"Europa se ver¨¢ m¨¢s afectada que Estados Unidos por la crisis de Asia central"
Pregunta. El presidente Carter da la impresi¨®n de haber fracasado en las cuestiones europeas. La democracia norteamericana parece su mida en plena confusi¨®n. ?Cu¨¢l e su respuesta?Respuesta. Su pregunta no s¨®lo implica una visi¨®n simplista de las cosas, sino que encierra unas conclusiones fundamentales err¨®neas. Al principio de su gobierno, el presidente Carter se fij¨® dos objetivos: sintonizar a Estados Unidos con todo un mundo que despertaba y reforzar la posici¨®n estrat¨¦gica de Estados Unidos.
Por lo que se refiere al primer .punto, hemos conseguido avances significativos, hasta el punto de haber roto el aislamiento en que hab¨ªa quedado Estados Unidos en el curso de los a?os setenta. Hoy d¨ªa, nuestras relaciones con Am¨¦rica Latina, con los pa¨ªses africanos y con China son mejores que hace cuatro a?os. Hemos demostrado a las naciones que despertaban, las nuevas naciones del mundo, que nos interes¨¢bamos por ellas.
Desde el punto de vista estrat¨¦gico hemos contribuido a infundir nueva vida a la OTAN, estamos preparando a las fuerzas de intervenci¨®n r¨¢pida y hemos incrementado en t¨¦rminos reales nuestros gastos militares. En resumen, hemos empezado a corregir las tendencias negativas que eran tan evidentes antes de la llegada de Jimmy Carter a la Casa Blanca.
P. Sin embargo, sus aliados refunfu?an. En cierta medida, rechazan el liderazgo norteamericano porque se quejan de la inconstancia de Estados Unidos. Hay quienes dicen que al principio, el presidente Carter se comport¨® como un boy-scout y que ahora quiere hacer el papel de cowboy.
R. La mayor¨ªa de las personas inteligentes saben muy bien que las generalizaciones demasiado f¨¢ciles nunca dan una imagen exacta de la realidad. Al final del mandato de Nixon y Kissinger, el clich¨¦ de moda era que la pol¨ªtica exterior de Estados Unidos se basaba en la mentira y la duplicidad. Ahora el clich¨¦ es la fluctuaci¨®n y la falta de constancia. Creo que la verdad es infinitamente m¨¢s compleja. Hemos conseguido celebrar unos nuevos tratados sobre el canal de Panam¨¢. Hemos obtenido la firma del primer acuerdo de la historia entre Israel y un Estado ¨¢rabe. Tenemos en nuestro haber la normalizaci¨®n con China, y en la actualidad nuestras relaciones con Pek¨ªn atraviesan por un per¨ªodo de expansi¨®n. Hemos reforzado la OTAN, y ahora hacemos frente a la agresi¨®n sovi¨¦tica en Afganist¨¢n. Espero que nuestros aliados, en lugar de refunfu?ar y de criticar, se muestren m¨¢s cooperativos para contribuir a superar los graves problemas estrat¨¦gicos con que nos enfrentamos.
P. Surgen dos cuestiones en relaci¨®n con las sanciones contra Ir¨¢n. ?Qu¨¦ esperan ustedes de sus aliados y cu¨¢ndo?
R. Creo que los aliados han escogido el camino acertado, y nos sentimos satisfechos.
P. Si se recurre a medidas militares, a un bloqueo naval, ?no cree usted que ser¨ªa peor el remedio que la enfermedad? ?No seria eso empujar a los iran¨ªes a los brazos de los sovi¨¦ticos?
R. No creo que me corresponda a m¨ª entregarme a especulaciones sobre las medidas militares.
P. De todos modos, la econom¨ªa iran¨ª ya est¨¢ hundida. ?Qu¨¦ les induce a creer que las sanciones puedan tener efecto positivo?
R. Las sanciones obligar¨¢n a los dirigentes iran¨ªes a tomar conciencia de las consecuencias que el ostracismo internacional tiene para su pa¨ªs. Pero esta vez, de manera urgente. El hecho de que Ir¨¢n se haya puesto fuera de la ley no s¨®lo redundar¨¢ en su aislamiento frente al exterior. El pa¨ªs se ha hecho tan vulnerable que corre el riesgo de que los extremistas prosovi¨¦ticos se hagan con el poder. A buen seguro los dirigentes iran¨ªes, que son responsables y patriotas, no querr¨¢n que su pa¨ªs se desintegre. Sin duda no querr¨¢n que caiga bajo el dominio de Mosc¨², que acabe como otro Aserbaiy¨¢n sovi¨¦tico.
Ir¨¢n, entre EE UU y la URSS
P. Si, a consecuencia de las sanciones, los dirigentes de Teher¨¢n quedan incomunicados con el mundo occidental, ?no cree usted que jugar¨¢n la carta de Mosc¨². ?No cree usted, y vuelvo sobre lo que antes le preguntaba, que se vaya a arrojar a los iran¨ªes en brazos de los sovi¨¦ticos?
