Hassan II afirma que cuando Espa?a recupere Gibraltar Marruecos recobrar¨¢ Ceuta y Melilla
?Espa?a trabaja para Marruecos cuando reivindica Gibraltar, porque si recupera el Pe?¨®n, nosotros recuperaremos Ceuta y Melilla? seg¨²n dijo el lunes pasado el rey Hassan II a un grupo seleccionado de periodistas ¨¢rabes, reafirmando as¨ª una postura ya conocida sobre este contencioso pendiente entre Rabat y Madrid. Esta afirmaci¨®n, matizada con el sabido argumento geoestrat¨¦gico de que ?un solo Estado no puede dominar las dos orillas del Estrecho? porque ello es ?inaceptable en el balance de fuerzas internacional y para la navegaci¨®n en el Mediterr¨¢neo? no es ninguna novedad en boca del soberano marroqu¨ª.
Las reservas de Marruecos con respecto a los pe?ones y las plazas citadas son contempor¨¢neas de las negociaciones para poner fin al ?protectorado? que culminaron con la independencia de 1956. Aunque la postura marroqu¨ª de condicionar la reivindicaci¨®n de estas ciudades a que Espa?a recuperase Gibraltar, es relativamente reciente, los partidos pol¨ªticos y el Gobierno siempre sostuvieron la ?marroquinidad? de aqu¨¦llas.No hay, pues, sorpresa en el hecho de que el m¨¢ximo portavoz de Marruecos reafirme sus posturas, pero s¨ª puede preocupar la evoluci¨®n que ¨¦stas pueden adquirir, dada la dificil situaci¨®n del pa¨ªs vecino en el Sahara, y un extra?o entorno que comienza a esbozarse.
La hostilidad y beligerancia observada alternativamente en Rabat y Madrid con motivo de negocios relativamente peque?os, como la pesca o las con trapartidas solicitadas a cambio por los marroqu¨ªes, contrastan con la serenidad con que otros pa¨ªses, como Francia o Estados Unidos, por ejemplo, cierran tratos mucho m¨¢s significativos.
Todav¨ªa no se ha planteado formalmente el contencioso inevitable de Ceuta y Melilla, el m¨¢s importante y problem¨¢tico que Espa?a tendr¨¢ que afrontar con Marruecos, y ya ha surgido un supuesto ?movimiento de liberaci¨®n? que, de momento, llena de pintadas las paredes de Ceuta, y han sido bloqueadas por las autoridades de Rabat todas las importaciones procedentes de ambas ciudades espa?olas, en una evidente contradicci¨®n con el ?esp¨ªritu de colaboraci¨®n? que el rey Hassan II ped¨ªa a los habitantes de aquellas ciudades en su aludida conferencia de prensa. Estas restricciones perjudican al comercio ceut¨ª y melillense, pero tambi¨¦n al de las regiones vecinas del reino.
Al pedir a los espa?oles que ?contin¨²en trabajando por el engrandecimiento de Ceuta y Melilla?, Hassan II olvida que ya lo hacen, y que el propio Gobierno, tan s¨®lo en los aeropuertos de ambas ciudades y en el ensanche del puerto de Ceuta, ha invertido 3.000 millones de pesetas que, de acuerdo con la l¨®gica del monarca, deben revertir tarde o temprano a Marruecos.
Cuando el rey Hassan II dec¨ªa inesperadamente hace unos d¨ªas, a su salida del El¨ªseo, que ?Espa?a es culpable en gran medida de la sangre que se derrama en el Sahara?, estaba en realidad, m¨¢s que ofendiendo, sugiriendo anticipadamente que el conflicto del Sahara puede condicionar las circunstancias en que pueden resolverse los contenciosos con Rabat.
Su aspiraci¨®n de ver construido un t¨²nel bajo el estrecho de Gibraltar, como testimonio de lo cual acaba de adscribir a su Gabinete personal a uno de los ingenieros m¨¢s prominentes del reino, requiere la colaboraci¨®n de Espa?a y, evidentemente, un clima sereno en las relaciones entre Madrid y Rabat.
El t¨²nel apunta hacia la colaboraci¨®n y el entendimiento, pero Marruecos juega hoy una partida contra reloj en el conflicto del Sahara, de inciertas perspectivas. Entre todas las tentaciones, la de reanimar a los estamentos que pueden salir maltrechos en la guerra, militar o pol¨ªtica, con una ?movilizaci¨®n anticolonialista? podr¨ªa prevalecer.
Los habitantes de Ceuta y Melilla deber¨ªan ser los primeros interesados en que el problema se plantee pronto y en t¨¦rminos diplom¨¢ticos. Los que han vivido all¨ª durante generaciones, m¨¢s que los que acudieron atra¨ªdos por el puerto franco o el contrabando, son los que pueden resultar perjudicados, una vez m¨¢s.
Ellos deber¨ªan saber mejor que nadie c¨®mo piensan los distintos sectores pol¨ªticos de Marruecos. El Gobierno puede crear un enfrentamiento con Espa?a si fuese necesario compensar de alguna manera su pol¨ªtica en el Sahara. De no ser as¨ª, negociar con ¨¦l, teniendo en cuenta y haciendo valer todos los proyectos que pueden ser comunes en la paz, no deber¨ªa presentar mayor dificultad.
Los comunistas marroqu¨ªes, que parecen pagar con Espa?a en general todos sus problemas de familia con los comunistas espa?oles, son, hoy por hoy, los que reclaman una actitud m¨¢s intransigente, lindando la cruzada anticolonialista.
Los socialistas que dirige Abderrahim Buabid, son quiz¨¢ los ¨²nicos que se han propuesto enfrentar este ineludible conflicto con propuestas concretas. Ellos han hablado de soberan¨ªa temporalmente compartida, de doble nacionalidad y de opci¨®n por la nacionalidad marroqu¨ª.
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