de craqueo que conviertan sus excedentes en productos m¨¢s ligeros.
El desarrollo futuro de la generaci¨®n el¨¦ctrica habr¨¢, pues, de basarse, dada la limitaci¨®n hidroel¨¦ctrica, en nuevos grupos de carb¨®n y nucleares. Con respeto a los primeros, la producci¨®n nacional de carb¨®n no parece, en principio que pueda aumentar significativa y rentablemente, una vez abastecidos todos los grupos ya autorizados, por lo que los nuevos deber¨¢n, en su mayor¨ªa, quemar carb¨®n importado. En relaci¨®n con esta importaci¨®n, conviene, sin embargo, efectuar las siguientes precisiones:
- La importaci¨®n de grandes cantidades de carb¨®n no debe implicar el desmantelamiento de la producci¨®n nacional rentable (Le¨®n), que debe, por el contrario, ser potenciada al m¨¢ximo.
- Si las importaciones no se efect¨²an de forma unificada, no se aprovechar¨¢n a tope las importantes econom¨ªas de escala que pueden lograrse en el transporte y se perder¨¢ capacidad de negociaci¨®n, lo que, sin duda, repercutir¨¢ en la rentabilidad de las operaciones.
- El objetivo primordial de la operaci¨®n, que no debe perderse de vista, es el de conseguir un aprovisionamiento de carb¨®n al menor coste posible, para poder suministrar al pa¨ªs kilovatios al m¨ªnimo precio.
- Las actividades de investigaci¨®n en el exterior y su financiaci¨®n deber¨¢n, pues, ¨²nicamente, contemplarse en la perspectiva anterior, para no acabar montando ?planes de exploraci¨®n en el exterior?, con resultados similares a los obtenidos en el petr¨®leo.
- La importaci¨®n de carb¨®n no debe ser nunca considerada como una forma de compensar las perspectivas desfavorables de otros sectores, como los productores de carb¨®n nacionales, o incluso petroleros, que ya se han apresurado a reclamar un protagonismo en este campo que dudosamente les corresponde.
En relaci¨®n con la energ¨ªa nuclear, ¨¦sta se presenta a nivel mundial con una inc¨®gnita, que s¨®lo podr¨¢ ser despejada en la medida en que el rigor, transparencia y honestidad en la implantaci¨®n de los programas nucleares de cada pa¨ªs consigan obtener la aceptaci¨®n sociopol¨ªtica de los riesgos impl¨ªcitos a este desarrollo. No hay que olvidar, a nivel nacional, que un a?o despu¨¦s del accidente de Three Mile Island, en EE UU, se est¨¢ juzgando estos d¨ªas el impacto que se va a producir en las localidades pr¨®ximas a la central, seg¨²n que la eliminaci¨®n del gas radiactivo acumulado se efect¨²e mediante su venteo durante catorce o sesenta d¨ªas.
En el caso de Espa?a, la forma en que comience a actuar el recientemente aprobado Consejo de Seguridad Nuclear, servir¨¢ de test para prever la aceptaci¨®n que el programa nuclear espa?ol pueda lograr en las comunidades por ¨¦l afectadas y que es imprescindible para que ¨¦ste pueda, finalmente, llevarse a cabo.
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