R. No, porque las sanci¨®n obligar¨¢n a aquellos iran¨ªes que no quieran verse sometidos a la dominaci¨®n sovi¨¦tica a enfrentarse con ciertas realidades. Debido a la par¨¢lisis pol¨ªtica en que se encuentra sumido Ir¨¢n, nadie se enfrenta con esas realidades. Con que los norteamericanos aguarden sin hacer nada no se minimiza el peligro. Mientras tanto, la desintegraci¨®n contin¨²a sin dejar de crear unas condiciones cada vez m¨¢s favorables para la conquista del poder por elementos de la izquierda.
P. Los aliados parecen encontrarse en una situaci¨®n desfavorable por partida doble: por un lado el Gobierno norteamericano les pide que paguen el precio de los errores que ¨¦l mismo ha cometido, por otro, se les exigen sacrificios m¨¢ gravosos que los que impone Estados Unidos, debido a que Europa y Jap¨®n dependen en mucha mayor medida del petr¨®leo iran¨ª.
R. Precisamente por esa raz¨®n tan importante que los aliados hagan causa com¨²n con nosotros y que respondan no s¨®lo a los problemas inmediatos que nos plantea la detenci¨®n de cincuenta rehenes sino tambi¨¦n a los problema estrat¨¦gicos infinitamente m¨¢s amplios que representan la crisis de Ir¨¢n y la invasi¨®n de Afganist¨¢n por los sovi¨¦ticos. Precisamente por depender Europa de manera tan estrecha de esa regi¨®n para su aprovisionamiento energ¨¦tico nos vemos obligados a dar una respuesta colectiva.
A largo plazo, Europa se encuentra m¨¢s directamente afectada que nosotros.
P. En estos ¨²ltimos meses, Estados Unidos parece haberse curado del s¨ªndrome de Vietnam. La opi ni¨®n norteamericana ha despertado. Pero ?qu¨¦ medidas efectivas puede mostrar su Gobierno?
R. Las iniciativas que hemos tomado frente a Mosc¨², a partir de la invasi¨®n de Afganist¨¢n, son actos bien significativos. Y aunque esas medidas representen verdaderos sacrificios para ¨¦l, cuentan con el apoyo del pueblo norteamericano. Adem¨¢s, estamos tomando una serie de iniciativas para mejorar nuestra posici¨®n estrat¨¦gica, tanto si se trata de un replanteamiento militar como de la adquisici¨®n de los medios necesarios para proyectar mejor nuestras fuerzas a distancia, o tambi¨¦n de estrechar los v¨ªnculos militares con algunos pa¨ªses clave de esa zona; todo esto representa un abanico de acciones concretas que cuentan con el apoyo del pueblo norteamericano y del Congreso de Estados Unidos.
P. ?Qu¨¦ queda entonces de la c¨¦lebre doctrina Carter? Pakist¨¢n, que estaba destinado a desempe?ar un papel esencial en ese nuevo marco de seguridad, se ha permitido el lujo de rechazar la ayuda norteamericana.
R. Pakist¨¢n no ha rechazado nuestra ayuda. Lo que ha hecho ha sido pedir m¨¢s de lo que est¨¢bamos dispuestos a ofrecerle. Como no hemos querido darles todo lo que nos ped¨ªan, los paquistan¨ªes han preferido levantar sus primeras l¨ªneas de defensa estrechando su colaboraci¨®n con otros pa¨ªses isl¨¢micos. Seguimos trabajando con varios Gobiernos occidentales con vistas a suministrar asistencia complementaria a Pakist¨¢n. Y permanecemos fieles al tratado de seguridad que nos une a Islamabad desde 1959.
Por consiguiente, si bien no hemos podido suministrar tanta ayuda como se nos ped¨ªa, estamos satisfechos de nuestras relaciones con Pakist¨¢n.
La aventura sovi¨¦tica
P. Hay quienes dicen que han sido las vacilaciones norteamericanas en otras crisis, por ejemplo, en Africa, lo que ha impulsado a los sovi¨¦ticos a intentar la aventura.
R. En aquella ¨¦poca eran precisamente los pa¨ªses europeos los que insist¨ªan para que Estados Unidos no reaccionase de manera m¨¢s decisiva en Etiop¨ªa o en otros puntos de Africa. Es lo que ha ocurrido con Francia, con Gran Breta?a, con Alemania Federal.
P. Los aliados, en general, y los europeos, en particular, insisten sobre la necesidad de proceder a una divisi¨®n del trabajo, frente a Mosc¨², entre Estados Unidos y sus socios, en la que cada cual actuar¨ªa de acuerdo con sus medios. A su juicio, ?se trata de un argumento v¨¢lido o tan s¨®lo de un pretexto?
R. El argumento es v¨¢lido si queda claramente definido. Reconocemos el papel singular que ha desempe?ado Francia al ayudar a restablecer la paz y la estabilidad en Zaire. Reconocemos el car¨¢cter espec¨ªfico de Alemania Occidental y la acci¨®n constructiva que ha realizado con su pol¨ªtica de apertura al Este. Hemos apreciado la persistencia de Gran Breta?a en unas negociaciones que, a la postre, han desembocado en la independencia de Zimbabue. Reconocemos el papel beneficioso de Jap¨®n en Asia. En ese sentido, el argumento es v¨¢lido.
Por el contrario, se tratar¨ªa de una concepci¨®n fundamentalmente viciada si la divisi¨®n del trabajo significara que mientras Estados Unidos enarbolan el palo los europeos acuden a Mosc¨² a llevar la zanahoria.
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